Una iniciativa sueca amenaza el acuerdo pesquero Marruecos-UE
Suecia se enfrenta a España por la pesca en aguas del Sáhara
Firmado hace nueve meses, el acuerdo pesquero entre la Unión Europea y Marruecos no ha entrado aún en vigor. Suecia, con el respaldo de otros cuatro países (Dinamarca, Irlanda, Reino Unido y Países Bajos), está empeñada en que la UE inste a Marruecos a dedicar los ingresos de la pesca en aguas del Sáhara Occidental a los saharauis. España y Francia se oponen a ello porque hace peligrar el acuerdo.
El acuerdo pesquero cerrado en julio equivale a la cuarta parte del que estuvo en vigor hasta 1999. Otorga 119 licencias, de las que 95 corresponderían a España, en aguas marroquíes y del Sáhara a cambio de 144 millones de euros.
Antes de que se cerrase, Suecia intentó en vano introducir un párrafo señalando que la inclusión de las aguas saharianas no prejuzga el estatuto del territorio que Marruecos controla desde 1975. España se opuso a ello.
En vísperas de la reunión ministerial sobre el acuerdo de asociación entre la UE y Rabat, en noviembre, el embajador sueco Sven-Olof Petersson volvió a la carga. Se esforzó sin éxito en que el comunicado incluyese una mención al derecho a la autodeterminación.
Convencidos, acaso, de que a la tercera va la vencida, los suecos presentan ahora un informe sobre el Sáhara de su Ministerio de Exteriores que contradice los argumentos de los servicios jurídicos de las tres instituciones europeas.
El documento recoge el dictamen de Hans Correll, secretario general adjunto de la ONU, quien sostuvo en 2002 que la presencia marroquí en el Sáhara carece de base legal y que la explotación de los recursos de la ex colonia española sólo puede hacerse en beneficio de su población. Recordaba que EE UU excluyó al Sáhara de su acuerdo de libre comercio con Marruecos.
En consecuencia, Estocolmo pide que el acuerdo no obtenga el visto bueno del Consejo de Ministros sin que éste haga antes una declaración insistiendo en que los ingresos de la pesca en el Sáhara deben ser revertidos a su población y encargando a la Comisión Europea de velar por su cumplimiento.
Consultada hace cinco días, la Dirección de Comunicación de Asuntos Exteriores no ha explicado a este periódico la posición española ante esta exigencia sueca que será debatida de nuevo mañana en la reunión de embajadores comunitarios en Bruselas.
Diplomáticos españoles en Bruselas tachan, sin embargo, de "cicatera" la actitud de Suecia, Dinamarca, etcétera. Son países, subrayan, a los que no les corresponde ninguna cuota de pesca pero que deberán sufragar a Rabat a través del presupuesto comunitario.
El rechazo español al planteamiento escandinavo quedó también de manifiesto durante la visita que, el lunes, hizo a Copenhague el ministro Miguel Ángel Moratinos para reunirse con su homólogo Per Stig Moller. Aunque el asunto a tratar fue la alianza de civilizaciones, Moratinos aprovechó para mostrar su pesar por las intenciones suecas.
Rabat sigue de cerca este debate en Bruselas. En conversaciones informales, sus diplomáticos dan a entender que la declaración que propugna Suecia podría ser interpretada como una intromisión en sus asuntos internos y que podría denunciar el acuerdo pesquero.
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