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20ª EDICIÓN DE LOS PREMIOS GOYA

Óscar Jaenada y Candela Peña no ven claro el futuro

Los actores ganadores viven pendientes del teléfono, a la espera de ofertas interesantes

Jesús Ruiz Mantilla

Sentarse a esperar que suene el teléfono. Es el plan que tienen para los próximos días Candela Peña y Óscar Jaenada, ganadores del Goya a mejor actriz y mejor actor de este año. Sonará, seguro, después de que el domingo pasado ambos vieran reconocidos sus trabajos en Princesas, la película de Fernando León sobre el turbio y devastador mundo de la prostitución, y en Camarón, la evocación de la leyenda del flamenco que ha dirigido Jaime Chávarri.

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Son la prueba palpable de que la industria española del cine flaquea a veces con pies de barro. Dos actores con el premio más prestigioso del cine español y sin proyectos claros. Dos actores con méritos, sudor, eficacia probada y sin ningún contrato firmado para los próximos meses.

El caso de Óscar Jaenada puede que tenga más lógica, porque es joven y recién llegado, casi, aunque pasito a pasito ha participado ya en 10 películas. Pero como la dura vida de intérprete no ha colmado ni de lejos todos sus sueños todavía, no se le van a caer los anillos si acaba sirviendo copas en un bar: "No será la primera vez que lo haga, que después de una película tenga que ganarme la vida sirviendo copas", asegura.

Más llamativo es lo de Candela Peña, aunque también es producto de que se toma las cosas con más calma. "Aunque tengo que pagar la hipoteca", asegura. Pero si no hay cine, bailará. "Tengo un espectáculo que estoy montando con Igual que Tú, mi compañía de danza. Se titula Viaje alrededor de la muerte y me apetece mucho hacerlo. Bailo desde que tenía cuatro años y si me fuera bien con eso dejaría de actuar", asegura la ganadora del Goya por Princesas, el segundo de su carrera después del de secundaria que consiguió por Te doy mis ojos, de Icíar Bollaín.

Los dos estaban muy felices por sus premios el lunes de madrugada, pero un poco resignados a lo que es la gran verdad de muchos intérpretes españoles de gran vuelo: esperar trabajo de milagro y gracias, sin poder elegir, por supuesto.

Jaenada parece frío, pese a haberse metido en la piel apasionada de un tío como Camarón, pura fuerza, puro sentimiento. Pero admite que al salir a recibir el premio, los nervios le traicionaron en sus agradecimientos. "Se me ha olvidado dar las gracias a La Chispa [la mujer de Camarón], lo siento mucho, se me ha olvidado y ella ha sido fundamental a la hora de ayudarme a hacer este papel. Si algo me llevo de recuerdo de esta película son sus ojos, su mirada", asegura Jaenada.

Una mirada que le dio confianza para un papel en el que él no acababa de verse. "¿Cómo un payo catalán iba a meterse en la piel de un gitano andaluz?", dice el actor que se preguntó cuando Chávarri le ofreció el papel. "Al fin y al cabo, soy actor, y eso es lo que hacen los actores, ¿no?", terminó convenciéndose.

Laborioso, pero fácil

La preparación fue dura. "Una vez acepté, nada, todo fue bajarme para Cádiz, apuntarme a clases de flamenco en las que dio la casualidad de que mi maestro era Enrique Pantoja, amigo de Camarón, que también me ayudó mucho. Fue todo muy laborioso, pero fácil al final", comenta el actor.

Cree que su Goya ha servido para recompensar toda la película. "Todos en este proyecto trabajaron para mí, así que este premio reconoce más que ningún otro el mérito de esta película", afirma. Cuando alguien le recuerda lo que dice Chávarri, que este premio va a ser el primero de algunos más, Jaenada mueve la cabeza negándolo y responde: "Nada, lo que pasa es que el Chávarri es un cachondo".

Su carrera va tomando el camino que le anunció en su día otro de los directores que le dieron su oportunidad. Fue Achero Mañas, en Noviembre, que le enseñó alguna cosa importante: "Que buscara el respeto por todo, por el trabajo bien hecho, por el equipo, por el público, por lo que te ofrecen", afirma. Por eso espera que no le llamen para cualquier cosa. "Él me ha enseñado a enfocar mi carrera en el mundo del cine", afirma.

De respeto ha aprendido un huevo Candela Peña al rodar Princesas. "Cuando me meto en un proyecto lo hago a tope. Hemos preparado la película a fondo, mucha Casa de Campo, muchas conversaciones con putas, mucho llevarles colacaos en invierno y zumos de naranja en verano", cuenta la actriz.

Y mucha batalla, como la que da la actriz en favor de quienes quieran trabajar en la calle. "El otro día me tocó comer junto al alcalde de Barcelona y, allí, ya sabéis que han prohibido la prostitución en la calle. Pero, claro, eso está muy bien para algunas y no tanto para otras, porque las que tienen más de 30 años no las quieren trabajando en los clubes", asegura.

Total, que el alcalde acabó con la cabeza como un bombo. "Ya me dijo, que sentía que le hubiese tocado a mi lado". No le pasa eso a Micaela Nevárez, su compañera en Princesas, la actriz puertorriqueña que también ganó el domingo el premio a la mejor actriz revelación. "Trabajar con ella ha sido impresionante, lo que he aprendido con esa mujer no cabe en varios periódicos", asegura la actriz.

¿Y con Fernando León? Lo mismo. Ya se lo dijo en escena, que esperaba repetir la experiencia. "Volver a trabajar con él a muerte y a cuchillo", asegura.

Óscar Jaenada, <i>goya</i> al mejor actor por <i>Camarón.</i>
Óscar Jaenada, goya al mejor actor por Camarón.RICARDO GUTIÉRREZ

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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