Francia, Italia y España exigen más garantías
Los países europeos quieren reglas claras antes de comprometerse a enviar tropas a Líbano
Preocupados por el riesgo que entraña el despliegue de tropas internacionales en el sur de Líbano, los Gobiernos de Francia, Italia y España exigieron ayer a la ONU garantías sobre la naturaleza y el desarrollo de la misión antes de comprometerse a enviar soldados a la zona. "España mantiene intensos contactos con sus principales socios europeos para defender una postura común", informaron fuentes gubernamentales. De la magnitud de la preocupación existente en los países europeos da fe el hecho de que Francia, según el diario Le Monde, llegase a poner en duda su participación en la operación e incluso barajase la posibilidad de enviar únicamente un contingente simbólico a Líbano.
El presidente francés, Jacques Chirac, trató de calmar la situación y, tras conversar con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, anunció el envío inmediato de 200 soldados para reforzar a la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL). Francia -antigua potencia colonial en Líbano- es el país que debería encabezar la misión, cuyo objetivo será garantizar el alto el fuego decretado por la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Las fuentes gubernamentales españolas citaron, entre los países europeos que han coordinado su posición, a Francia e Italia, que deberían aportar el mayor número de efectivos, pero también a Alemania, que está dispuesta a contribuir a labores de vigilancia costera, aunque no con tropas sobre el terreno, según anunció ayer la canciller, Angela Merkel.
Uno de los principales problemas es que nadie desea asumir el papel de desarmar a Hezbolá, que controla amplias zonas del país. El objetivo de los cuatro países, agregaron las mismas fuentes, es obtener "garantías claras y un mandato preciso" para la fuerza de interposición. Los responsables españoles no ocultan su preferencia por "un nuevo mandato", distinto del que, desde 1978, da sustento a la misión de la FINUL. El Consejo de Seguridad ha expresado su propósito de considerar en una resolución posterior una revisión del mandato de la fuerza, pero no ha dado fecha. La negociación de una nueva resolución demoraría el despliegue de las tropas.
A las dudas expresadas el miércoles por la ministra de Defensa francesa, Michelle Alliot-Marie, se sumaron las de su homólogo italiano, Arturo Parisi -que el fin de semana anunció la disponibilidad de su país para enviar entre 2.000 y 3.000 soldados-. Parisi puntualizó ayer que Italia no enviará tropas hasta que la ONU clarifique los detalles, entre ellos, el papel respecto a Hezbolá. La secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, aclaró en una entrevista publicada por USA Today que las funciones de la fuerza no incluirán el desarme de la milicia, que dependerá del Gobierno libanés, sino el hacer respetar el embargo de armas decretado por la ONU.
Pese a las reticencias de los distintos gobiernos, el secretario general adjunto de la ONU, Mark Malloch Brown, consideró ayer que hay una base "razonable" para trabajar en el envío de una avanzadilla de 3.500 soldados a Líbano en 10 días para reforzar el contingente de FINUL, al término de la reunión celebrada en la sede de Nueva York para aclarar las dudas de los países. "No es un secreto que esperábamos más" de Francia en esta fase, afirmó, en referencia al anuncio de Chirac del envío de 200 soldados. Pero sus temores de que la decisión francesa hiciera sombra durante la reunión no se materializaron, y "no impidió que otros países hicieran ofertas", informa Sandro Pozzi. De momento, han hablado 23 países: un tercio expresó sus intenciones de contribuir a la fuerza, otro tercio pidió detalles y el tercio restante dijo que estaba dispuesto pero no en condiciones de hacer ofertas aún.
En una primera reunión del Ejecutivo libanés, Hezbolá dijo al resto de los ministros (tiene dos en el Gabinete) que, de momento, no tiene intención alguna de desarmarse. Según el diario israelí Haaretz, el pacto alcanzado en ese encuentro ministerial consiste en que los milicianos de Hezbolá no exhibirán armas en público y facilitarán el despliegue de 15.000 soldados del Ejército libanés, que ayer comenzó al sur del río Litani.
El éxito de ese despliegue libanés depende del envío de una fuerza internacional fuerte, que le sirva de apoyo y evite una reanudación de las hostilidades entre Israel y Hezbolá. La oferta de Chirac de mandar urgentemente 200 soldados, que se sumarían a los 200 franceses que ya están en FINUL, tiene dos objetivos, además de apoyar al débil Ejército libanés: disipar los temores israelíes y confirmar su compromiso con el futuro despliegue de militares extranjeros.
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