Bush y Merkel cierran filas y califican de "inaceptable" el programa nuclear de Irán
La visita de la canciller alemana abre una nueva etapa en las relaciones Washington-Berlín
Irak les desunió hace tres años e Irán les une ahora: la visita de la canciller Angela Merkel a la Casa Blanca marcó ayer el comienzo de una nueva etapa entre Estados Unidos y Alemania. Tras su encuentro, el presidente George W. Bush y Merkel subrayaron su posición, compartida por la mayoría de la comunidad internacional, de considerar "inaceptable" la intención del régimen de los ayatolás de desarrollar su programa nuclear. La reconciliación no ocultó las diferencias de Berlín sobre la forma en la que Washington lleva a cabo la guerra contra el terrorismo.
EE UU, Alemania y otros países, dijo Bush, deben mandar "un mensaje común a los iraníes: no pueden tener un arma nuclear con la que chantajear o amenazar al mundo". Eso supondría "una grave amenaza para la seguridad", añadió, para concretar después: "El presidente de Irán ha dicho que la destrucción de Israel es una parte importante de su programa, y eso también es inaceptable. El desarrollo de un arma nuclear les acercaría a ese objetivo". La canciller no se quedó atrás: "Desde luego, no nos dejaremos intimidar por Irán". En los últimos dos años, Teherán "ha rechazado todas y cada una de las propuestas que les hemos hecho".
El próximo lunes se celebra en Londres una reunión de la Unión Europea, China, Rusia y EE UU en la que se espera que se convoque una sesión de emergencia del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que, a su vez, debería llevar al Consejo de Seguridad de la ONU el problema, tal y como apuntaron el jueves, en sintonía con Washington, los Tres europeos (Alemania, Francia y Reino Unido). Bush no quiso definirse: "No voy a prejuzgar lo que debería hacer el Consejo de Seguridad, pero creo que es lógico que un país que ha rechazado las gestiones diplomáticas sea llevado a la ONU". "Lo que estamos haciendo es empezar a trazar la estrategia de lo que puede ocurrir en el Consejo. Eso es lo que hacen los amigos: nos consultamos, hablamos, estudiamos cómo lograr un objetivo importante, el de que Irán no tanga armas nucleares".
Bush admitió las objeciones de China y dijo que va a haber muchos debates. "Nuestra tarea es dejar claro que el que Irán no tenga un arma nuclear es algo que interesa a todo el mundo".
El presidente celebró la posición de Alemania en la crisis, y la canciller dijo que salía "muy animada" de la conversación con Bush. "Para nosotros es también inaceptable lo que Irán acaba de decir, cuestionando el derecho a la existencia de Israel y las afirmaciones sobre el Holocausto (...) Es esencial, creemos, que la UE adopte una posición común con EE UU, que seamos activos, que intentemos convencer a todos los países que podamos de que se alíen con nosotros".
Bush fue preguntado por las informaciones que aseguran que hubo una colaboración activa del espionaje alemán al comienzo de la guerra de Irak; aunque el Servicio de Inteligencia lo ha negado, la posibilidad de que el ex canciller Gerhard Schröder manifestara frontalmente su oposición a la guerra al tiempo que sus espías en Bagdad contribuyeran a identificar objetivos para los bombardeos ha causado una notable tormenta política. "Ni idea", dijo Bush. "La canciller me lo ha dicho esta mañana y yo no tenía ni idea de lo que estaba hablando. De verdad, era la primera vez que lo oía".
El enfrentamiento entre EE UU y Alemania por Irak se cierra, pues, debido al mayor pragmatismo de Bush y a su sintonía con la conservadora Angela Merkel, que llegó a la Cancillería después de una muy ajustada victoria electoral, lo que hizo que Bush hiciera mención a su propia elección del 2000 en la que ganó gracias a la decisión del Supremo sobre el recuento de votos en Florida: "Yo no llegué a la Casa Blanca precisamente por una avalancha electoral". El presidente tuvo también palabras cordiales para su rival, el ex canciller Schröder, con el que dijo que había tenido "acuerdos y desacuerdos", y resaltó que "Alemania es vital para EE UU, porque es el corazón de Europa".
Angela Merkel -que prefirió cruzar la avenida Pennsylvania desde la residencia de Blair House y entrar a pie en la Casa Blanca, en lugar de hacerlo en la caravana de vehículos, como es habitual- devolvió el regalo a Bush y dijo: "No podemos caer en tendencias aislacionistas en política internacional, y la UE ha tenido esas tendencias". La canciller tenía previsto reunirse con varios miembros del Congreso y presidir la ceremonia de inauguración de la nueva sede de la Fundación Marshall.
¿Y Guantánamo?
Angela Merkel está decidida a recomponer el vínculo atlántico y ayer pareció encontrarse cómoda con George W. Bush, pero eso no le impidió admitir sus diferencias con el Gobierno estadounidense sobre algunos aspectos de su política antiterrorista. El más claro fue el del campo de presos de Guantánamo, donde se encuentran desde hace cuatro años medio millar de combatientes ilegales, en una situación de ausencia de garantías jurídicas denunciada por los grupos de derechos humanos.
Merkel estuvo lejos de decir en público lo que declaró a la revista Der Spiegel ("A la larga, una institución como Guantánamo no debe ni puede existir en su forma actual"), pero dejó claro que en sus conversaciones ha habido "diferencias de opinión". "Pero nuestra relación va más allá de los asuntos relacionados con el terrorismo o la guerra de Irak", añadió.
Bush, impertérrito, repuso: "Entiendo que lo haya evocado [el asunto de Guantánamo], porque hay algunos malentendidos a este respecto". El presidente negó malos tratos a los prisioneros y dijo que EE UU no tiene planes para cerrar el campo; seguirá abierto "mientras se mantenga la guerra contra el terrorismo y mientras siga existiendo esa amenaza". Pero tuvo que admitir que corresponde a los tribunales decidir si los acusados de actividades terroristas seguirán en el limbo jurídico de la base en territorio cubano o si deben ser procesados en el sistema de justicia de EE UU.
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