Esperanza y solidaridad bajo cero
El banco de cordón umbilical de Málaga ha permitido realizar 33 trasplantes de médula ósea desde 1996
Para quien no esté acostumbrado a los hospitales, la habitación puede imponer un poco: tres bombillas verdes confirman que los tanques que almacenan las 5.000 bolsas de sangre de cordón umbilical a 196 grados bajo cero funcionan correctamente. Sin embargo, bajo las luces, una señal triangular con un hombre tumbado en el suelo advierte de un peligro de asfixia. "Si el nitrógeno líquido que se usa para congelar las muestras se evaporara podría desplazar al oxígeno, y como no tiene olor nos podríamos asfixiar sin darnos cuenta", afirma la doctora María del Carmen Hernández, hematóloga responsable del Banco Sectorial de Tejidos de Málaga.
Éste es uno de los seis centros públicos de España, y el único de Andalucía, que almacena sangre del tubo que une el feto con la placenta para la posterior donación de células progenitoras -un estadio superior a las células madre- a pacientes aquejados de leucemia u otras enfermedades sanguíneas. El centro, que lleva recogiendo cordones umbilicales desde 1996, ha permitido realizar 33 transplantes de médula ósea.
De cada 323 unidades de sangre de cordón almacenadas sólo una vale para transplante
El proceso de congelación (y descongelación) de este fluido rico en células hematopoyéticas -capaces de formar nuevos glóbulos blancos o leucocitos- requiere una logística compleja, que se inicia en los primeros segundos de vida del niño en los hospitales Clínico y Materno de Málaga, los únicos acreditados en la región para extraer y almacenar sangre del conducto umbilical. En el escaso tiempo que media desde que el bebé sale del vientre de su madre, hasta que ésta expulsa la placenta, los aproximadamente 150 mililitros de sangre que contiene el tubo de 50 centímetros de largo por dos de ancho son introducidos por decantación en una bolsa con anticoagulante y llevados al laboratorio de Hematología de los mismos centros sanitarios, donde pasarán la noche. A primera hora de la mañana, un celador del Centro Regional de Transfusión Sanguínea, donde se ubica el banco de tejidos, se desplaza al Clínico y al Materno para recoger las cuatro o cinco bolsas obtenidas el día anterior. "Hasta el momento, ninguna madre a la que se ha pedido la donación de la sangre de su hijo se ha negado a darla", asegura Hernández.
Una vez en el banco, la sangre se analiza para comprobar su calidad, es decir, la cantidad y volumen de células progenitoras que contiene la muestra. "Se necesita un mínimo de 400 millones de células, aunque las unidades que se transplantan alcanzan unos 800 millones. El éxito de la donación depende tanto de la compatibilidad entre donante y receptor como del número de células por cada kilo de peso del paciente", indica Hernández.
Terminadas estas pruebas, en las que se descarta cerca de la mitad de las extracciones, se trasvasa la sangre apta desde el primer recipiente a otra bolsa de plástico diseñada para bajas temperaturas y se introduce en un congelador especial que reduce la temperatura de forma gradual y programada. Antes se ha mezclado el fluido sanguíneo con una solución crioprotectora para evitar que se formen cristales de hielo y se congelen las células. Cuando se ha logrado una temperatura de -150 grados, la unidad se lleva a un tanque provisional con nitrógeno en estado gaseoso donde pasará 30 días antes de ser introducida en un tanque definitivo a -196 grados. En este momento ya se puede dar parte de la nueva incorporación a la Fundación Josep Carreras de lucha contra la leucemia, que busca donantes compatibles.
El banco de tejidos no es un centro de investigación y las células madre del cordón umbilical sólo se aplican para curar enfermedades en las que se sabe que son eficaces, como la leucemia. Desde que se fundó en 1996, se han realizado un total de 33 transplantes sobre las 5.000 unidades almacenadas. Esta cifra puede parecer baja, pero hay que tener en cuenta que la compatibilidad entre receptor y donante sólo se da en uno de cada 40.000 casos, proporción que aumenta hasta un 25% en el caso de donaciones entre hermanos. El banco ha recogido la sangre de 78 niños concebidos para salvar a su hermano mayor. "Aunque parezca que tenemos muchas unidades, vamos un poco cortos y todavía hay gente que muere en el periodo de búsqueda de donante", asegura la doctora Hernández, que se abstiene de opinar sobre los bancos privados de cordón umbilical, como el utilizado por los Príncipes de Asturias.
En los bancos públicos también se puede dar la posibilidad de que la sangre sea empleada para curar al mismo donante, en el caso de que no haya sido utilizada antes, algo poco probable, dada la dificultad de encontrar perfiles compatibles. Ello es posible porque las muestras son codificadas de modo que se pueda saber su origen al tiempo que se garantiza la confidencialidad de puertas afuera. Esta situación, que sólo se ha dado "dos o tres veces en el mundo", ocurrió una vez en Málaga, con un niño donante que había desarrollado una leucemia. "Por desgracia, la sangre del cordón también estaba afectada y no se pudo usar. La unidad se retiró". De cada 323 unidades de sangre de cordón almacenadas sólo una es válida para transplante, una proporción baja, aunque mayor que en el caso de la médula ósea, en el que se da un transplante efectivo por cada 1.878 posibles donantes.
Cada unidad de sangre cuesta unos 600 euros, según la doctora, que encabeza un equipo de cinco personas. No obstante, Hernández ya está pensando en cómo albergar los 18.000 cordones que ha puesto como objetivo la consejera de Salud, María Jesús Montero.
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