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Entrevista:EDUARDO LAGO | Ganador del Premio Nadal

"Las leyes del mercado son una amenaza para la literatura"

Eduardo Lago (Madrid, 1954) vive en Nueva York desde hace 18 años, se confiesa admirador de los narradores Thomas Pynchon y de Don Delillo y ha escrito una primera novela de 400 páginas, Llámame Brooklyn, que el jurado del Premio Nadal describe como un gran logro literario, como una valiente apuesta por una literatura en mayúsculas. "Escribo desde pequeño", afirma Lago, "y nunca he tenido prisa por publicar. Pienso que las leyes del mercado son una amenaza para la literatura. No es por esnobismo, pero pienso que es absurdo querer acomodarse a esas leyes. Si uno quiere expresar algo muy suyo, falla si intenta acomodarse al público".

En Llámame Brooklyn, Lago ha apostado por narrar lo que él llama "una constelación de historias que se cruzan" a partir de una novela que inicia uno de los personajes y que termina otro, con el barrio neoyorquino de Brooklyn como protagonista, la Guerra Civil y el exilio español como referencia y una misteriosa mujer llamada Nadia como centro de una intriga.

"Estaba cansado de las historias de la Guerra Civil, pero me interesó profundizar en el exilio"

"A mí me parece", señala, "que los escritores tenemos la obligación ética y estética de aportar algo al género en el que escribimos. Cuando empecé esta novela hace cinco años, yo me sentía obligado a crear algo que yo pensaba que no se había hecho anteriormente. Por un lado hay un personaje que tiene una relación entregada con la literatura, y por otro, el que la termina. No hay un narrador claro, pero sí dos voces que se complementan. Hay en el libro un componente de intriga, pero también surgen temas como la búsqueda del padre, el amor, la amistad y la dedicación a una mujer a la que sólo se puede llegar escribiendo".

Cuenta Lago que fue a Nueva York, donde enseña literatura española, hace casi dos décadas por azar y que las circunstancias hicieron que acabara asentándose en aquella ciudad norteamericana. "En principio, sólo debía estar un año allí, pero sucedieron cosas y he acabado por quedarme", explica. "Llegué como profesional formado en la literatura castellana, con una formación clásica, pero me convertí en periodista literario y he entrevistado a muchos narradores norteamericanos. Pienso que hay una diferencia abismal entre hacer literatura en España y hacerla en Estados Unidos. Yo estoy empapado de literatura norteamericana y trato de aplicar lo que he aprendido a la literatura española. Los narradores norteamericanos me han proporcionado nuevos mecanismos para la literatura. Buscaba para mi novela un personaje de escritor que reflejara la relación entre estos dos mundos y lo encontré en Felipe Alfau (Barcelona, 1902-Nueva York, 1999). Su novela Locos cosechó grandes elogios pero cayó en el olvido y pasó desapercibida durante años. Cuando la crítica la recuperó, él ya era muy viejo y estaba desengañado de todo. Por eso me interesó ponerle en mi novela, como también a Thomas Pynchon".

Anteriormente a la novela del Nadal, Lago había publicado, en el año 2001, un libro de cuentos y un libro de viajes. "Mi forma natural es el cuento", considera. "La novela es algo totalmente diferente, pero he podido escribir Llámame Brooklyn a un ritmo de 80 páginas durante cinco años. En la novela nunca dejas de tener problemas. Es como un partido de tenis: hasta el final no se sabe si ganas o pierdes".

Cuando se le pregunta si en el libro ha querido rendir homenaje al exilio español, responde que sí. "Estoy sorprendido, porque yo estaba cansado de las historias de la Guerra Civil, pero me interesó profundizar en el exilio", señala. "He conocido a exiliados y a hijos de exiliados en Nueva York y en el libro aparece la República constantemente. Se abre incluso un 14 de abril y puede decirse que hay en la novela un canto a la España republicana".

Aunque el escenario de la novela es básicamente el barrio de Brooklyn, también aparecen Manhattan, Madrid y Barcelona. "Cuando fui a vivir a Nueva York", reflexiona, "me daba mucho miedo perder la relación umbilical con la lengua madre, que no oía a mi alrededor. Mantengo, sin embargo, una relación apasionada. Creo que mi segunda novela tendrá que ser absolutamente española, ya que al escribir el resumen de Llámame Brooklyn para la editorial me di cuenta de que era una novela muy norteamericana. Ahora siento la necesidad de regresar a mi lengua, hasta el punto de que a veces siento una nostalgia terrible".

Lago, que se confiesa admirador del Premio Nadal y de autores como Laforet, Delibes y Sánchez Ferlosio, admite que tiene varias novelas en el cajón, pero añade que no cree que vaya a publicarlas. "Creo que continuarán allí", declara. "Hay que ser exigente consigo mismo, ya que pienso que la complacencia es el mayor enemigo. Por eso admiro a Philip Roth, que después de llevar publicadas 20 novelas aún dice que se levanta cada mañana para escribir con el ánimo de quien baja a la mina. Es lo que yo siento, que cada página que logras terminar te deja el desafío de iniciar la siguiente".

El escritor Eduardo Lago, en Barcelona.
El escritor Eduardo Lago, en Barcelona.SUSANNA SÁEZ

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