Una opción con vistas al futuro
Guardar las células de cordón umbilical de un hijo por si éste las necesita en años venideros es, de momento, una apuesta de futuro: si el niño desarrolla una enfermedad genética, sus células no servirán para tratarle. Si no la desarrolla, se habrá producido un gasto sin rendimiento.
Pero hay argumentos para hacerlo. El primero, estar preparados para los posibles avances en las terapias con células madre, de las que la sangre de cordón umbilical es una fuente preciosa. Además, que una pareja guarde en un banco privado las células de su hijo no quiere decir que se vayan a negar a donar al menos una parte si estas células son útiles para otro niño. Hasta ahora, las células de cordón umbilical han servido, sobre todo, para tratar leucemias de familiares. No se ha publicado en ninguna revista científica que se hayan utilizado en el mismo donante, aunque esta posibilidad podría no estar lejos.
La apuesta tiene otra ventaja: permite que los centros privados dispongan de material para investigar. Precisamente la sangre del cordón umbilical es una fuente de células madre muy atractivas para los científicos. No están tan envejecidas como las células madre de adultos, y no tienen los reparos éticos a los que se enfrentan las células madre embrionarias.
Los investigadores esperan obtener de alguno de los tres tipos de células madre (embrionarias, de cordón o adultas) recambios para las enfermedades degenerativas, reconstruir la piel de un quemado, producir las células sanguíneas que se destruyen en algunos tumores o, incluso, crear neuronas para soldar fracturas medulares.
La conservación de células madre de cordón umbilical se realiza mediante congelación en tanques con nitrógeno líquido. Del cordón se obtienen varias muestras, que se analizan para ver sus características genéticas y poderlas localizar si algún enfermo necesita un trasplante.
El tiempo de conservación es de 15 años -por ahora-, por lo que no se vislumbra su uso en el caso de algunas de las enfermedades que más esperan de las células madre, como el Parkinson o el Alzheimer. Estos males se diagnostican en personas mayores de 50 años, por lo que guardar los cordones no puede servir para un autotrasplante.
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