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El registro de voluntades anticipadas suma en dos años 1.318 inscritos

El registro de voluntades anticipadas puesto en marcha por el Gobierno hace poco más de dos años cuenta ya con un total de 1.318 personas inscritas. En este registro se deposita el documento de voluntades anticipadas, cuyo objetivo último es garantizar a la persona que lo suscribe unas condiciones de muerte dignas. Por territorios, Guipúzcoa se sitúa a la cabeza, con un total de 664 ciudadanos apuntados. Le siguen Vizcaya, con 420 personas inscritas, y Álava, con 234, según los datos facilitados por el responsable del registro, José Luis Vidal.

El propio Vidal es uno de los integrantes de esta lista, movido por su deseo de "morir de la manera más favorable posible y siendo el menor estorbo". El documento permite a cualquier persona mayor de edad y que no se halle incapacitada judicialmente plasmar por escrito una serie de instrucciones relativas a los momentos finales de la vida o a otras situaciones de grave limitación física o psíquica. Es decir, le posibilita expresar su rechazo a que se le prolongue la vida de manera artificial en caso de padecer una enfermedad irreversible. Así, los médicos sabrán a qué atenerse llegado ese momento.La persona que firma el documento de voluntades anticipadas, también conocido como testamento vital, puede elegir también el lugar -hospital o su domicilio- donde desea recibir cuidados en el final de la vida. Además, puede especificar si quiere ser donante de órganos, recibir asistencia religiosa, que se le practique la autopsia, si desea donar el cuerpo para estudios anatómicos y otras cuestiones semejantes. El enfermo puede designar a un representante para que actúe como interlocutor ante el equipo sanitario para hacer cumplir su última voluntad en el caso de que él no pueda expresarla.

Las instrucciones, en cualquier caso, deben adecuarse al ordenamiento jurídico, por lo que no puede solicitarse la eutanasia activa. Las indicaciones se pueden modificar o revocar, al igual que en los testamentos.

Dos de cada tres documentos han sido rubricados por mujeres, "posiblemente por el rol tradicional de cuidar que han tenido", señala el responsable del registro. "Han cuidado a los hijos, a los maridos y a los padres antes de que muriesen, por lo que son personas muy sensibilizadas con dejar bien claro lo que no quieren y los límites para un tratamiento médico", argumenta Vidal.

En cuanto a las edades, el 30% de las personas que se han inscrito en el registro de voluntades anticipadas, que depende del Departamento de Sanidad, tiene entre 18 y 45 años. El mayor número de apuntados (41%) se concentra en la franja de 45 a 65 años y el 29% restante tiene más de 65 años.

"Hitos mediáticos"

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Aunque el Gobierno creó oficialmente el registro a finales de 2003, los primeros meses fueron más bien de información tanto a los usuarios como al personal sanitario. A mediados de 2004, el servicio ya arrancó en la práctica y empezó a recibir documentos. Coincidió con "una serie de hitos mediáticos", comenta Vidal, como fue la película Mar adentro, de Alejandro Amenábar, que recuerda la polémica muerte del tetrapléjico Ramón Sampedro. O, ya el pasado año, el fallecimiento del papa Juan Pablo II tras una larga agonía. "Son cosas que reverdecen situaciones y sentimientos personales", recalca.

Existen tres formas de hacer un documento de voluntades anticipadas. Puede realizarse ante tres testigos, siempre que no sean parientes directos. Para inscribir el documento, ha de remitirse por correo al registro. El documento también puede hacerse ante notario y ante el encargado del registro. Ambos se encargarán de registrar el escrito. En estos dos casos no se precisan testigos. Existen además diferentes documentos tipo, cuya redacción varía en función del organismo encargado de la misma: Osakide-tza, la asociación Derecho a Morir Dignamente o la Conferencia Episcopal. Los interesados pueden obtener más información en la web www.osanet.net.

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