La paz de El Hierro
Gente distinta para una tierra distinta, sin ascensores ni semáforos. Recorremos la isla tranquila de la mano de cinco herreños, que muestran sus paisajes emblemáticos y sus principales temores. Un viaje al último paraíso.
Mar de las Calmas, Timbarombo, Timijiraque, paso de Jinama, montaña Asomadas Negras, Tigaday, punta de Tejeguate, montaña Entremontañas, La Cumbrecita, La Chiquita, La Fuga Caída, montaña Tagutanta, Tanganasoga, Lomito Atravesado, montaña del Barco, La Montañita Negra, punta de Marco, punta de Miguel Y más allá del faro de Orchilla, el mar de las Tinieblas y lo que en la antigüedad era el Fin del Mundo.
Una isla así, con esos nombres en 29 kilómetros de largo por 15 de ancho, entre el mar de las Calmas y el de las Tinieblas, promete. Tiene que ser especial. Y lo es.
Como su gente, 10.000 habitantes de tono cálido y pausado, que han conseguido extender su carácter a la isla, ahora mismo uno de los espacios de España mejor conservados, más cuidados y armónicos, y cuya lucha por mantener el carácter de su territorio se ha convertido en un símbolo para muchos canarios de lo que es suyo y no quieren malvender. Una isla lejana y mal comunicada hasta hace poco, que desprende una tranquilidad esotérica, excepcional en este mundo de ruidos y vértigos.
Una isla entre el mar de las Calmas y el 'mar de las Tinieblas' tiene que ser especial"
De esos 10.000, hemos recorrido la isla con cinco herreños, que a su vez han elegido sus lugares emblemáticos, los que mejor resumen El Hierro en una imagen.
Una isla en medio del Atlántico con forma de corazón. O de uve de victoria.
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