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Un escándalo de fondos electorales golpea al líder republicano de la Cámara

El revés alcanza de lleno al presidente Bush, ya muy tocado por la gestión del Katrina

La tormenta que amenazaba con descargar sus rayos sobre la cabeza de Tom DeLay, líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, estalló ayer con gran alboroto de la clase política en Washington. Un Gran Jurado de Tejas determinó que el congresista y dos de sus colaboradores incurrieron en un delito de conspiración para delinquir por malversación de fondos electorales. El Partido Republicano, que controla la Casa Blanca y las dos Cámaras, atraviesa el peor momento de los últimos cinco años.

DeLay, que abandonó su puesto de líder de la mayoría, dijo que "se trata de la acusación más injusta de la historia de EE UU". El Congresista es un arrogante político que defiende las posiciones más radicales de su partido y que ya había recibido advertencias por asuntos de ética en la Cámara. Scott McLellan, portavoz de George W. Bush, dijo que DeLay es "un buen aliado" y que el presidente le sigue considerando "un amigo, una persona que ha conseguido cosas para los estadounidenses y un eficaz líder parlamentario".

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La "eficacia" de Tom DeLay es la que le ha conducido a los problemas con la justicia, y las "cosas" logradas han sido más bien para su partido. El congresista, de 58 años -22 ocupando un escaño en la Cámara en representación de los votantes de Houston- consiguió una proeza en 2002: la mayoría legislativa republicana en Tejas, que tenía profundas raíces demócratas. Una vez conseguida, DeLay puso en marcha un plan apisonadora para recalificar el mapa político del Estado y consolidar el dominio republicano. (La práctica es conocida como gerrymandering debido al quinto presidente de EE UU y gobernador de Massachusetts, Elbridge Gerry, inventor de la manipulación de los límites de los distritos para reforzar la posición de las mayorías o para lograr que las minorías tengan representación).

La acusación dice que llegaron a un acuerdo con un Comité de Acción Política para canalizar contribuciones de campaña de grandes empresas "en violación de las normas electorales de Tejas"; el dinero llegó al Comité Nacional Republicano en un plazo prohibido por la legislación. DeLay dijo ayer que todo se debe a que el fiscal del distrito es demócrata y la acusación "es una revancha por el éxito de los republicanos en Tejas". Pero el congresista tiene una larga historia de actividades en la frontera de lo legal, y el Comité de Ética de la Cámara le citó tres veces el pasado año.

La acusación por la que serán juzgados el congresista y sus colaboradores implica, en caso de ser declarados culpables, una pena de entre seis meses y dos años de cárcel y una multa de hasta 10.000 dólares. "El presidente cree que hay que dejar que actúe el sistema legal", dijo el portavoz de Bush, como si hubiera otra opción.

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El revés alcanza de lleno al presidente, por si tuviera poco con el efecto político de los huracanes y la creciente contestación que el callejón sin salida de Irak está causando, todo lo cual le ha situado en mínimos de aprobación en los sondeos. Además de la amistad y proximidad de Bush, DeLay era el gran ejecutor de la agenda parlamentaria de la Casa Blanca, el látigo que golpeaba a los demócratas -y a los republicanos moderados que se apartaban de la línea dominante- para sacar adelante los proyectos.

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