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Reportaje:

Alemania juzga a la mafia nuclear

La justicia alemana abre el proceso contra la red del científico atómico paquistaní Khan

El ingeniero y hombre de negocios alemán de 63 años Gotthard Lerch comparece hoy ante un tribunal en Mannheim acusado de pertenecer a la red del científico atómico paquistaní Abdul Qadir Khan, que abastecía de material nuclear para fabricar la bomba al régimen libio del coronel Muammar el Gaddafi. La red de Khan, en la que están implicados técnicos y hombres de negocios suizos, alemanes, surafricanos y de Sri Lanka, se extendía hasta Malaisia y Suráfrica. Se trata de un auténtico supermercado del terror atómico. El Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) sospecha que, además de a Libia, la red de Khan puede haber vendido tecnología y material nuclear a Irán y Corea del Norte.

La captura del barco alemán 'BBC China' hizo caer todas las fichas del dominó

Nada parecía indicar que la casa en el pueblo suizo de Grabs (6.400 habitantes) que, según su propia definición, "ha conservado su estructura rural y con su sano entorno natural y la bien desarrollada infraestructura ofrece una alta calidad de vida", diese cobijo a una de las piezas clave del mercado negro atómico mundial. La gran casa, situada en una colina, en un paisaje de tarjeta postal y con una entrada decorada con quincalla pequeño burguesa, como un grupo de puercoespines de arcilla, albergaba al ingeniero Lerch. En la orden de busca y captura del 11 de noviembre de 2004, la Fiscalía Federal alemana lo define como una persona "que asume el riesgo de una catástrofe nuclear". Las autoridades helvéticas lo detuvieron el 16 de noviembre de 2004 y en junio del año pasado lo entregaron a Alemania en la ciudad fronteriza de Konstanz. Por eso Lerch se sienta hoy en el banquillo de la Gran Sala de la Criminalidad Económica del tribunal competente en Mannheim, en el Estado federado de Baden-Wurtemberg.

La captura del barco de carga alemán BBC China en el puerto italiano de Taranto en octubre de 2003, lleno de materiales para construir bombas atómicas con destino a Libia, fue la pieza que hizo caer todas las fichas del dominó. Sabuesos policiales y diversos servicios secretos iniciaron una investigación en más de 20 países después de que Libia reconoció sus planes nucleares y aceptó colaborar con el OIEA. La cabeza de lo que el semanario alemán Der Spiegel califica de supermercado del terror era el científico y padre de la bomba atómica paquistaní Abdul Qadir Khan.

La red de Khan, hoy arrestado en su domicilio en Pakistán, contaba con el esrilanqués Buhary Seyed Abu Tahir, una especie de ahijado con el que el jefe llegó a peregrinar a La Meca. Otra figura clave era el ingeniero Lerch, que ya a principios de los noventa estuvo implicado en tráfico de material nuclear sin que entonces se le pudiese probar nada.

Libia reconoció su culpabilidad en el intento de construir la bomba atómica en diciembre de 2003 y se prestó a colaborar con las autoridades internacionales de control. Un acuerdo firmado en marzo de 2004 permitió las inspecciones del OIEA. La red de Khan cayó y sus miembros empezaron a culparse unos a otros. El alemán instalado en Suráfrica Gerhard Wisser, con antecedentes de haber colaborado en el programa nuclear del régimen segregacionista surafricano, enviaba mensajes SMS con el teléfono móvil a sus colaboradores en términos que delataban su pánico: "Nos ha echado de comer a los perros", en referencia a las revelaciones de Libia, o "El pájaro tiene que ser destruido con plumas y todo", que equivalía a ordenar destruir todo sin dejar huellas.

Al ingeniero Lerch se le acusa en Alemania por delitos contra la Ley de Control de Armas y la Ley de Comercio Exterior. Según la acusación, Lerch "formaba parte desde 1999 de una red para abastecer de material al programa de armas atómicas de Libia. Estaba Lerch encargado de la tecnología especial de vacío para la construcción de la llamada ultracentrifugadora de gas que envió a Libia a través de intermediarios en Suráfrica y Malaisia". Esta tecnología permite enriquecer el uranio para producir la bomba atómica.

La acusación contra Lerch le atribuye habercoordinado los aspectos técnicos del programa atómico de Libia. A cambio, recibió 55 millones de marcos (27,5 millones de euros). Lerch no tiene antecedentes penales, pero en 1990 estuvo acusado de colaborar con el programa nuclear paquistaní. Salió absuelto por falta de pruebas. Desde julio de 2005 Lerch se encuentra en prisión preventiva por orden del Tribunal Federal alemán.

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