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Las tropas españolas no logran llegar a la zona del terremoto

Fallos logísticos del lado paquistaní retrasan los trabajos de ayuda

Francisco Peregil

De los 87 soldados españoles que partieron el sábado hacia Pakistán para socorrer a las víctimas del terremoto, 41 aún se encuentran en Lahore, a más de 500 kilómetros de la zona del terremoto. Otro grupo de 36 militares salió el martes hacia Rawalpindi en un convoy protegido por paquistaníes y empleó 14 horas en recorrer un trayecto que con coche particular se hace en cuatro.

Uno de los militares españoles achacó la tardanza a la lentitud de los camiones que transportan la maquinaria ligera para abrir caminos en Cachemira y a las paradas que efectuaban los conductores y soldados paquistaníes para orar durante la celebración del Ramadán.

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Los 36 soldados de la Unidad de Apoyo al Despliegue, procedentes de Salamanca, pasaron todo el día de ayer a la espera de partir de una vez por todas desde Rawalpindi a la comarca de Bagh, que es la zona del terremoto asignada a la misión de la OTAN. En principio, la expedición iba a partir ayer por la mañana, después se aplazó hasta la noche. Y al final, la partida se pospuso hasta hoy.

"La causa del retraso no la sé muy bien. Pero, desde luego, nuestra no es", indicó un oficial de prensa del Ministerio de Defensa que viaja con la expedición. "Nosotros estábamos preparados. Supongo que se debe a un problema de organización de los paquistaníes".

Cinco días después de que la expedición española haya llegado a Pakistán, aún no ha podido pisar la zona afectada. En el supuesto de que el convoy parta por fin desde Rawalpindi hacia Bagh, por delante les quedará una carretera tortuosa, estrecha y empinada, donde un vehículo particular emplea más de seis horas y un convoy puede demorarse todo el día y parte de la noche.

Peticiones de ayuda

A mediodía, los lugareños compran comida en las tiendas de las calles principales de los municipios por donde atraviesa la carretera. Aparcan el coche en la misma calzada y nadie se molesta demasiado si el atasco se prolonga 10 o 20 minutos. Una vez que lleguen los militares españoles, trabajo y gente pidiéndoles ayuda no les va a faltar en la comarca de Bagh.

El doctor Ilyas Khan se encontraba ayer de visita en el campamento donde la ONG paquistaní Islamic Medical Association atendió a 600 heridos y ofreció cama a 37. En cuanto el doctor se enteró de que hoy o mañana llegarán los soldados españoles para ayudar a reconstruir la zona, rogó: "Díganles a sus soldados que me ayuden, por favor. Yo estaba el 8 de octubre a las ocho de la mañana haciendo una cesárea en mi clínica privada con mi esposa, que es ginecóloga. Cuando el terremoto estalló estábamos sacando al niño del cuerpo de la madre, no podíamos pararnos. El edificio se movía de un lado a otro, pero seguimos cumpliendo con nuestro deber. La madre y el niño están vivos. Tres de los cuatro pisos de la clínica se vinieron abajo. Yo tengo toda la maquinaria de la clínica en el primer piso, pero necesito que alguien retire los pisos de arriba. Y entonces yo podría operar y lo haría gratis, dada la necesidad en la que se encuentra la gente".

Bagh es una comarca de 450.000 habitantes y un municipio, del mismo nombre, donde viven unas 60.000 personas. En la calle principal, por la noche, se ve una panadería, una barbería, una gasolinera y un pequeño hotel abiertos, todos ellos alumbrados con luz eléctrica junto a casas destruidas por el terremoto o a medio caerse.

Muchas de las viviendas que parecen haber superado intactas el seísmo se encuentran vacías a causa de las grietas. En las calles, de vez en cuando, llega el olor a cadáver descompuesto. Algunos guardias portan mascarillas blancas. Los postes de electricidad se inclinan sobre la carretera, como si fueran a caerse de un momento a otro. Hay un colegio a cinco minutos del pueblo donde aún yacen los cadáveres de unos doscientos niños. Hay aldeas como Bhutti, Bess Bagla, Pes Jhola o Dhoondar que aún esperan que vayan a desenterrar a sus muertos. "De todas formas, lo prioritario ahora es ayudar a los vivos", indica uno de los médicos del campamento sanitario, "y no queremos gente mirando, sino gente que venga a hacer algo". Zahib, subdirector del centro, añade: "Si la misión de la OTAN viene aquí para trabajar, bien; pero si viene con intenciones políticas detrás, con la intención de tomar parte en el problema con la India, habrá problemas porque ésta es una zona muy sensible". Sensible y pobre. La mayor parte de las casas destruidas son las de quienes no tenían el dinero necesario para comprar hormigón y lo hicieron con adobe.

Un hombre camina con su hijo en brazos hacia Balakot para que pueda recibir ayuda médica.
Un hombre camina con su hijo en brazos hacia Balakot para que pueda recibir ayuda médica.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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