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CRISIS EN ECUADOR

El nuevo presidente de Ecuador promete pagar la deuda social antes que la externa

El destituido Lucio Gutiérrez se prepara para volar a Brasil como refugiado político

Alfredo Palacio asumió oficialmente ayer la presidencia de Ecuador hasta enero de 2007. El mandatario, hasta el miércoles vicepresidente, designó a parte de su Gabinete y afirmó que su Gobierno dará prioridad al "pago de la deuda social" antes que a la deuda externa, que supera los 12.700 millones de euros. Mientras tanto, el destituido presidente Lucio Gutiérrez estaba a punto de abandonar el país con destino a Brasil, después de que el Gobierno de Lula da Silva le diera asilo. Quito recuperó ayer la calma tras las violentas jornadas de la última semana.

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El flamante presidente, rodeado de la cúpula militar, anunció ayer la convocatoria de una "Asamblea Constituyente para refundar la patria", aunque se negó a la disolución inmediata del actual Parlamento, aduciendo que eso sería "un acto dictatorial". Palacio, que no pertenece a ningún partido político, aseguró que no será "manejado ni manoseado por nadie". Prometió un Gobierno de concertación, pero no con la sola participación de los políticos, sino de la ciudadanía. Además, anunció que se paralizarán las adjudicaciones de contratos de explotación petrolera y que se revisarán las negociaciones de los tratados comerciales.

A la misma hora en que Palacio se dirigía al país, centenares de manifestantes se concentraban en las puertas de la Embajada de Brasil, donde se había refugiado el defenestrado presidente, Lucio Gutiérrez. El ex mandatario había huido el miércoles del palacio de Carondelet a bordo de un helicóptero del Ejército que lo condujo hasta el aeropuerto. Pero en el momento de abordar la avioneta que lo iba a sacar del país, una multitud enardecida, rompiendo el cordón militar, irrumpió en la pista para impedir la salida del aparato. Gutiérrez regresó inmediatamente al helicóptero, que lo depositó en una base militar cercana a Quito, desde la cual llamó a diferentes lugares en búsqueda de refugio. Uno de esos contactos lo estableció con la residencia del embajador de Brasil. Poco después, los medios brasileños confirmaron que el presidente Luiz Inácio da Silva le había otorgado el asilo político.

Gutiérrez permaneció toda la noche atrincherado en la delegación diplomática brasileña, donde desde primera hora de la mañana de ayer se concentraron cientos de personas exigiendo la entrega del ex mandatario. El derrocado presidente tiene una orden de captura en su contra, dictada por el fiscal general del Estado.

Bucaram, otra vez prófugo

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Una situación parecida se vivía en Guayaquil, donde la policía registraba la residencia del ex presidente Abdalá Bucaram, cuyo regreso al país fue el detonante del reciente conflicto político. La policía examinó exhaustivamente la vivienda, mientras sus familiares aseguraban desconocer su paradero. A las afueras de su residencia, decenas de personas vociferaban pidiendo la cárcel para Bucaram. El ex presidente, que había regresado al país hace dos semanas tras ser exculpado del delito de corrupción por la Corte Suprema nombrada por Gutiérrez, huyó, al parecer, a Panamá, donde había pasado los últimos ocho años.

Quito amaneció ayer en relativa calma, mientras Alfredo Palacio, quien fuera calificado permanentemente como conspirador por los allegados al régimen de Lucio Gutiérrez, conformaba un nuevo Gabinete. Flotaba en el aire la advertencia del nuevo presidente de que el Parlamento se someta a "una autodepuración". Sostuvo que jamás intervendrá en las decisiones de los poderes legislativo y judicial. Y está claro que aunque no se trata de disolver el Congreso, con la reforma parlamentaria que quiere poner en marcha ha dejado abierta la puerta a la posibilidad de que en breve no haya un número suficiente de congresistas para legislar, si muchos aceptan la supuesta "invitación" para irse.

El nuevo jefe de Estado se reunió con el alto mando y descartó la posibilidad de anticipar elecciones. Al mismo tiempo, Palacio anunció la convocatoria a la Asamblea Constituyente y a consulta popular sobre temas no definidos. Y esbozó apenas una iniciativa política: reformar la Ley de Elecciones. Además de las Fuerzas Armadas, diversos grupos, como la Iglesia católica, apoyan al nuevo presidente. Otros, como el alcalde de Quito, Paco Moncayo, señalan que Palacio debe "iniciar un proceso de transformación radical de la forma de hacer política en el país". Moncayo, uno de los principales opositores del derrocado Gutiérrez, destacó que "la reacción popular ha demostrado que no se puede llegar al poder y hacer lo que a cada cual le dé la real gana".

El nuevo presidente, Alfredo Palacio (derecha), saluda a uno de sus ministros tras tomar posesión.
El nuevo presidente, Alfredo Palacio (derecha), saluda a uno de sus ministros tras tomar posesión.EFE

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