Un centenar de vecinos boicotean la puesta en marcha de la 'narcosala' de Vall d'Hebron
El Ayuntamiento convoca para septiembre la primera reunión de la comisión de seguimiento
Aunque la apertura de la sala de venopunción instalada en el recinto hospitalario de Vall d'Hebron estaba prevista para las once de la mañana de ayer, cerca de un centenar de vecinos ya se habían concentrado ante sus puertas a las diez. Los primeros enfrentamientos no se hicieron esperar: los manifestantes intentaron entrar en las instalaciones e impedir el paso a los trabajadores. La policía intervino, pero nadie pudo evitar que los vecinos boicotearan la entrada de toxicómanos a lo largo del día. El Ayuntamiento convocó ayer la primera reunión de la comisión de seguimiento de la narcosala.
La narcosala de Vall d'Hebron es la cuarta que funciona en Barcelona.
"Estamos muy convencidos de lo que hacemos. En este barrio no hay droga y no queremos que este chiringuito nos la traiga ahora", exclamó muy airado Rafael. Como él, los vecinos del distrito de Horta-Guinardó dirigieron silbidos, abucheos e insultos al personal sanitario que entraba y salía del recinto ultimando detalles, y pidieron la dimisión de varios políticos del gobierno municipal, entre ellos la tercera teniente de alcalde y responsable del área de Salud, Imma Mayol.
Uno de los portavoces de la plataforma contraria a la narcosala, Antoni Mateo, explicó que la concentración de ayer no fue convocada, sino que los vecinos se organizaron por su cuenta "porque no hay voluntad de parar las movilizaciones".
Los manifestantes lanzaron huevos y otros objetos a una técnica sanitaria que abandonaba el recinto. Al conseguir alejarse del gentío, una vecina corrió tras ella y la empujó por la espalda. Además de las agresiones, la técnica recibió varias amenazas. Pese a las altas temperaturas, los vecinos se mantuvieron firmes ante la narcosala, impidiendo el acceso a ella.
Los ánimos se fueron calentando, la ira se desató y los vecinos descargaron su agresividad verbal contra dos toxicómanos, Juan y Manuel, que intentaban acercarse a las puertas del recinto. Varios manifestantes se abalanzaron sobre los dos enfermos, a los que abuchearon y gritaron: "¡Fuera de aquí, marchaos a vuestros barrios!". Juan insistió en que era vecino de la zona, pero los que le vetaban el acceso al centro de atención se negaron a creerle y afirmaron: "Esto es un montaje. Los rojos los han puesto aquí para que nos den pena".
Ni Juan ni Manuel se atrevieron a entrar. "Nuestros propios vecinos nos están usurpando un recurso público del que nosotros, como enfermos, nos podríamos beneficiar", se lamentó Manuel, en un evidente estado de nervios y angustia.
La Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) recordó que su postura es muy distinta a de oposición frontal de la plataforma de Vall d'Hebron a la apertura de la narcosala. No sólo está a favor de la instalación y de su emplazamiento, sino que apoya la presencia de esta clase de equipamientos en cada uno de los distritos de la ciudad. La narcosala, que tiene previsto atender a 300 drogodependientes, ocupa 20 metros cuadrados de los 126 dedicados al nuevo centro de asistencia y seguimiento para toxicómanos. El centro ofrece programas de desintoxicación y tratamiento psicoterapéutico, y además cuenta con equipamientos sociosanitarios. Según datos ofrecidos por Mayol, en Horta-Guinardó viven 250 personas que necesitan los servicios que ofrecen estos centros.
El centro de atención a drogodependientes cerró sus puertas a las siete de la tarde y según Mayol, que visitó la narcosala a mediodía, los profesionales atendieron a algunos vecinos que entraron a solicitar información o que quisieron hablar con los psicólogos.
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"¡Franco, resucita, el pueblo te necesita!"
Las reivindicaciones políticas de los que ayer se reunieron para impedir el funcionamiento de la narcosala en su primer día no se limitaron a pedir la dimisión de miembros del gobierno municipal, sino que invocaron la ayuda del dictador Francisco Franco. Consignas como "¡Franco resucita, el pueblo te necesita!" se pudieron oír en los momentos de mayor tensión. Grupos de vecinos acusaron al Gobierno socialista de fallar a la democracia, y se refirieron a sus políticos como los rojos. "¿Qué esperábais de los rojos?", se lamentaron.
Los manifestantes aseguraron que el consistorio iba a establecerles "un triángulo de las Bermudas" en el distrito, con la implantación de la polémica narcosala, un centro de atención a los sin techo y una prisión de menores de régimen abierto. "Ahora nos vamos de vacaciones, pero volveremos en septiembre con más fuerza."
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