López Nieto, presidente del Unicaja Málaga: “Nos estamos convirtiendo en el segundo equipo de mucha gente”
El dirigente del club andaluz reflexiona en esta entrevista sobre su éxito en el baloncesto y sobre su pasado como árbitro de fútbol


Detrás del éxito del Unicaja hay un hombre de paz. Antonio Jesús López Nieto (Málaga, 67 años) llegó en 2021 a la presidencia después de 15 temporadas y 230 partidos dirigidos como árbitro de fútbol en Primera (1988-2003) y tras otra etapa política en el Ayuntamiento malagueño, la Diputación provincial y el gabinete de presidencia en la que impulsó la organización de Europeos de waterpolo y atletismo, la Copa de baloncesto y finales de balonmano. También fue designador arbitral durante 16 cursos. Con el Unicaja ha celebrado cinco títulos en dos años; el último, la Copa.
Pregunta. ¿Sigue usted siendo el árbitro López Nieto?
Respuesta. Ser árbitro de fútbol tiene tanta potencia que ya puedes hacer en la vida lo que quieras, y yo he hecho muchas cosas, que siempre seré el árbitro. Y estoy muy orgulloso. Fue un máster de vida. Yo jugaba al fútbol y era socio del Málaga, que tenía una sección de baloncesto que jugaba detrás de La Rosaleda en una pista de cemento. Cuando entré en el arbitraje me enteré de que pagaban y de que no podía ser socio de ningún club. Ser árbitro me enseñó a afrontar los problemas desde la soledad y la fortaleza mental. Los momentos buenos son discretos y los malos tienen mucho revuelo. Eso te curte, te da liderazgo. Volvería a ser árbitro.
P. ¿Cómo ve hoy el arbitraje?
R. Complicado, sobre todo en el aspecto de imagen. Fui 16 años el designador de los árbitros y nunca nadie me dijo ni insinuó nada, ni de la federación ni de LaLiga. Pero claro, que el vicepresidente de los árbitros estuviera en nómina de un club [el caso Negreira y el Barça] no tiene defensa. Sí puedo decir que su influencia en la dirección de los partidos era ninguna. Hoy el arbitraje necesita protección y confianza en los jueces. Y seguimos como hace 40 años, nadie aporta soluciones. ¿Cuál es? Independizarlo de LaLiga y la federación y darle una cobertura legal y jurídica.
P. ¿El Var?
R. Es muy difícil de comprender. Yo estuve en el arranque y ya veía lo que iba a pasar. Está muy bien en lo factual: un fuera de juego, un penalti dentro o fuera. El problema es la jugada gris, cuando inciden la velocidad, el riesgo, la intencionalidad. Ahí el Var no debe entrar, sino decidir el árbitro. Y no debería haber un árbitro de vídeo arriba. Ahí estoy con el baloncesto: un par de revisiones pedidas por los entrenadores.
P. ¿El baloncesto siempre le gustó?
R. Desde pequeño. Hoy todo el mundo ve la NBA, pero entonces había un bar, la Pizzería Trastevere, donde Alfonso Queipo de Llano nos traía vídeos. Así descubrí a Abdul Jabbar. Y como no podía ser socio del Málaga de fútbol me hice del Caja de Ronda, y me toca la fibra el equipo de Mario Pesquera con un quinteto histórico: Federico Ramiro, Rafa Vecina, Pepe Palacios, Joe Arlauckas y Rickey Brown. Estelar. Algunos jugaban de media 42 minutos por partido, por las prórrogas.
P. ¿Qué se encuentra cuando llega a la presidencia del Unicaja?
R. Un club triste que no sabía cuál sería su futuro y un problema de gobernanza. Algunos decían que iba a desaparecer y que yo venía a cerrarlo. Ese aterrizaje tan duro me motivó más. Sin mi bagaje del fútbol no hubiera aguantado el asedio que sufrí.
P. ¿Su primera decisión?
R. Era innegociable que el director deportivo fuera Juanma Rodríguez. Estaba en el Betis y tenía una oferta de renovación por tres años. Había estado en el Unicaja en los años imperiales, pero no tuvo un final bonito. Volvió y empezamos a caminar.
