Marbella, aquella milla de oro
Se podría pensar que en Marbella se ha tocado techo. No es cierto. En Marbella la situación es más grave, se ha hundido el techo y se ha derrumbado la estructura. Se cayeron los escasos cimientos democráticos que quedaban en este Ayuntamiento tras quince años de descomposición. Y el problema es que ahora cualquier medida llega tarde. Tarde es una palabra asociada a Marbella. La Justicia actuó con demora; el Gobierno andaluz fue lento; los partidos políticos tardaron en reaccionar; y los marbellíes han necesitado cuatro legislaturas para darse cuenta de que el pestilente olor que desprendía la situación política en esta localidad no era más que la fase inicial del proceso de putrefacción.
Han sido quince años y tres alcaldes: Jesús Gil y Julián Muñoz, ya condenados por la justicia, y ahora Marisol Yagüe, detenida e ingresada desde ayer en los calabozos de la comisaría de Málaga. Han robado dinero a espuertas, aunque haya que decir presuntamente. Han construido 30.000 viviendas ilegales con más de un millar de licencias en contra del PGOU. Aquí no hay que decir presuntamente, porque los pisos están habitados. Y han convertido la localidad en el paradigma de la corrupción política, el transfugismo, el saqueo y la desvergüenza. Marbella ha pasado de tener una privilegiada milla de oro, a convertirse en la ciudad del millar de robos.
En esta localidad se han robado expedientes en los juzgados y hasta un funcionario acabó muerto tras arrojarse por una ventana. Es imposible justificar cómo se ha llegado a este punto. Pero nadie se ha llevado sorpresa alguna. Son 15 años diciendo, cada vez que se conocía una nueva sentencia o un nuevo escándalo, que sólo era la punta del iceberg. Ayer el iceberg nos pilló de lleno: toda la cúpula del equipo de desgobierno de Marbella, el asesor Roca, abogados, empresarios y otra gente de igual calaña. Lo mejor de cada colectivo. Todos salidos de una corporación, integrada por 27 concejales, con 18 ediles imputados en unos 40 procesos judiciales.
En Marbella ya ha habido una moción de censura. No hay ediles suficientes en la oposición para poner otra. El PP pide la disolución que no quiso aprobar cuando gobernaba en Madrid. Y el PSOE dice que lo que ha ocurrido en Marbella justifica su decisión de retirar las competencias urbanísticas en esta localidad. Ya estamos otra vez a punto de llegar tarde.
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