Gol de Perú
Cuenta Alfredo Bryce Echenique que durante un partido de fútbol Perú-Brasil el locutor, fanático del equipo peruano, contó así un lance del juego: "Avanza Perú, avanza Perú, ¡¡gol de Brasil!!". Pues últimamente Perú no para de golear. Alonso Cueto ganó el último Premio Herralde de novela con La hora azul, Jaime Bayly quedó segundo en el Planeta con Y de repente, un ángel, y ahora Santiago Roncagliolo, el más joven de todos ellos, se alza con el Premio Alfaguara.
Gol de Perú, pues; muchos goles de Perú. Una literatura grande, que tiene como antecedentes a José María Arguedas, a César Vallejo, a César Moro, al propio Bryce, a Mario Vargas Llosa... Se ha ido renovando, y ahora ya es una literatura ancha y ajena, tiene su raíz en Perú pero camina por el mundo, como acaso quería César Moro, que escribió en francés para ser aún más peruano. La literatura de Roncagliolo, que disfruta a la vez de la peruanidad y del mundo, se adentra ahora en un espectáculo vital que a él le afecta directamente.
Como Alonso Cueto, que lo abordó con crudeza y con valentía en La hora azul, este jovencísimo autor de 30 años quiere, según dijo ayer, adentrarse en las preguntas que no le dejaron hacer a la gente de su generación, y ha hecho -esto lo dijo el jurado- una disección tremenda sobre la época más dura entre todas las épocas durísimas de Perú. Y es curioso: Roncagliolo, como muchos otros de su generación, parece a primera vista un chico que ha de pasar con una copa en la mano en medio de las fiestas del mundo, y sin embargo es un hombre preocupado, formal y trascendente, que tiene un pie en la literatura y dos pies en la vida, y especialmente en la vida peruana de estos últimos 30 años.
Preguntas pendientes
Hace unos meses, durante la Feria de Guadalajara (México), que estuvo dedicada con justicia a la goleada que la cultura peruana marca en el mundo, le preguntamos por las preguntas pendientes de su país, partiendo de aquella famosa pregunta de Vargas Llosa en Conversación en La Catedral: "¿en qué momento se jodió el Perú, Zavalita?". Roncagliolo nos llevó a un lado, fuera del ruido de las fiestas, se sentó con la cabeza ensimismada, y fue desgranando preguntas, que ahora parece que se hace también en Abril rojo: "¿Cuándo vamos a ser una sociedad? ¿Va a ser necesario que nos reventemos mutuamente? ¿Va a ser necesario un enfrentamiento de clases como el que se produce en Venezuela, o llegaremos al consenso, como en España?".
Después de preguntarse, se arrancó con un deseo: "A mí me gustaría un modelo como el que ideó Lula para Brasil: reducir la desigualdad en democracia". Es fresco, cree en lo que hace, e ingenuo, aún sólo tiene su edad. Un día le propusieron conocer a Vargas Llosa, y él preguntó, en serio: "¿Y me tengo que poner corbata?". Ahora ya forma parte de la selección peruana que marca goles.
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