El tráfico y las obras ahogan la capital
Las persianas de la plaza de Luca de Tena hace tiempo que dejaron de ser blancas. Son de un color que oscila entre el negro y el ocre. El humo de los coches que a diario atestan esta entrada de Madrid ha hecho su trabajo. Alfonso Herranz, conserje de profesión y vecino de la plaza desde hace 21 años, describe los efectos de vivir en la zona más contaminada de Madrid. "Cuando limpiamos la barandilla de la ventana, en dos horas está llena de polvo negro", explicaba ayer.
Pese a ser sábado, el paseo de Delicias, que cruza la plaza, está lleno de coches. Y aun así no es nada con lo que ocurre entre semana. "Cuando se pone el semáforo en verde y arrancan todos los coches se monta una humareda enorme", explica Herranz. A menos de diez metros está la estación de medición de Madrid con peores resultados. Es un gran cubo metálico verde del que sobresalen antenas y matraces. En 2005, el nivel de contaminación por partículas se superó 124 días (cuando lo máximo es de 35 días al año), el nivel medio de dióxido de nitrógeno fue de 91 microgramos por metro cúbico (el máximo permitido es 50), según un informe de Ecologistas en Acción basado en datos oficiales. Junto a la estación de medición hay una zona de columpios donde los niños juegan. No saben que están en la zona más contaminada de Madrid.
"Limpias la ventana y en dos horas está llena de polvo negro", afirma un vecino de Delicias
El límite de partículas se puede superar 35 días al año. Hay puntos que lo rebasan 124 días
El tráfico es el responsable. El principal agente contaminador del aire en Madrid, dada su estructura de ciudad de servicios y con poca industria, son los coches. Los contaminantes más problemáticos en la capital son el dióxido de nitrógeno y las partículas en suspensión.
El pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobó hace un año, a propuesta de Izquierda Unida, la elaboración de un plan estratégico para mejorar la calidad del aire que finalmente contó con el apoyo del PP y el PSOE. El plan no ha entrado todavía en vigor.
La capital sufre cuatro millones de desplazamientos en coche cada día, y un millón de entradas y salidas. Las cifras, facilitadas por el Ayuntamiento, permiten comprobar que el tráfico es uno de los grandes problemas de la capital no sólo por el colapso que sufre la circulación, sino por los efectos ambientales.
La reducción de tráfico fue un compromiso que el Ayuntamiento adquirió a raíz de la candidatura olímpica cuando apostó por el uso del transporte público durante los Juegos en detrimento del vehículo privado y por reducir en un 10% el número de coches hasta el 2012.
Ecologistas en Acción, que ha impulsado la denuncia sobre la mala calidad del aire, critica que toda la actuación del alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, del PP, en sus años de gobierno ha sido facilitar el tráfico, con nuevos túneles y una reforma de la M-30 para que más coches lleguen al centro. En más de dos años, apenas se han peatonalizado calles en Madrid. El Ayuntamiento ha apostado, de momento, por hacer cada día más difícil aparcar en el centro. Sus datos apuntan a que el descenso de coches en la almendra central es un hecho y el tráfico ha descendido el 12% en tres años.
El Consistorio tiene su propia forma de medir la contaminación: hace una media de las estaciones de la ciudad. Los ecologistas critican esa metodología, y el secretario general para la contaminación del Ministerio de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri, niega que ése sea el criterio de Bruselas: "La Comisión Europea dice que, si el límite se supera en una estación, se supera en toda la zona". Cinco estaciones prácticamente triplicaron el límite máximo de partículas: plaza de Luca de Tena (124 superaciones), plaza de Castilla (104), Fernández Ladreda (101), Cuatro Caminos (101) y Barrio del Pilar (100). PSOE e IU consideran que los niveles de partículas han aumentado en los últimos meses como consecuencia de las obras de la M-30.
Pero no es sólo la capital. Los municipios del sur y del corredor del Henares, como Torrejón, Getafe, Leganés, Alcalá y Alcorcón, también superaron los límites de polución. En total, cuatro millones y medio de personas que respiran un aire más contaminado del permitido.
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