_
_
_
_
Reportaje:

Refriega entre Rusia y Ucrania por el gas

Kiev se niega a pagar el precio impuesto por Moscú por el suministro energético

Una auténtica guerra -de momento sólo de declaraciones, con acusaciones mutuas y amenazas veladas- ha estallado entre Rusia y Ucrania por el precio del gas. Moscú ha subido el precio del gas más de cuatro veces desde que mantiene con su vecino una relación regida por las leyes del libre mercado. Las autoridades de Kiev se niegan a comprar el combustible a ese precio y dicen que, como pago por el tránsito del gas ruso a Europa, tiene derecho a quedarse con el 15% de éste.

Ucrania ha insinuado que puede usar elementos de presión para obligar a Rusia a ser más flexible. Estos elementos de presión son los siguientes: la base de la flota del mar Negro ruso se encuentra en Crimea, al sur de Ucrania. Kiev puede tratar de revisar el acuerdo de arriendo a largo plazo firmado con Moscú, pero Rusia responde a esta amenaza con otra velada: el arriendo de la base forma parte del tratado por el cual el Kremlin reconoce las actuales fronteras rusas y denunciarlo unilateralmente sería, en palabras del ministro de Defensa, Serguéi Ivanov, "un suicidio". No hay que olvidar que, por ejemplo, Crimea pertenecía a Rusia, y fue Nikita Jruschov quien se la regaló a Ucrania.

Más información
El Parlamento ucranio destituye al Gobierno por su actuación en la 'guerra del gas'

Rusia utiliza en Ucrania dos estaciones de radares para prevenir ataques de misiles: en Mukáchevo, en la provincia de Transcarpatia, y Sebastópol, en Crimea. Kiev podría simplemente apagarlos. Para construir nuevos radares en territorio ruso se necesitarían entre dos y tres años de trabajos, y su costo sería tan grande, que "ninguna subida de los precios del gas en toda Europa cubrirían los gastos", según expertos entrevistados por el canal RTV International.

Por último, Ucrania puede dejar de dar servicio a los misiles estratégicos RS-20, conocidos como Satanás, según la clasificación de la OTAN. El problema es que esos misiles fueron construidos en la fábrica de Dniepropietrovsk, que en su tiempo dirigió el ex presidente Leonid Kuchma, y si Kiev no firma el acuerdo para prolongar su explotación, Rusia tendría que destruir los más de 100 Satanás que tiene activos desde hace unos 15 años y fabricar otros. Eso ocuparía muchísimo tiempo, esfuerzos y no menos de 4.000 millones de dólares (unos 3.380 millones de euros), según los expertos. Con la colaboración de los ucranios, en cambio, podrían servir 10 ó 15 años más.

Moscú pide ahora 230 dólares por cada mil metros cúbicos de gas, pero Kiev, que este año pagaba sólo 50, se niega rotundamente a firmar el protocolo anual que debe acompañar al acuerdo a largo plazo que ya tiene con Rusia. Pide, en cambio, que Rusia le dé un periodo de transición para pasar a precios de mercado y ofrece pagar 80 dólares por mil metros cúbicos durante el primer semestre de 2006.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Gazprom, el monopolio del gas ruso, no cede e insiste en que Ucrania debe pagar el precio que pide Rusia. Y si los ucranios de todas maneras se apoderan de parte del gas, estarán "robando" el combustible destinado a Europa. Pero Moscú no tiene como evitar ese robo: por el gasoducto ucranio sale cerca del 80% del gas que Rusia exporta a Europa.

Kiev sostiene que Moscú ha adoptado una posición inflexible en materia del gas por motivos políticos. "Rusia no está conforme con la política exterior ucrania, cada vez más independiente. Mucho menos le gusta que Ucrania haya determinado su vía estratégica hacia Europa y, con el tiempo, hacia la OTAN", opina Vladímir Gorbulin, asesor del presidente Víctor Yúshenko y jefe del Departamento Principal de Política de Defensa.

Moscú niega que hay motivos políticos en su decisión de cuadruplicar el precio del gas a Ucrania. Como ha explicado el presidente de Gazprom, Alexéi Miller, las subvenciones del precio del gas -es decir, cuando se pide menos que el precio de mercado- son políticamente motivadas; pero cuando se pasa factura por el precio real, es simplemente economía pura. Después de la conversación telefónica mantenida anteanoche entre los líderes de ambos países, el ministro de Energía ucranio, Iván Plachkov, llegó ayer a Moscú para tratar de negociar un acuerdo de última hora. El primer día de negociaciones se cerró sin acuerdo, pero Plachkov indicó que hoy volverán a reunirse.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_