López Nieto: “El baloncesto es más caro que el fútbol”
Fue árbitro internacional de Primera y ahora está enfocado en el baloncesto, desde la presidencia del Unicaja, a la que ha llegado con determinación: “Somos un club histórico que quiere hacer más historia”
Antonio Jesús López Nieto (Málaga, 63 años) fue un árbitro internacional de Primera entre 1988 y 2003 y ha estado intentando explicar el funcionamiento del VAR hasta hace cuatro días, “pero esa etapa ya pasó. Seguiré viendo fútbol, pero sin opinar”, cuenta. Ahora está enfocado en el baloncesto, desde la presidencia del Unicaja, a la que llegó en julio con las ideas claras. “Sé lo que es un pick and roll, por supuesto, pero solo hablaré de baloncesto a nivel de un aficionado, para especialistas ya tenemos al director deportivo y al entrenador. El presidente no tiene por qué ser un experto. Yo estaré para todo lo demás que afecte a mi equipo. Soy un eslabón más en la cadena de un club histórico que quiere hacer mucha más historia”, se presenta antes del comienzo de la ACB.
Pregunta. ¿Cómo llega un árbitro de fútbol a la presidencia de un equipo de baloncesto?
Respuesta. Soy un hombre del deporte, en general. Durante muchos años fui director de deportes del ayuntamiento de Málaga y de la diputación provincial, era abonado del Caja de Ronda desde pequeño... Entré en la fundación de Unicaja, que es la propietaria del club, y me ofrecieron ser presidente del equipo de baloncesto de mi tierra, me lo pensé, y acepté el reto. Creo que puedo aportar mucho con mi experiencia profesional. Era una gran oportunidad para cerrar mi etapa en el arbitraje, a la que he dedicado 40 años en distintas responsabilidades.
P. ¿Cómo se hizo árbitro?
R. En el colegio jugaba al fútbol y al baloncesto. Avancé en el fútbol, pero ascendimos, llegaron mejores jugadores al equipo, dejé de ser titular, y me empezó a costar ir a entrenar. Ahí me dijeron, oye porque no te metes a árbitro. Había quien lo hacía por los carnets, pero yo ya era socio del equipo de fútbol y baloncesto. No sabía ni que se cobraba. Arbitré un partido y dije esto es lo mío, me di cuenta rápido. Lo hago bien, me siento cómodo y aquí voy a ser titular todos los domingos pensé. Me enganchó y ha acabado siendo mi máster de vida. He disfrutado mucho del camino más que de pitar finales europeas, finales de Copa…
P. ¿Los árbitros llegan a disfrutar del juego?
R. Yo empecé en tiempos de la Quinta del Buitre, después llegó el Dream Team y más tarde los Galácticos… Hay jugadores que tienen tanta calidad que la percibes por narices en el terreno de juego, pero no la disfrutas como la disfruta un espectador. Estás ejerciendo una gran responsabilidad.
P. ¿Hay que tener carácter para sacarle una tarjeta a Stoichkov por ejemplo?
R. Yo no me he cortado con nadie. No me ha pesado nunca el nivel del jugador. No me enorgullezco de ninguna tarjeta, pero nunca me condicionaron las estrellas. A alguna la mandé al vestuario antes de tiempo, pero ni me acuerdo ni me quiero acordar.
P. ¿Usted pitó el famoso penalti de Djukic?
R. Sí. Aquel final de Liga fue como una leyenda de cuento. Pero fue un penalti con mucho consenso. Acerté. Lo que siempre me he preguntado es qué hubiera pasado si no lo veo. Djukic lo falló y la gente estuvo a su lado tras el fallo. Pero si yo no lo hubiera pitado no me habrían concedido la duda del error. Se habría hablado de la intencionalidad del árbitro para favorecer a alguien. Lo que yo pido para el arbitraje es que el acierto o el fallo no se juzgue con intencionalidad.
P. ¿Hay quien dice que al baloncesto le falta polémica para alcanzar más repercusión?
R. No lo creo. También se ha hablado mucho de jugadas polémicas cuando las ha habido. La repercusión del fútbol viene dada por la dimensión de gente que lo ve y lo sigue. El problema del baloncesto es que se está volviendo un deporte endogámico y de nicho. Cuando yo empecé en el arbitraje, en los 80, el baloncesto estaba muy cerca del futbol, con carruseles en las grandes cadenas de radio, con quintetos que nos sabíamos de carrerilla… Incluso, en 1995 participé en la retransmisión de aquel cuarto partido de la final Unicaja-Barca, recordado por el triple de Mike Ansley que no entró, del que estuvo pendiente todo el mundo. Entonces, el baloncesto tenía una notoriedad nacional porque lo seguía mucho más público generalista. Ahora mismo es un deporte dedicado a un nicho de expertos y eso reduce la capacidad de generar recursos.
