"La cifra de muertes no dice si se ha trabajado bien o mal"
"Las urgencias deben ser un paso intermedio desde el que nosotros debemos derivar al médico de cabecera o al hospital. El resto, como mantener ahí a los pacientes, es una perversión de uso". El secretario de Relaciones Institucionales de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, José Luis Casado, nació en La Ina (Soria) en 1943, pero "desde que tenía año y medio" vive en Zaragoza, donde dirige el servicio de urgencias del hospital Miguel Servet.
Pregunta. En urgencias de Leganés ha muerto un porcentaje de pacientes más alto que en otros hospitales similares. ¿A qué cree que se debe?
Respuesta. Lo que ocurre es que muchas veces las familias no pueden asumir la angustia de la muerte de un familiar, y le llevan a urgencias cuando ya está moribundo. Ellos mismos te lo dicen. Y entonces fallece a las dos, tres o cuatro horas de ingresar. Por eso la cifra de muertes no dice nada. No indica si se han hecho las cosas bien o mal.
"No me pueden sancionar por iniciar un tratamiento de sedación en urgencias"
"Nadie debería haber sido condenado hasta que la investigación no hubiera terminado"
P. ¿Y las acusaciones de que se usaban dosis exageradas de calmantes?
R. Con las dosis pasa lo mismo. Eso no me dice nada. Si un paciente ha desarrollado una tolerancia a la morfina, a lo mejor esa dosis hay que duplicarla o triplicarla. No hay un máximo, no lo dicen los protocolos. Lo que hay que hacer es aliviar al enfermo. Hay que tener en cuenta que el límite entre eutanasia y cuidados paliativos está en la cabeza del médico. Si aplico un calmante para calmar el dolor, estoy actuando éticamente. Para matar a un paciente tengo otros medicamentos más eficaces y más rápidos.
P. ¿Debe aplicarse la sedación terminal en urgencias?
R. Las urgencias son el peor sitio para atender a un enfermo terminal. En el hospital debería haber una unidad de cuidados paliativos. Y si no la tiene, debe ser la consejería la que diga: "Cuando llegue un enfermo que necesite cuidados paliativos, derívelo a donde sea".
P. Pero esa situación muchas veces no se da.
R. Si nadie me dice dónde tengo que mandar a ese enfermo, lo tendré que tratar. Ante un enfermo terminal, mi primera obligación jurídica y deontológica es atenderlo. Si yo tengo a un enfermo pegando alaridos de dolor, angustiado y desasosegado, y no le pongo nada, la gente diría que soy un bárbaro.
P. ¿Cuánto tiempo tiene que estar un enfermo de estas características en urgencias?
R. En urgencias se debería recibir al paciente, preguntarle qué le pasa, ponerle un tratamiento y, si tiene que ingresar, que se lo suban a planta en tres o cuatro horas. Pero eso no depende del médico de urgencias, depende del gerente del hospital. Ellos saben cuántas camas se quedan libres cada día, y deben reservar un porcentaje para los ingresos desde urgencias. Lo que pasa es que, en vez de reservarlo, lo usan para citar operaciones programadas para aliviar la lista de espera quirúrgica, que está muy vigilada políticamente. Y eso quiere decir que los pacientes están más tiempo en urgencias.
P. En Leganés hasta se construyeron unas habitaciones para terminales. ¿Qué le parece?
R. Me parece muy mal que se habiliten espacios físicos en urgencias para tratar enfermos crónicos. Lo que tengo que hacer en urgencias es iniciar el tratamiento, con analgésicos y sedación, y a continuación sacar al paciente de urgencias. Pero si el sistema no me da otra opción, no me pueden sancionar por iniciar en urgencias un tratamiento de sedación. Si tengo que tratar a un paciente en urgencias y le tengo que poner cloruro mórfico, se lo pongo. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
P. ¿Tiene un protocolo para esos casos?
R. Lo primero que tengo que decir es que el mejor protocolo es el criterio del médico. En Leganés se elaboró uno, pero los protocolos no son guías de obligado cumplimiento, ni jurídica ni éticamente. El mejor protocolo puede servir únicamente para el 70% de los casos. No existen enfermedades, sino enfermos.
P. La Sociedad de Medicina de Emergencias y Urgencias sacó el 15 de marzo una nota en la que se criticaba la actuación del consejero de Sanidad de Madrid, Manuel Lamela, en esta crisis. ¿Ha cambiado su opinión en el último mes?
R. La nota sigue siendo de plena validez. En un mes no ha habido nuevas pruebas. Nadie debería haber sido condenado todavía, hasta que la investigación hubiera finalizado.
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