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EL FUTURO DE LAS AUTONOMÍAS

El Estatuto valenciano supera su primer trámite

El Congreso da la bienvenida al proyecto con el rechazo de IV y la abstención de ERC, BNG y Cha

El proyecto de nuevo Estatuto de autonomía para la Comunidad Valenciana pasó ayer el fielato del debate de admisión a trámite en el Congreso y abrió la senda de los que han de ir llegando a lo largo de la legislatura. PSOE y PP, que habían pactado la reforma en las Cortes Valencianas, votaron a favor de tramitar el texto que llega desde la Cámara autonómica y contaron con el apoyo de CiU, PNV, CC, EA y NB. En contra sólo se decantó IV, y se abstuvieron ERC, BNG y Cha. En total, 306 síes, 4 noes y 13 abstenciones. El Gobierno, por boca de María Teresa Fernández de la Vega, dejó claro para el futuro que la Constitución es infranqueable. El PSOE, único grupo que envió a su portavoz, Alfredo Pérez Rubalcaba, adelantó que habrá enmiendas al proyecto.

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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró al acabar el debate que "los que siempre tienen una actitud inmovilista ahora tienen claro que avanzar es posible", y que "ha sido una reforma con mucho consenso y ése es el camino: un amplio consenso en los Parlamentos autonómicos".

El debate, en sus comienzos, tuvo un sesgo singular: varias alusiones de la vicepresidenta primera del Gobierno y numerosísimas de Federico Trillo (PP), diputado por Alicante que actuó como portavoz de su grupo, sonaron claramente a advertencias frente al proyecto de reforma del Estatuto de Cataluña que se debate en el Parlamento de aquella comunidad. No hubo ninguna mención explícita, pero Fernández de la Vega dejó esta frase en el diario de sesiones: "Los estatutos de autonomía deben ser fundamentalmente una herramienta que facilite el progreso de los ciudadanos; un aspecto que, en mi opinión, ha sido relegado en exceso por las voces que en los últimos meses han venido alzándose en torno al debate territorial". Hay pocas dudas de que la mayoría de esas voces han sonado desde Cataluña.

Trillo, sin incurrir tampoco en ninguna mención expresa, utilizó un método que más tarde el portavoz socialista, Pérez Rubalcaba, calificó como de "estrabismo político": hablar del Estatuto valenciano, pero refiriéndose al proyecto catalán. Jordi Xuclá (CiU) llegó a decir que "nos damos por no aludidos, ni enterados ni condicionados".

Los grupos nacionalistas en bloque se pusieron en guardia ante lo que más temen: que PSOE y PP acuerden los límites de cualquier reforma estatutaria, y advirtieron, con distintos tonos, del peligro de la fórmula única, de la "fotocopia" para todas las comunidades.

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Para Xuclá, "las fotocopias no funcionan en el desarrollo autonómico". Aitor Esteban, del PNV, añadió: "No pretendan convertir esto en un modelo a seguir", y Paulino Rivero (CC) dejó claro que esta reforma no puede ser "un precedete" porque las islas Canarias necesitan algo diferenciado.

Sin sobresaltos

Tarde parlamentaria muy tranquila, ni una voz más alta que otra. En las tribunas de invitados, un centenar largo de políticos valencianos: diputados autonómicos, dirigentes de partidos políticos en la Comunidad Valenciana, miembros del Consell, encabezados por su presidente, Francisco Camps, y los alcaldes de Valencia, Rita Barberá; Alicante, Luis Díaz Alperi, y Castellón, Alberto Fabra, más la Mesa de las Cortes valencianas, con su presidente, Julio de España.

Serafín Castellano, por el PP valenciano, e Ignasi Pla, por el PSPV, presentaron ante la Cámara la propuesta de reforma. Castellano cargó las tintas en la españolidad del proyecto y de los valencianos, además de su constitucionalidad. Pla habló más de pluralidad, pero no olvidó decir que el proyecto pretende "una mayor integración y participación en la gobernación de España", y algo que se entendió como una clara puya al proyecto catalán: "Los únicos blindajes que deberíamos permitir en este proceso son contra el egoísmo y contra las soluciones unilaterales".

