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Cumbre en La Habana

Chávez llega a Cuba para recibir de Castro el testigo de líder del Tercer Mundo

El presidente venezolano protagoniza la cumbre del Movimiento de los No Alineados

Fidel Castro confesó al diputado y escritor argentino Miguel Bonasso, a quien recibió en su habitación de convaleciente, que aceleró la revisión del libro Cien horas con Fidel, del periodista Ignacio Ramonet, a mediados de junio, porque temió morir antes de concluir la tarea. "Quería terminarlo porque no sabía de qué tiempo dispondría". El tiempo de Castro se agota; tiene 80 años y su recuperación será lenta, pero parece haber encontrado a quien habrá de retomar su cruzada ideológica y contra EE UU en los foros internacionales: Hugo Chávez.

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El presidente de Venezuela venera al líder cubano. "Chávez ha ido creando un modelo indestructible. No es portador de un socialismo extremo, sino realista", comentó Castro a Bonasso, durante su reunión. "Ha desarrollado programas sociales que no tienen paralelo en el mundo y que lo convierten en un líder imbatible". Ayer, Castro recibió a Chávez durante dos horas, según un vídeo de tres minutos emitido por la televisión cubana en el que se le vio aún frágil y muy delgado. El presidente venezolano, contrariamente, afirmó que Castro se encuentra muy bien, que el líder cubano le cantó una canción y que "está casi-casi como para jugar al béisbol".

La presencia de Chávez en la 14ª Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), que reúne desde hoy en La Habana a más de 50 jefes de Estado y de Gobierno del Tercer Mundo, era una de las más esperadas porque, convaleciente Fidel Castro, el gobernante venezolano se ha convertido en uno de los principales protagonistas: el petróleo sigue caro, su activismo internacional es intenso, sus declaraciones antiimperialistas son contundentes, y a través de él se conocerán nuevos detalles sobre la salud de Castro, que ha recuperado ocho de los 16 kilos perdidos en el posoperatorio.

La entrevista con Bonasso, publicada en el diario Página 12 de Buenos Aires, sirvió para conocer que la intervención quirúrgica fue efectuada el 27 de julio, horas después de su segundo discurso, en la ciudad de Holguín, con motivo de los actos conmemorativos del Asalto al Cuartel Moncada. La delegación de poder en su hermano Raúl, de 75 años, fue difundida el 31 de julio, cuatro días después. Todo parece indicar que el líder cubano estuvo entre la vida y la muerte, y no se divulgó ninguna información hasta haberse superado los momentos más críticos.

Nada más aterrizar Chávez ayer en La Habana, quedó claro que se ha convertido en el sucesor del internacionalismo revolucionario practicado por Castro desde que conquistó el poder, el primero de enero de 1959, tras derrocar a Fulgencio Batista.

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"El imperio norteamericano está en decadencia", declaró Chávez, y Venezuela quiere relanzar la cooperación sur-sur y "dar un nuevo rostro, un nuevo cuerpo, una nueva alma al movimiento no alienado, que representa la esperanza de los pueblos pobres del planeta".

Tanto Chávez como Castro saben que esta cumbre les brinda una excelente oportunidad para promover sus programas revolucionarios en el Tercer Mundo, con un reparto de papeles evidente: Cuba posee la experiencia y Venezuela el dinero para llevar adelante los programas de cooperación, que constituyen los pilares de la ofensiva de captación de aliados de Caracas y La Habana frente a Washington.

Los discursos de Castro y Chávez son casi intercambiables porque ambos atribuyen la miseria a la depredación ejercida por el mundo industrializado sobre las sociedades pobres de Asia, África y América Latina. Esa oratoria cala hondo entre los sectores sociales más desencantados con la democracia y la economía de mercado.

Hugo Chávez (derecha) y el vicepresidente cubano Carlos Lage, ayer a su llegada al aeropuerto de La Habana.
Hugo Chávez (derecha) y el vicepresidente cubano Carlos Lage, ayer a su llegada al aeropuerto de La Habana.AP

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