_
_
_
_

Agnès Varda lamenta perder la capacidad de fotografiar

Elisa Silió

La casi octogenaria cineasta y fotógrafa belga Agnès Varda (Bruselas, 1928) está convencida de haber perdido "la capacidad de tirar una foto en el momento justo", pero Madrid recuerda en una exposición sus instantáneas pasadas, y París, las actuales. PHotoEspaña la dedica la muestra DE-CI DE-LÀ, photographies d'Agnès Varda, abierta hasta el 20 de julio en la Filmoteca Española; y la Fundación Cartier

en L'île et elle exhibe hasta octubre sus videoinstalaciones. "Me gustan los vídeos porque permiten menos narración y más imaginación, y requieren del espectador una mayor paciencia, pero también una mayor libertad", contó Varda en Madrid.

De fuerte carácter, Varda pone pegas a hablar de su cine -"mi misión es hacerlo en pantalla", dice- y, pese a su edad, mantiene su curiosidad por un Madrid que hace tiempo no visita. Pide una horchata, de la que recuerda su "regusto a almendras", y en su paseo por el multiétnico Lavapiés hace por entablar conversación con unos chinos que llaman su atención. Ya no es conocida como la madre de la nouvelle vague (Cleo de cinco a siete, La felicidad o Las criaturas), sino que se ha convertido en casi un gurú para los simpatizantes del movimiento antiglobalizador, seducidos por sus documentales

Los espigadores y la espigadora (2000) y Dos años después (2002)

en los que denuncia el consumismo. Unos fans que acuden ahora en masa a las proyecciones de su filmografía, programada en el Cine Doré hasta el 19 de julio.

Reflexión

"Nunca pensé que hubiese gente que conociese y apreciara mi obra, pero por suerte hay un público marginal al que interesa este cine más que Hollywood y su Titanic. Un pequeño margen que resulta esperanzador", sostiene.

"Mis propuestas se dirigen a todo el mundo, porque los problemas de un planeta cada vez más globalizado nos afectan a todos. No hay edad para la reflexión"

argumenta la realizadora, agasajada con patatas y cojines para sus instalaciones.

DE-CI DE-LÀ recopila fotografías que retratan el encanto de las calles de París y Marsella; la ingenuidad infantil en el régimen comunista chino; el movimiento hippy en California en 1968; un omnipresente Fidel Castro en la vida de los cubanos y un Portugal a medio camino entre el progreso y el subdesarrollo. Clichés muy distintos a sus imágenes y filmes contemporáneos en los que aparecen objetos, partes del cuerpo o sus mascotas. Su torpeza, asegura, es la culpable: "Un día la cámara rodó y terminé fotografiando mis manos. Entonces empecé a verlas como un paisaje. Otro día yendo en coche no cerré la cámara y grabé la tela del pantalón, y otro, tras entrevistar a unos viñateros, no la apagué. Así que al montador le dije: 'Todo eso fuera'. Pero cuando en el monitor vi un botón bailando con el movimiento de la cámara, pedí un CD de jazz y descubrí que, con música, resultaba estupendo".

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_