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La cumbre Unión Europea-EE UU

Washington emplaza a Irán a que responda a la oferta nuclear de las grandes potencias

El presidente Ahmadineyad anuncia que no revelará su posición hasta mediados de agosto

Las encarriladas negociaciones nucleares con el régimen de Teherán sufrieron ayer un nuevo traspié. El presidente estadounidense, George W. Bush, mostró su descontento ante el anuncio de Irán de esperar hasta mediados de agosto antes de dar respuesta a la oferta lanzada por los miembros del Consejo de Seguridad además de Alemania para poner fin a las ambiciones nucleares del Gobierno de Mahmud Ahmadineyad. "Es un plazo terriblemente largo para una respuesta", consideró Bush al tiempo que recordó que él esperaba que la decisión se produjera en "semanas, no meses".

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Mientras Irán insiste en que ejercita un derecho legítimo a enriquecer uranio, la comunidad internacional desconfía de los planes de Teherán y considera que constituyen un paso definitivo en el rearme atómico.

La semana pasada, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad consideró la oferta de las potencias internacionales -Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia- "un paso adelante" y prometió, durante su visita a China, analizarla "cuidadosamente". Adelantó sin embargo que Irán expondría su posición "en el momento debido". Ayer, el líder ultraconservador hizo público ese momento. "Estudiaremos la oferta y, si Dios quiere, haremos pública nuestra opinión a finales del mes de Mordad

[22 de agosto, según el calendario iraní]", anunció el presidente iraní en un mensaje televisado.

Los líderes europeos también secundaron al presidente estadounidense para el plazo autoimpuesto de Teherán. Austria, país que preside este semestre la Unión Europea advirtió por boca de su canciller, que "no deberíamos jugar con el tiempo". "Llevamos meses negociando esto. Es el momento adecuado para que Irán acepte esta oferta", agregó Schüssel, quien animó a Ahmadineyad a "tomar la opción adecuada" y felicitó a los socios estadounidenses por posicionarse finalmente del lado de los europeos en las negociaciones nucleares iraníes.

El "frente diplomático común", como llamó Bush a la alianza entre Washington y Bruselas para hacer frente al desafío iraní, dejó ayer plasmadas sus intenciones en las conclusiones finales de la cumbre, en las que Estados Unidos dice estar preparado para "sumarse a las negociaciones siempre que Irán ponga fin por completo al enriquecimiento de uranio y a todas las actividades relacionadas tal como exige el Organismo Internacional para la Energía Atómica".

Asimismo, el texto adoptado establece que "si Irán decide no comprometerse en las negociaciones, se adoptarán otros pasos en el Consejo de Seguridad". La alusión a las sanciones de Naciones Unidas había sido verbalizada la víspera por el consejero de seguridad norteamericano, Stephen Hadley. "Acudiremos al Consejo de Seguridad de la ONU si Irán no acepta la oferta de las grandes potencias", dijo Hadley.

La oferta que el alto representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, Javier Solana, puso sobre la mesa en nombre de la comunidad internacional a principios de mes consiste en un paquete de incentivos con los que pretenden disuadir a Teherán de seguir adelante con su programa de enriquecimiento de uranio. A los iraníes les ofrecen tecnología nuclear y apoyo para su ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC) a cambio de que pongan fin a la producción de combustible nuclear. Las potencias internacionales esperaban una respuesta iraní para finales de junio, antes de la reunión de ministros de Exteriores del G-8 en Moscú.

Relación con Rusia

La energía en relación con Rusia fue precisamente otro de los grandes temas de la cumbre que reunió a Estados Unidos y a la Unión Europea, las dos potencias que consumen un 40% de los recursos energéticos en el planeta, y evitaron mencionar a Rusia, a pesar de que Washington trató de presionar hasta el final para dejar por escrito una mención a Moscú en oposición al frente común transatlántico, iniciativa que los europeos lograron finalmente evitar. Las necesidades energéticas han obligado a la Unión a buscar en los últimos tiempos una alianza privilegiada con Rusia, un país suministrador.

"Tenemos que diversificar nuestras fuentes de energía, más allá del petróleo, y la mejor manera de hacerlo es con nuevas tecnologías", dijo el presidente George W. Bush quien se mostró partidario de compartir los avances tecnológicos son sus socios europeos. Esta alianza quedó reflejada en las conclusiones de la cumbre, donde por primera vez aparece mencionado el cambio climático.

Bush (izquierda), Schüssel (centro) y Barroso, ayer en Viena.
Bush (izquierda), Schüssel (centro) y Barroso, ayer en Viena.ASSOCIATED PRESS

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