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Guerra en Oriente Próximo

Israel avanza antes del alto el fuego

El Ejército aprovecha las horas previas al cese de combates para expulsar a Hezbolá del sur de Líbano

Al alba, cuando aún resonaba el eco de las palabras de paz en la ONU, retumbaron de nuevo los cañones israelíes para proteger el avance militar en Líbano. El primer ministro, Ehud Olmert, expresó su satisfacción por la resolución del Consejo de Seguridad para detener la guerra, pero el jefe del Estado Mayor, general Dan Halutz, afirmó que no se detendría hasta que su Gobierno lo ordenase. Ya de madrugada, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, aseguraba que Israel y Líbano acordaron cesar hostilidades a las ocho de la mañana del lunes, hora local. Mientras el Tsahal triplicaba sus fuerzas en liza y avanzaba para controlar el sur de Líbano, Hezbolá anunciaba que aceptará el alto el fuego.

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Olmert presentará hoy a sus ministros, en la reunión semanal del Gabinete, el texto de la resolución adoptada por el Consejo de Seguridad. Su aprobación se da por descontada, y más tras el anuncio de Kofi Annan.

Mientras tanto, los militares quisieron aprovechar las últimas horas de ofensiva para mover sus tropas lo máximo posible en el interior de Líbano. El general Dan Halutz reconoció que desde el miércoles se "ha triplicado el número de efectivos" y que en los días que restan "las fuerzas de tierra que operan en Líbano, con apoyo simultáneo de la aviación en algunos puntos, proseguirán su marcha sobre los objetivos operacionales previstos".

Horas después de sus palabras, fuentes militares indicaban que las tropas, amparadas en un intenso fuego artillero, habían alcanzado la orilla del río Litani y habían dado muerte a 40 milicianos de Hezbolá. La radio libanesa anunciaba la muerte de al menos 19 civiles a causa de los bombardeos de la aviación. Las tropas israelíes sufrieron la pérdida de al menos 11 soldados, y otros 100 resultaron heridos. Además, la milicia chií derribó un helicóptero que transportaba refuerzos a la ciudad fronteriza de Yater, 16 kilómetros al sureste de Tiro. Según Hezbolá, "cinco sionistas" murieron en la aeronave. El Ejército israelí confirmó el derribo del helicóptero, pero no dio más detalles.

El Ejército presionó al Gobierno para ampliar la ofensiva hasta la orilla del Litani, 32 kilómetros tierra adentro de Líbano, lo que le permitiría empujar a la mayoría de los milicianos de Hezbolá al otro lado del río y reduciría el radio de acción de sus cohetes, que machacan el norte de Israel. Después de encendidos debates, el Gobierno aceptó el miércoles ampliar la ofensiva, pero el visto bueno para ponerla en práctica sólo lo dio el viernes por la tarde. Para entonces, miles de nuevos reservistas ya habían sido llevados a la frontera, y centenares de tanques y excavadoras se sumaban a los que ya estaban en el interior del vecino país.

Desde la carretera que, a la altura de Menara, pasa a escasos metros de la frontera, se avistaba el pueblo de Mis el Yabel, donde días atrás hubo fuertes combates, pero ayer los blindados lo dejaban de lado para avanzar hacia el interior de Líbano. Toda la colina reflejaba la desolación de la guerra con su paisaje de árboles abrasados. El aire olía aún a quemado por la cuarentena de cohetes lanzados por Hezbolá, que tampoco ha querido desaprovechar las últimas horas de combate para demostrar que sigue activa y capaz de infligir daño a Israel. Cuatro de los cohetes cayeron en la castigada Kyriat Shmona, destruyeron parcialmente una casa e hirieron a dos personas. Según la televisión israelí, otros cayeron en el puerto de Haifa y en las ciudades de Carmiel y Maalot, causando tres heridos.

Halutz, que convocó a la prensa a la base de Filón, unos 40 kilómetros al sur de Kyriat Shmona, señaló que no habrá retirada hasta que, pasada al menos una semana, la ONU certifique que se cumple el alto el fuego y comiencen a entrar las fuerzas internacionales y los soldados libaneses. Israel ha dejado claro que no permitirá que se cree en la zona un vacío de poder que pueda ser utilizado por Hezbolá para ocupar posiciones perdidas. "No volveremos a la situación anterior", sostiene el portavoz de la reserva, teniente coronel Olivier Rapowitz. Esto supone que la tensión será máxima esos días. Los dos enemigos estarán con las espadas en alto a escasos metros de distancia uno de otro, pero no podrán atacarse, al menos si su promesa de respetar el alto el fuego no queda en papel mojado.

Un soldado israelí comprueba su armamento antes de iniciar la marcha hacia el interior de Líbano desde la frontera norte de Israel.
Un soldado israelí comprueba su armamento antes de iniciar la marcha hacia el interior de Líbano desde la frontera norte de Israel.AP

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