_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Suspenso en medio ambiente

Antxon Olabe

Las principales organizaciones conservacionistas y ecologistas de España -SEO-Birdlife, Greenpeace, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción y WWF/Adena- han evaluado recientemente la actuación ambiental del Gobierno de Zapatero tras dos años de gestión. El resultado ha sido un suspenso sin paliativos. El suspenso está, a pesar de los notables esfuerzos realizados por la Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, a mi entender justificado. A nadie que conozca el tema ha podido sorprender ese mal resultado.

Hace apenas unas semanas el director del informe Índice Mundial de Medio Ambiente el profesor de la Universidad de Yale (USA) Daniel Esty señalaba (El País, 24 de enero 2006) que "España se precia de ser una de las economías más dinámicas de Europa, pero está creciendo a costa del medio ambiente, con gran participación de la construcción. Y éso a la larga se paga". En el ranking de sostenibilidad elaborado por las Universidades de Yale y Columbia, la Comisión Europea y el Foro Económico Mundial, España ocupa el puesto 20 entre los 29 países más industrializados.

España es el Estado con más expedientes por infracciones ambientales abiertos en la Comisión Europea

El documentado y exhaustivo Informe de Sostenibilidad presentado el año pasado por el Observatorio de la Sostenibilidad en España -dirigido por Domingo Jiménez Beltrán, ex Director de la Agencia Europea del Medio Ambiente- no deja dudas respecto al carácter ambientalmente insostenible del modelo de desarrollo vigente. De 24 indicadores relacionados con el cambio climático, el uso de recursos naturales (energía, materiales, agua, suelo), la biodiversidad y la calidad ambiental, 16 presentan un estado actual y una tendencia negativos; cinco una situación no definida y sólo tres presentan un estado y tendencia positivos.

Los resultados del análisis muestran una "superasociación" entre el crecimiento económico y el uso de recursos clave como la energía, el suelo y el agua. Es decir, no sólo no se avanza en el desacoplamiento que requiere la sostenibilidad -generar más con menos, ser más ecoeficientes-, sino que progresivamente el sistema económico requiere más recursos naturales para obtener una unidad de producto.

En un momento en que la comunidad internacional ha situado el tema del cambio climático en lo más alto de su agenda política, España es el país industrializado que presenta los peores ratios de emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los acuerdos del Protocolo de Kioto, con un nivel de emisiones en torno al 45% superior al del año de referencia 1990, cuando el compromiso es no superar el 15% entre 2008-2012. Es el Estado miembro de la UE-15 con más expedientes por infracciones ambientales abiertos en la Comisión, el 18% del total. El propio Parlamento Europeo ha solicitado recientemente la paralización de macroproyectos urbanísticos en el litoral mediterráneo, en vista del desbarajuste que asola nuestro litoral.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

España presenta una enorme resistencia para modernizar su modelo de desarrollo en claves de sostenibilidad ambiental. Esa resistencia contrasta con la notable facilidad con que España ha sabido modernizarse en los aspectos relacionados con las costumbres sociales y los derechos cívicos. Así, mientras que en esos temas nos hemos convertido en uno de los países más avanzados del mundo, en lo relacionado con la adecuación del desarrollo económico a la preservación del medio natural y a la mejora del medio ambiente la situación sigue siendo lamentable.

Muchas de las tendencias negativas señaladas tienen raíces profundas y son herencia del pasado. Por tanto, el suspenso no es por la situación del medio ambiente en sí, sino por la falta de voluntad política por parte del Gobierno para modificarla, para reorientar de manera decidida el desarrollo en una dirección diferente. En la socialdemocracia internacional existen ejemplos cercanos positivos que podrían ser referentes. Gran Bretaña, gobernada por los laboristas desde hace casi una década, ha emprendido una ambiciosa senda hacia la sostenibilidad, muy especialmente en lo referente a la lucha contra el cambio climático.

Dentro de ese contexto, el principal partido de la oposición en el Parlamento vasco, el socialista, no ha sido una excepción. Cuesta encontrar un solo proyecto desarrollista significativo en los últimos años -desde la autopista Supersur del Bilbao metropolitano, al proyecto del puerto exterior de Pasaia, pasando por la artificialización generalizada del territorio por infraestructuras lineales y la creación indiscriminada de polígonos industriales,... - que haya encontrado un discurso alternativo en la mencionada oposición en clave de sostenibilidad ambiental y territorial.

España se encuentra entre las diez economías más poderosas del planeta. Sin embargo, en términos de sostenibilidad ambiental estamos más cerca de China que de Noruega o Finlandia. Este año se conmemora el 75 aniversario de la proclamación de la República la madrugada del 14 de abril desde el balcón del Ayuntamiento de Eibar. Buen momento para recordar el espíritu libertario, republicano, laico y modernizador que el socialismo ha representado en el País Vasco y en el conjunto del Estado desde hace más de un siglo.

Somos muchos los que creemos que a comienzos del siglo XXI la visión de una sociedad moderna, avanzada, progresista ha de ser formulada en clave de sostenibilidad. Lo contrario es permanecer anclado en un paradigma obsoleto, carente de visión a largo plazo, ajeno al pensamiento y los valores más avanzados de las sociedades de nuestro entorno europeo. Esa falta de visión significa el suspenso hoy de los grupos sociales conservacionistas y ecologistas, y significará mañana el suspenso de las generaciones venideras.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_