Trillo abrió el turno de los grupos parlamentarios explicando el apoyo a la admisión a trámite del proyecto en lo que llamó "doble consenso", en el ámbito regional y estatal, tomando las palabras del presidente valenciano.

Para Trillo, "cuando se trata de hablar seriamente de España, de sus comunidades autónomas y de las estructura constitucional", el PP no reparará "en esfuerzos de entendimiento con el PSOE", por "muchas y muy grandes que sean las discrepancias en otros asuntos".

Fernández de la Vega había dejado varias balizas muy visibles, acotando el territorio, al referirse a la "acreditada voluntad de los valencianos y valencianas de contribuir al proyecto común de España"; o que "las comunidades autónomas son también Estado y que, por tanto, una Comunidad Valenciana mejor es también una España mejor", y cerró con la idea que parece resumir la posición del Gobierno: "Engrandecer aun más la idea de la España plural".

Trillo se lanzó a tumba abierta con referencias implícitas pero muy claras contra el proyecto de reforma del Estatuto de Cataluña, tal y como se conoce hasta el momento.

Para hacerlo utilizó una fórmula negativa: asegurar que los valencianos "no quieren privilegios ni, naturalmente, los quieren para otros; no quieren invadir competencias constitucionales del Estado, aunque naturalmente no quieren que otros las invadan", y "no están dispuestos a que otros alcancen privilegios, ni políticos ni lingüísticos ni económicos, al margen de la Constitución".

Era un florilegio de algunas de las acusaciones más recurrentes que se vienen escuchando contra el proyecto de reforma catalán.

Rubalcaba intentó desmarcarse de esta posición y aseguró que su grupo no esta dispuesto a seguir ese juego "por respeto institucional" al Parlamento catalán. "Ahora se habla allí", dijo Rubalcaba, y "cuando llegue el texto" ya se hablará en el Congreso.

Pero, además de las palabras de Fernández de la Vega, el propio Rubalcaba deslizó parecidas advertencias políticas con extraordinaria suavidad.

El portavoz socialista estableció tres tipos de contenidos en las reformas estatutarias. Los referidos a la organización política e institucional de cada comunidad, competencias que el PSOE "respetará" tal y como se establezcan por los respectivos Parlamentos.

Luego introdujo las "competencias compartidas" y aquí lanzó la advertencia más seria de su discurso, aunque siempre en tono formalmente suave y como de pasada: " No impondremos unas interpretaciones unilaterales, no nos guiaremos por el principio de que todo está bien como está" y concluyó que el PSOE "ajustará sus enmiendas escrupulosamehte a los contenidos" del proyecto. Con mucho escrúpulo, pero el texto se enmendará en el Congreeso.

Además, aseguró que están dispuestos a "escuchar las propuestas que desde las Asambleas legislativas de las comunidades autónomas quieran hacérsenos", pero, sin explicar abiertamente el contenido, Rubalcaba advirtió de que "el artículo 150.2 de la Constitución nunca puede ser una vía para vaciar de contenido el 149", es decir, que las posibles transferencias o delegaciones de competencias estatales previstas en la Constitución no pueden "vaciar" las competencias exclusivas que recoge el 149.

Isaura Navarro, por Izquierda Verde (IV), encabezó la negativa frontal al proyecto. Su grupo lo considera "regresivo y anacrónico" y piensa que es "bipartidista" y configura un pacto para ellos inaceptable entre el PSOE y el PP para poner freno al conjunto de reformas que se avecinan. Esquerra Unida fue también el único grupo que se opuso a esta reforma en las Cortes valencianas.

El presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, en el centro, saluda desde la tribuna de honor del Congreso, rodeado de dirigentes políticos valencianos que se sumaron a la presentación en la Cámara del proyecto de reforma del Estatuto.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, en el centro, saluda desde la tribuna de honor del Congreso, rodeado de dirigentes políticos valencianos que se sumaron a la presentación en la Cámara del proyecto de reforma del Estatuto.BERNARDO PÉREZ

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