P. ¿Cómo llega el éxito?
R. Lo primero es saber la artillería que tienes y la guerra que puedes disputar. Luego, darle vida. Al Carpena iban 2.000 personas. Buscamos los valores identitarios. Una institución que no respeta la historia no tiene futuro. Había que tocar la fibra de la gente que estaba desconectada. La afición estaba ahí, y regresó. El Carpena hoy es muy divertido. Tenemos 9.000 abonados.
P. ¿El papel de Ibon Navarro?
R. Íbamos camino de la LEB Oro y cambiamos al entrenador [Fotis Katsikaris]. Estaban libres Dusko Ivanovic e Ibon Navarro. Ibon nos dijo que veía al equipo triste como una oficina, que como grupo no era bueno. Lo rehicimos. Yo quería un equipo fuerte atrás y que corriera. Ibon es pasional, meticuloso, hace grupo y maneja las emociones de 12 tíos integrados en la idea de que el triunfo común les beneficia. Es un lujo para nosotros, innegociable. Tiene una cláusula elevada y él ve que aquí hay recorrido. Podemos estirar más el chicle. Unicaja es un trabajo de autor. Y nos estamos convirtiendo en el segundo equipo de mucha gente. Caemos simpáticos.
P. ¿Y su filosofía de cantera?
R. Invertir en cantera no es rentable. Es el gran problema del baloncesto español. Unicaja es un club de cantera, es parte esencial del proyecto, pero más como tema identitario que por rentabilidad. Hoy formas a un buen jugador y se lo llevan las universidades americanas. Y les ha ido mejor a los que se quedan que a quienes cruzan el charco. De los formados en EEUU solo ha crecido Aldama. Nuestros históricos, Pau, Marc, Calderón…, hicieron la mili en la ACB. Puede que en vez de cantera tengamos que ser academia. Si se van, que paguen.

P. Jugar Champions y no Euroliga, ¿es más cabeza que corazón?
R. Sin duda. Nadie nos ha invitado a la Euroliga. Y si me lo ofrecen, al 95% digo que no. Que reflexionen por qué el premiado rechaza el premio. No puede ser que por jugar la Euroliga pierdas dinero. Nos ha pasado con la Copa: la hemos ganado y hemos perdido 400.000 euros entre primas, viajes… Eso no se puede entender en el deporte profesional. El baloncesto es deficitario. En la ACB, si ganas, pierdes. Ya ni hablemos de la Euroliga. Los contratos son más altos, los vuelos, habitaciones de hotel individuales, mayor plantilla, y el reparto televisivo es solo para los dueños. Si nos invitan, por televisión recibimos cero euros. Por marketing, cero euros. El único ingreso son las 1.000 entradas que podamos vender. Hay un premio por el orden clasificatorio, pero si algún fundador no llega al millón y medio de euros que tienen garantizados, se le resta a los demás. El baloncesto está basado en un mecenazgo irreal. Debe acercarse a la sostenibilidad. Todas las competiciones dan pérdidas.
P. ¿La afición lo entiende?
R. Unicaja era un niño bien que aspiraba a la Euroliga. Cuando nos fuimos a la Champions, fui lapidado. Hoy lo comprenden. Tenemos 15 millones de presupuesto y se va a mantener. La fundación y el banco ponen seis millones y nosotros generamos el resto. Debemos crecer con orden. La NBA estudia aterrizar en Europa pero ve unos números catastróficos.
P. ¿Cómo se ficha?
R. Es fundamental saber cómo es la persona. Nuestros embajadores, Berni Rodríguez y Carlos Cabezas, les cuentan dónde vienen. No somos un club cualquiera, no somos una moda, ni solo un equipo que gana partidos. Málaga respira baloncesto.
P. ¿Alberto Díaz?
R. Representa todo lo que es Unicaja. Está muy bien amueblado y podría ser el máximo dirigente del club, aunque todavía tiene hambre. Quiere jugar una final de la ACB.
P. ¿Se puede discutir el título a Madrid y Barça?
R. Ellos van por delante. No somos favoritos, pero sí somos ilusionados aspirantes. Eso no nos lo quita nadie. Vamos a pelear.
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