Irlanda supera sus dudas ante Inglaterra y defiende su dinastía en el Seis Naciones
El campeón remonta una primera parte fallona, somete a su rival histórico con un gran James Lowe e iguala en el liderato del torneo a Francia y Escocia
Irlanda no solo lucha en el Seis Naciones contra cinco rivales hambrientos por su trono, sino contra la caducidad de las dinastías en un torneo que nadie ha ganado tres veces seguidas en más de 140 años. Tras sus triunfos de 2023 y 2024, no escondió este sábado en Dublín las grietas del otoño, las de un ataque falto de colmillo y su indisciplina, pero dio la vuelta a un partido con aroma a trampa ante Inglaterra y demostró su poderío en una contundente segunda parte para ganar con más comodidad de lo que dice el marcador: 27-22. Así respondió al poderoso triunfo de Francia, la favorita, con la que comparte, junto a Escocia, un triple empate a cinco puntos en el liderato tras la primera jornada.
Sin el brío de otras generaciones, Inglaterra aprovechó de salida las cartas que tiene ahora mismo en su mazo. Una defensa sólida para cortar la fluidez irlandesa en el juego a la mano, solvencia en la posesión —en los primeros 20 minutos casi triplicó al rival en metros ganados con el balón— y una amenaza en el juego al pie. Así fabricaron el primer ensayo, con una patada endiablada en bote de Henry Slade que pilló adelantada a la defensa. El oval salió paralelo a la banda, dejó clavado al zaguero Hugo Keenan y asistió a la carrera de Cadan Murley, feliz como un niño tras ensayar en su debut.
Hasta en un día malo, Irlanda tiene argumentos de sobra y fue exponiéndolos al ralentí. Ante las dudas, zona de confort: en su caso, mandar a los delanteros empujar hasta la extenuación a cinco metros del ensayo. Defendía Inglaterra, pero todo tenía un precio, los golpes de castigo reiterados que desembocaron en una amarilla a Marcus Smith. Pero la superioridad, lejos de aliviar a los locales, elevó su ansiedad. Una obstrucción que cortaba un ataque prometedor, un balón escurrido que ignoraba la superioridad por el flanco derecho o un golpe por retención.
El XV de la Rosa aguantó con placajes contundentes esos diez minutos con 14, pero mostró su grieta en un lance de generación espontánea. James Lowe pasó de dolerse en el césped por un golpetazo en el muslo a romper el placaje de Mitchell, que se le echó encima, pero no pudo tumbarle. Ahí se descosió la defensa. Gibson-Park se encontró aire limpio, quebró la última cortina inglesa y firmó un ensayo terapéutico que, con todo, no valió para nivelar el marcador al descanso. Porque Sam Prendergast, el apertura llamado a ser un líder que no escondió los nervios de su debut como titular, falló una patada sencilla y su par, Smith, ya consolidado como 10 inglés, convirtió la suya para poner el 5-10.
Pero Inglaterra salió de vestuarios como gato panza arriba porque Murley se comió una patada que le cogió la espalda. Tras casi diez minutos junto a su línea de cinco metros, claudicaron la ventaja en un esfuerzo encomiable de Bundee Aki, que rompió a tres defensores y posó a centímetros de la cal. Le asistió Prendergast, más suelto con las manos. También gestionó mejor los pies y embocó a la tercera una patada entre palos para poner a los suyos por delante. Tras probar su aguante, al XV de la Rosa le tocaba convertirse en agresor.
Pero ese traje no estaba en la maleta. Irlanda se defendió de los proyectiles aéreos que buscaban sus manos blandas y pateó a los ingleses lejos de sus dominios. En esas, encontraron la ruptura en una carga de tres jugadores cerca del punto de liberación del balón. Lowe aprovechó la superioridad para escaparse por el centro, fijar al último defensor y asistir a Tadhg Beirne, que se quitó el mal sabor de boca de su ensayo anulado en la primera parte. Con Inglaterra en la mesa de operaciones, Lowe repitió la fórmula, rompió otro placaje y vio como Dan Sheehan posaba con rabia el balón sobre la línea para asegurar el punto bonus de los cuatro ensayos. No se venció Inglaterra, que maquilló con dos marcas y se llevó el bonus defensivo al perder por menos de siete. Pero la dinastía irlandesa sobrevivió una semana más.
Escocia resuelve ante Italia (31-19)
La nómina de vencedores de la primera jornada la completa Escocia, que tuvo que ganar dos veces su partido ante Italia en Edimburgo (31-19). Su delantera dominó de salida, con un ensayo tempranero de su plataforma tras poner en juego desde la banda un golpe de castigo y, después, con un gesto de muchos quilates de Dave Cherry al soltar el balón mientras era placado, sin ver, para dejar la marca en bandeja a Ben White y poner el 19-6. Pero Italia fue sumando de a tres con las patadas y encontró la grieta en una intercepción de Juan Ignacio Brex, que sorprendió al apertura Finn Russell y aceleró feliz bajo palos para empatar a 19.
Murrayfield enmudeció, pero los suyos tuvieron la entereza para culminar la tarea con dos ensayos de Huw Jones, que ya había canjeado en el tramo inicial una aceleración poderosa de Van der Merwe por el ala izquierda. El mismo carril por el que rompió Darcy Graham pasada la hora de partido en la jugada clave de la tarde: tras correr 40 metros, regaló la marca a Jones, que cerraría el marcador minutos después estirándose durante el placaje para posar junto a la línea. Suficiente para sumar el bonus ofensivo de los cuatro ensayos.
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