Comida rápida, transporte lento

La feria Alimentaria mostró ayer que preparar un caldo de verduras puede costar un minuto, y hacer una tortilla de patatas, cinco, pero viajar del recinto ferial de Montjuïc al de la Gran Via puede llevar hasta 45 minutos.

El éxito de este salón, que ocupa la totalidad de los dos recintos, volvió ayer a poner a prueba la calidad del transporte entre pabellones. Los autobuses lanzadera que unen Montjuïc y la Gran Via, separados por 1,5 kilómetros, son gratuitos y salen cada pocos minutos, pero el tráfico y las obras de la zona -la reforma de la Gran Via- alargaron ayer 45 minutos un viaje que no debía durar más de 15.

Los principales atascos se produjeron a a primera hora de la mañana, antes de la inauguración del salón, y ello provocó enormes colas para recoger las acreditaciones de los profesionales. El autobús, además, se estaciona en un lateral del pabellón principal en la Gran Via, con lo que los participantes en la feria deben caminar aún unos minutos hasta acceder al recinto. En taxi el trayecto resultó relativamente más ágil, aunque el tráfico habitual de la Gran Via de Barcelona no permitía un desplazamiento del todo rápido.

El presidente de Alimentaria y de Fira de Barcelona, Josep Lluís Bonet, admitió ayer que la asistencia de un gran volumen de público a la feria "siempre provoca tensiones en la ciudad", tal como reconoció que ocurrió en el reciente congreso mundial de telefonía móvil 3GSM. "Nos desbordó", señaló Bonet.

El salón Alimentaria ocupa un total 115.000 metros cuadrados de la feria y prevé la visita de 150.000 personas.

Los taxistas de Barcelona pidieron a la Fira que les pague una prima de 2,40 euros por carrera para dar servicio a la feria y también plantearon, en este caso al Ayuntamiento de Barcelona, que se cierre la plaza de Espanya -el acceso del recinto ferial de Montjuïc- y se limite el acceso a los taxis y el transporte público con el fin de facilitar la circulación de los profesionales.