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El rostro inhumano de la II Guerra Mundial irrumpe en el siglo XXI

Varios libros analizan los horrores de la contienda al cumplirse 60 años del fin del nazismo

José Andrés Rojo

Hace 60 años las tropas aliadas liberaron a los supervivientes de los campos de concentración nazis. La brutal contienda que había llenado de cadáveres el mundo entero llegaba a su fin, y Europa perdía protagonismo entre los países que marcaban las pautas del orden internacional. Se iniciaba una nueva época. Estados Unidos emergía como el nuevo coloso, luego enfrentado en la guerra fría a los países comunistas. Con la caída del muro de Berlín, ese mundo ha desaparecido también, pero la proliferación de obras sobre la II Guerra Mundial confirma que aquel horror sigue vivo en el siglo XXI.

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El atentado de las Torres Gemelas tiró por la borda cuanto quedaba del siglo XX y reveló al mundo que se iniciaba otra historia, con toda la sangre y el dolor de las anteriores, pero todavía difusa, de contornos tan borrosos que todavía ahora nadie sabe ni hacia dónde, ni cómo, ni de qué manera será el mundo que heredarán quienes vienen detrás. La Segunda Guerra Mundial es, en este contexto, una antigualla. Sesenta años después de que terminara aquel horror que mostró el peor rostro del ser humano, cada día aparecen nuevos títulos que dan cuenta de lo que ocurrió entonces. Están vivas las heridas del siglo XXI, pero vuelve también el horror de la pasada centuria: el exterminio de los judíos, las bombas atómicas, los bombardeos. Y las gestas heroicas de quienes fueron capaces de mantener el tipo en el corazón de un infierno en el que reinaba el mal.

"Se hablaba de una ira santa. Una ira que se debía tener, como persona alemana, contra todo lo que no era alemán", dice uno de los testimonios que recoge el libros Los niños de Hitler, de Guido Knopp, que forma parte del paquete de 19 títulos que Planeta recupera este año en su sello de bolsillo Booket. En Amos de la muerte, de Richard Rhodes, una secuencia de fotos espeluznante viene ilustrada con el siguiente pie: "En una playa del Báltico, al noreste de Liepaja, Letonia, en diciembre de 1941, un sargento fotografió la matanza de casi 3.000 judíos del lugar, mujeres y niños en su mayoría. Obligadas a desnudarse en medio de aquel frío intenso y a posar para los fotógrafos, las víctimas eran conducidas hasta una zanja excavada en la profunda arena de la playa, se las hacía caminar y eran tiroteadas por la espalda".

¿Será eso lo que sigue intrigando de aquel remoto pasado, que las humillaciones de entonces se parecen mucho a las que ahora mismo se han cometido en Abu Ghraib, y que aquella ira santa suena demasiado a las iras santas de nuestros días?

Hace poco apareció el exhaustivo y escalofriante retrato de Auschwitz de Laurence Rees en Crítica. La publicación de El hundimiento (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores), de Joachim Fest, y la proyección de la adaptación del libro al cine generan ahora ríos de tinta, disputas, polémica. ¿Un dictador desquiciado capaz de expresar emociones humanas? ¿Es moralmente culpable un pueblo que miró a otro lado cuando se llevaban de sus casas a los judíos? ¿Fue legítima tanta violencia para acabar con el drama?

De Joachim Fest aparece estos días en Planeta su biografía de Hitler (hace un tiempo, Crítica proponía acercarse al personaje a través de sus conversaciones privadas). No se recogen en ambos títulos sólo sus últimos días, los del hundimiento, sino que dan cuenta de la historia de su ascenso y caída, de la trama de sus complejos y del delirio de su proyecto. Un proyecto que se fue al garete y sobre el que volvieron muchos de sus protagonistas en Las entrevistas de Núremberg (Taurus), de Leon Goldensohn, y que se recreaba con todo lujo de detalles en Interrogatorios. El Tercer Reich en el banquillo (Tusquets), de Richard Overy. La pérdida de memoria de Hess, el caso del servicial Speer, el impenitente Göring: en uno y otro libro, éstos y tantos más daban cuenta de un régimen que desató la furia sin que se le descompusiera el peinado.

Pero a aquella guerra se llega también por otros recovecos. Ayer se presentó, por ejemplo, La última gesta. Los republicanos que vencieron a Hitler (Aguilar), de Secundino Serrano. Un texto que habla de los que salieron de España tras perder una guerra y que no tuvieron otra alternativa que reincorporarse a otra para seguir luchando por la libertad que les arrebataron.

Hay, en fin, otros libros que reconstruyen episodios y campañas concretas. Está La batalla de Roma, de Alex Katz, en Armas y Letras, la excelente colección de Turner que se ocupa de estas cuestiones. O Dresde (Temas de Hoy), de Frederic Taylor, que cuenta el feroz bombardeo sobre la ciudad alemana. Un ejército al amanecer (Crítica), de Rick Atkinson, es la reconstrucción de la guerra en el norte de África, y Varsovia, 1944, de Norman Davies, la crónica de la heroica lucha de una ciudad sitiada.

Supervivientes del campo de concentración de Auschwitz, tras su liberación.
Supervivientes del campo de concentración de Auschwitz, tras su liberación.

Un paisaje desolador

Booket, el sello de Planeta dedicado al libro de bolsillo, presentó ayer en Madrid los 19 títulos que publicará a lo largo del año bajo el título genérico de 1939-1945. Los años que cambiaron el mundo. Ya han aparecido 14 de ellos y retratan, sobre todo, el horror del Holocausto, y se sumergen en analizar el delirante proyecto de Hitler y sus secuaces. Hay novelas, como El comprador de aniversarios, de Adolfo García Ortega; El Niño de los coroneles, de Fernando Marías, y Velódromo de invierno, de Juana Salabert, que se acercan a esa época desde puntos de vista muy distintos. Pero también hay textos sobre algunos personajes centrales -Cronwell trata del papa Pío XII; Haffner, de Winston Churchill; Allan Prior, del Führer; Allen, del enigma de Rudolf Hess- y memorias, como las de Violeta Friedman o Sebastian Haffner. Están dos títulos emblemáticos de Antony Beevor, los que dedica a Berlín y Stalingrado (aparece también el libro de Craig sobre esta batalla), Los secretos del día D (Larry Collins) o una historia general, La guerra que había que ganar. Hay dos inéditos, sobre el campo de Sobibor y sobre los descendientes de los jerarcas nazis. Está la historia del español que salvó a 5.000 judíos, que ha contado Diego Carcedo, además de Amos de la muerte, de Rhodes, y Los niños de Hitler, de Knopp.

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Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

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