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CRISIS EN ECUADOR

Siete mandatarios en nueve años de convulsión

Tres presidentes derrocados por revueltas populares en nueve años y cuatro mandatarios interinos en el mismo periodo han marcado la convulsionada política ecuatoriana en la última década.

En 1997, Abdalá Bucaram Ortiz, conocido con el sobrenombre de El Loco, tuvo que dejar el poder acusado de corrupción. El Congreso lo destituyó por "incapacidad mental para gobernar" y el pueblo respaldó esa decisión con manifestaciones en la calle, frente al Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo en Quito. Bucaram salió huyendo del país hacia Panamá, donde fue acogido como refugiado político. Allí vivió hasta hace 15 días, cuando la Corte Suprema de Justicia anuló los juicios que se seguían en su contra y abrió las puertas para su retorno.

Para sustituirle, el Legislativo designó a Fabián Alarcón Rivera. Pero Rosalía Arteaga, la entonces vicepresidenta, reclamó el poder y lo ejerció durante sólo tres días, pues el Congreso ratificó a Alarcón.

En 1998, Jamil Mahuad fue elegido presidente, pero su paso por la primera magistratura del país terminó tras haber tomado la decisión de congelar los fondos de los ciudadanos ecuatorianos y decretar la dolarización. Esa situación provocó violentas protestas en Quito, Cuenca y Guayaquil, que desembocaron, en enero de 2000, en un golpe de Estado liderado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y el coronel Lucio Gutiérrez obligó a Mahuad a abandonar el cargo.

Triunvirato en el poder

Fue entonces cuando un triunvirato integrado por un comandante de las Fuerzas Armadas, un indígena y un representante de la sociedad civil asumió el poder, pero sólo durante unas horas.

Después, el vicepresidente Gustavo Noboa tomó las riendas del Gobierno de Ecuador. La crisis económica desatada por la decisión de Mahuad provocó el éxodo de casi un millón de ecuatorianos al exterior. De ellos, 400.000 viven hoy en España, y los demás están en Estados Unidos y otros países de Europa.

Noboa logra estabilizar el Gobierno y en enero de 2003 entrega el poder al coronel golpista Lucio Gutiérrez, elegido con el respaldo de los indígenas. Pero su presidencia terminó el miércoles, en medio de acusaciones de corrupción y de nuevo por la presión popular, liderada por los denominados forajidos, que protestaron durante casi una semana, en el parque La Carolina, de Quito, convocados por Radio La Luna y mensajes de SMS.

En su lugar fue nombrado el médico Alfredo Palacio, cuarto presidente interino de Ecuador en nueve años.

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