_
_
_
_
COLUMNISTAS
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La libertad y el profesor Arribas

Almudena Grandes

El profesor Arribas leyó ese libro por casualidad. El fin de semana anterior había ido a Granada a conocer a su tercer sobrino, un niño moreno y menudo que era el primer hijo de su hermana pequeña. Entre los regalos que sus padres habían recibido para él estaba aquel tomo de título inmenso y aspecto antiguo; una edición bonita, rara, incompatible en apariencia con los jerséis hechos a mano, y las vajillas con animalitos de colores, y los peluches suaves, y las cajas de música que se amontonaban sobre una mesa, en la habitación del recién nacido. "¿Y esto?", preguntó. "Es un libro", le dijo su cuñado. "Ya lo veo", contestó él. "Sí, nos lo ha regalado el Ayuntamiento". "¿El Ayuntamiento?". "Sí", insistió su hermana, "se lo van a regalar a todos los niños que nazcan este año en la ciudad".

"Un hombre sabio, un hombre decente y clarividente había escrito aquel libro"

Qué raro, pensó el profesor Arribas, pasando los dedos sobre la tapa, abriéndolo para hacer correr las hojas y respirar el aroma de las páginas nuevas, mirando los créditos para descubrir que era un facsímil de un libro antiguo. No había leído nada de aquel escritor, y estaba seguro de que su hermana y su marido tampoco lo habían leído. No creía que hubiera muchas posibilidades de que lo hicieran, y por eso se atrevió a preguntar: "¿Puedo llevármelo?". "Sí, claro", el padre del propietario contestó rápidamente, en el tono de las cosas que no tienen importancia, pero su mujer le corrigió enseguida. "No sé", dijo, "a mí me gustaría guardarlo para el niño; cuando sea mayor le hará ilusión tenerlo". "Pero si no quiero quedármelo", su hermano mayor, el único lector voraz de la familia, la tranquilizó a tiempo, "sólo leerlo; cuando lo termine os lo devuelvo".

El lunes, al volver de clase, el profesor Arribas se hizo una tetera, se la llevó al salón, se sentó en una butaca y empezó a leer. Antes de hacerlo volvió a preguntarse quién se habría atrevido a escribir un libro como aquél, qué clase de escritor se habría sentido capaz de acometer una empresa semejante. Lo descubrió enseguida. Un hombre sabio. Un hombre decente, un hombre clemente, un hombre sensible, un hombre muy inteligente, y tan listo que, mientras lo escribía, había sido capaz de no perder el rumbo, de no ensimismarse en su propia inteligencia. Un hombre bendecido con el don de la clarividencia, la facultad de mirar el mundo y comprender a la perfección lo que ve, y ver tanto, y tan bien, que hace muchos años había sido capaz de ver muy lejos, de verle a él, al profesor Arribas, en la realidad en la que se encontraba, en el mundo en el que vivía, en la encrucijada intelectual y moral a la que le abocaba su condición de ciudadano consciente del precio de su propio bienestar.

El lunes, al volver de clase, el profesor Arribas se leyó el libro de un tirón. Y el martes, a la misma hora, volvió a leérselo. En su segunda lectura, el texto ya no le sorprendió, pero consiguió volver a emocionarle, volver a llamarle por su nombre, volver a comprometerle en algunos conceptos que le pertenecían, que eran suyos aunque él no hubiera llegado a formularlos nunca como tales. El progreso es una conquista frágil, lo que se ha ganado con mucho esfuerzo puede derrumbarse en muy poco tiempo y por procedimientos hasta triviales en apariencia. La libertad no es un valor abstracto, una bella idea que pueda sostenerse en la limpieza impoluta de los márgenes, sino una realidad concreta cuya defensa exige compromisos, decisiones y la responsabilidad de arremangarse, y mancharse las manos, y sudar por ella en una coyuntura histórica determinada. Por eso, al final, el individuo tiene siempre la última palabra, y es tan libre el que ama como el que odia, tan libre quien permanece leal a sus convicciones como quien comete una vileza al traicionarlas. El profesor Arribas ya sabía todo eso, ya lo había pensado, lo había sentido, pero necesitaba leer aquel libro para comprenderlo; llevaba toda la vida necesitándolo aunque ni siquiera se hubiera dado cuenta.

Cuando lo terminó por segunda vez, y sólo entonces, se preocupó por saber más de la vida de aquel hombre, y las piezas del dominó empezaron a caer, una tras otra. España es un país difícil, había pensado siempre el profesor Arribas. Ser de aquí puede resultar una desgracia, pero también, en algunas ocasiones, un privilegio.

El libro que había leído y releído, el libro que volverá a releer sin duda muchas veces más, se llama Historia de la libertad. Su autor, Francisco Ayala.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_