P. ¿Hay que copiar al fútbol o marcar un camino propio?
R. Hay que aprovechar e imitar todos los ejemplos buenos. Un deporte profesional tiene que basarse, en gran medida, en los derechos audiovisuales, y los del baloncesto están a años luz de los del fútbol. Y para revalorizarlos, el baloncesto tiene que generar interés en el gran público. Necesita volver a una televisión en abierto para entrar en todos los hogares. Es fundamental que el baloncesto se vuelva de todos. No las voy a descubrir ahora, pero si uno ve las audiencias del baloncesto asustan un poco, por no decir bastante.
P. Se le ve con ganas de aportar más allá del Unicaja.
R. El problema del baloncesto son los números. Eso es lo que me preocupa. La gente del baloncesto está muy tranquila, pero viendo lo que genera y lo que gasta en jugadores, el baloncesto es más caro que el fútbol. Hay que trabajar en buscar fórmulas y recursos para abrir esto porque, si no, el camino será difícil. Pocos sueldos se pueden pagar con los derechos audiovisuales que tenemos. El baloncesto está mantenido por una financiación atípica, no por la que genera en sí mismo. Está mantenido o por clubes de fútbol o por entidades de índole institucional o financiera. Difícilmente podemos mantenernos así. Nosotros tenemos la suerte de tener detrás a Unicaja, somos el proyecto de financiación y patrocinio más sólido del deporte europeo en cuanto a tiempo y marca, pero hay que ser realistas.
P. ¿Le ha asustado la realidad que ha visto?
R. Los números son peores de lo que yo creía. No puede ser todo patrocinios y subvenciones. Hay que buscar que el propio producto genere su inyección económica. Estoy convencido de que el baloncesto es muy atractivo y engancha. Pero hay que abrirse. Esto no puede ser solo para los que les gusta hablar del pick and roll y los roster… Tiene que ser para todos para poder seguir siendo la segunda liga profesional de este país. Desde la humildad, pero hay que avanzar. No hay que ser un experto para ver los desfases. Y, después, están los horarios. Debutamos este domingo a las 20.00 de la tarde, casi a la misma hora que el Valencia-Madrid de futbol en la misma plataforma. Así no hay manera de encontrar salida. A mí siempre me ha gustado el horario de las 12.00 de la mañana con varios partidos a la vez para generar el interés de las cadenas de radio. Igual me lo explican y me dicen usted está loco, pero creo que no digo ninguna barbaridad. Estoy en contra del deporte de nicho y más en uno tan bonito y con tantas posibilidades.
P. ¿Las diferencias con los grandes son más grandes en fútbol o en el baloncesto?
R. Esto es un David contra Goliat siempre. Madrid y Barcelona son grandísimos equipos de fútbol que deciden derivar una partida de sus gastos al baloncesto y están muy por encima del resto. Si no tuvieran la financiación del fútbol no habría tanta diferencia con los grandes. Los presupuestos son los que mandan pero hay que estar ahí para pelear siempre, con un proyecto ambicioso.
P. Se ha elogiado la apuesta de Unicaja por los jugadores nacionales y se ha cuestionado el cambio de la Eurocup de la Euroliga por la Champions de la FIBA.
R. Siempre hemos mantenido la filosofía de ser un equipo identitario, apostando por nuestra gran cantera y por los talentos nacionales. A nuestra afición le gustan los jugadores extranjeros de calidad, pero necesitan sentir ese vínculo con su equipo. Respecto a la Champions, es por un tema estratégico y de futuro. No podemos estar en la Euroliga. Es una competición inviable para nosotros económicamente. No podemos mantener el presupuesto que se requiere. La Champions va a ir a más y nos permite afrontar una competición más ordenada y abarcable, con menos partidos y más emoción.
P. ¿Este año, desde Unicaja, no habrá quejas contra los árbitros?
R. El presidente de Unicaja va a respetar a los árbitros, por supuesto. Cometerán errores, pero yo no veo la intencionalidad. Solo se recuerdan los errores en contra, los otros se olvidan rápido. Lo que hay que intentar es que haya el mejor nivel arbitral, con el apoyo de la liga para tener libertad y solidez. Yo no voy a quejarme de los árbitros.
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