"Si tienes una buena idea, puedes cumplir tus sueños"
Cuando Irina Sagaydak y Carmen Fadón abrieron su escuela infantil en septiembre de 2002, estaba en una nave industrial en un parque empresarial en San Fernando de Henares, Madrid. Comenzaron con 20 alumnos y cuatro empleados. Tres años después, 15 personas trabajan en El Parque y tienen a su cargo a 78 niños. Desde bebés de pocos meses hasta críos de tres años. Pusieron en marcha su proyecto en tres meses con el apoyo del Banco Mundial de la Mujer y dos microcréditos -uno por cada socia- de La Caixa. En tres años han pasado de microempresa (menos de 10 trabajadores) a empresa generadora de empleo. Pero además Carmen, de 42 años, e Irina, de 40, han franquiciado otras cuatro escuelas infantiles de las que se han convertido en gestoras y asesoras. "Pero esto no es jauja. Con la escuela no nos vamos a forrar, hay muchisimo trabajo por hacer y aún no da beneficios. Ni siquiera hemos recuperado el dinero invertido, sólo estamos cubriendo gastos", explica Carmen.
Ella trabajaba en el departamento de contabilidad de una multinacional en el parque empresarial de San Fernando, como otros. Sufrió, como muchas españolas, las desgracias de compatibilizar trabajo y familia con la guardería a varios kilómetros de casa y del trabajo. "Era un problema generalizado, hice un análisis de mercado y a los tres meses había creado la escuela infantil El Parque", explica. Era una buena idea de negocio y realista, pero le faltaba el dinero. Su amiga rusa Irina se unió al proyecto que en principio no presentaba buena cara: ahorros insuficientes, poca rentabilidad a corto plazo y portazos donde acudían a pedir un crédito.
El asesoramiento del Banco Mundial de la Mujer les dio el empujón que necesitaban. "Ningún banco nos quería avalar ni dar créditos hipotecarios. Se reían en nuestra cara. El Banco de la Mujer nos puso en contacto con la Caixa. Creyeron en nuestro proyecto", cuenta.
Así es como una contable y una ingeniera industrial llegada de Rusia consiguieron convertir su sueño en realidad. Cada una había solicitado un microcrédito de 15.000 euros. Su escuela comenzó con un presupuesto inicial de 60.000 euros. La directora del centro, Silvia Iglesias, una pedagoga que desarrolló el programa educativo, se convirtió en socia de Irina y Carmen.
Horario flexible, de 7 de la mañana a nueve de la noche, 425 euros por niño, todo incluido, mamás que puden salir de la oficina cinco minutos para dar de mamar a sus bebés, y webcams en cada aula que permiten a los padres ver a sus niños a través de Internet en todo momento son algunas de las propuestas de El Parque. Cuentan que algunos abuelos han llegado a conocer a su nieto a través de la cámara.
"Si tienes una buena idea, no puedes rendirte, un microcrédito te ayuda a cumplir tus sueños", dice Carmen en tono de eslogan publicitario. En su caso había mamado la educación infantil, ya que su padre era propietario de un colegio en Bilbao de 1.500 alumnos. Irina trabajaba en Rusia como ingeniera industrial. Llegó a España porque su marido era hijo de un niño de la guerra español. A pesar de su formación y experiencia laboral tuvo grandes dificultades para encontrar trabajo. Cuando Carmen le propueso embarcarse en esta aventura no dudó.
Cuando El Parque empezó a ser más conocido, comenzó el goteo de padres interesados y de empresarios y educadores que querían seguir el modelo empresarial de esta escuela infantil. Carmen escribió un manual: Cómo abrir una escuela infantil que ahora vende en www.elparque.net. No fue suficiente. Se convirtieron también en asesoras y gestoras: búsqueda de locales, información legal, papeleo, formación de personal... Así nació la franquicia El Parque. En septiembre tendrá cinco escuelas infantiles y dos más en construcción. En un año serán siete. El sueño de Carmen e Irina, se multiplica.
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