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Eduardo Lago gana el Nadal con una novela de amor y amistad en Brooklyn

Marta Sanz, finalista con 'Susana y los viejos', en la que retrata un microcosmos familiar

La novela Llámame Brooklyn, de Eduardo Lago (Madrid, 1954), ganó anoche el 62º Premio Nadal, dotado con 18.000 euros, al que se habían presentado un total de 290 obras. A la ceremonia acudieron el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, la consejera de Cultura, Caterina Mieras, el primer consejero, Josep Bargalló, el presidente del Parlament, Ernest Benach y el alcalde de Barcelona, Joan Clos.

Eduardo Lago, residente en Nueva York desde hace 18 años, es profesor de Literatura Española en la universidad neoyorquina Farah Lawrence y colaborador del suplemento de EL PAÍS Babelia y de la web de la Oficina del Autor. Con anterioridad, en el año 2000, Lago publicó el libro de viajes Cuaderno de México y el de narrativa Cuentos dispersos, y en 2002 ganó el Premio Bartolomé March al mejor artículo de crítica literaria. Es también traductor de autores como Henry James, John Barth, William Dean Howells, Sylvia Plath y Junot Díaz.

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"En Llámame Brooklyn", manifestó anoche Lago, "he querido reflejar los 18 años que llevo viviendo en Brooklyn. Tardé mucho en ver los personajes con claridad, pero había un bar en Atlantic Avenue en el que coincidía una serie de personajes interesantes, y de ahí fue saliendo mi novela", y añadió más tarde que la novela es "un homenaje al poder y al misterio de la palabra escrita", estructurada como "una constelación de historias".

La novela ganadora del Nadal está planteada sobre un modelo intertextual, con un escritor que retoma una novela que un amigo que muere ha dejado inacabada. La novela en cuestión está dedicada a una enigmática mujer llamada Nadia, por lo que el libro definitivo se convierte, por un lado, en una novela de amor y de intriga, con esa mujer en el centro, y por el otro en una obra caleidoscópica, en una especie de rompecabezas literario.

"Llámame Brooklyn es en cierto modo una novela de amor y de amistad", señaló su autor. "De amor, porque se escribe para una mujer, Nadia. Y de amistad, porque conlleva la relación entre un escritor de 30 años y uno de cincuenta y tantos, que son los dos que intervienen en la redacción definitiva del texto".

Entre los autores a los que rinde homenaje en su libro, cita Lago a Felipe Alfau, autor de Locos, y a Thomas Pynchon. "Creo que es una novela realista en buena medida, en la tradición española", prosigue Eduardo Lago. "Me siento español literariamente por los cuatro costados, pero creo que deberíamos abrirnos más a otras formas de narrar. Lo que más me interesa es el carácter híbrido de las tradiciones literarias".

Aunque Lago afirma que no llegó a conocer personalmente a Felipe Alfau, a quien le llegó el éxito muy al final de su vida, confiesa que lo eligió para su libro porque fue un escritor que siempre escribió fiel a sus principios, sin que le importara el éxito.

"La novela que he escrito tiene muchos planos", comenta. "Tanto históricos como textuales, pero es difícil resumirla".

Por otra parte, Marta Sanz (Madrid, 1967) fue finalista del premio con la novela Susana y los viejos, que la describe como una novela de "terror realista", en la que narra la historia de un microcosmos familiar que va mutando a medida que avanza la novela, al tiempo que se radicaliza. En el libro, que puede calificarse como novela psicológica de amores y desamores, aparecen tres generaciones de mujeres con una fuerte personalidad.

Marta Sanz, que colabora en distintos medios literarios, es doctora en Literatura Contemporánea y profesora en la Universidad Antonio de Nebrija. Ha publicado, hasta ahora, las novelas El frío, Lenguas muertas, Animales domésticos y Los mejores tiempos (Premio Ojo Crítico 2001).

Eduardo Lago, ganador del Premio Nadal, junto a la finalista, Marta Sanz, anoche en el hotel Ritz de Barcelona.
Eduardo Lago, ganador del Premio Nadal, junto a la finalista, Marta Sanz, anoche en el hotel Ritz de Barcelona.JORDI ROVIRALTA
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