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Un juez federal rechaza la petición para que se vuelva a alimentar a Terri Schiavo

Los padres recurren de nuevo para que reconecten la sonda a su hija en estado vegetativo

Un juez federal denegó ayer la petición de los padres de Terri Schiavo, que lleva 15 años en estado vegetativo, para que le reinsertaran las sondas de alimentación que un juez estatal de Florida ordenó el viernes que le desconectaran. En una carrera contra el tiempo, la familia recurrió al Tribunal Federal de Apelaciones de Atlanta con la esperanza de salvar a su hija, que ya lleva cinco días sin líquidos ni alimentos. El marido expresó "satisfacción" por el fallo. Un portavoz de los padres, comparando el caso judicial de Terri con el de Jesucristo, dijo que era "una crucifixión de la era moderna".

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El juez James Whittemore, nombrado por el presidente Bill Clinton, dijo que los argumentos presentados por los padres no habían demostrado tener "suficientes posibilidades de éxito" de celebrarse un nuevo juicio, y al mismo tiempo reconoció las "graves consecuencias" de su decisión de denegar la reinserción de las sondas. "Incluso ante estas difíciles circunstancias y la limitación de tiempo, y a pesar del interés expresado por el Congreso en el bienestar de Theresa Schiavo, este tribunal se debe limitar a aplicar la ley, y concluye que su vida e intereses han sido adecuadamente protegidos en los juzgados del Estado".

Durante la audiencia del caso, el juez acribilló a preguntas a los abogados de los padres, Robert y Mary Schindler, para que justificaran la violación de derechos aducida en su recurso. El letrado David Gibbs le pidió al juez que actuara con urgencia - "Terri puede morir en este mismo momento"- y alegó tres razones principales: que el juez estatal que durante siete años presidió el caso, George Greer, negó a Terri el derecho a "un juicio justo e imparcial porque se convirtió en un abogado a favor de su muerte"; que Greer nunca nombró un letrado independiente que la representara; y que le había negado el ejercicio de sus derechos religiosos, porque desconectarle las sondas iba en contra de los preceptos del catolicismo.

Esos mismos argumentos forman parte de la apelación entablada ayer. Un comité de tres jueces del Tribunal Federal de Apelaciones de Atlanta estudiaba el caso al cierre de esta edición. Si esta instancia también reiterara el fallo del juez Whittemore, a la familia le quedarían todavía otros dos recursos, ante el pleno del tribunal de Atlanta -12 jueces, 7 de ellos nombrados por presidentes republicanos y 5 por demócratas- y ante el Tribunal Supremo. El marido, Michael Schiavo, también presentó una contra-apelación aduciendo que los derechos de su mujer "serían violados" si le reconectaban las sondas. Schiavo siempre ha mantenido que el deseo de su mujer era de que no la mantuvieran viva artificialmente, pero los padres aseguran que no es cierto, que es una excusa inventada por él para deshacerse de Terri.

El traslado del caso a la justicia federal ha sido posible gracias a una nueva ley aprobada durante el fin de semana por el Congreso y sancionada por el presidente. Ayer, la familia y los políticos que habían acudido en su ayuda con esa extraordinaria medida, expresaron su decepción por el fallo de Whittemore. El portavoz del presidente George Bush, Scott McClellan, declaró: "Hubiéramos preferido un dictámen diferente".

La ley de urgencia otorgaba jurisdición del caso a los tribunales federales, con la posibilidad de reabrirlo desde cero, pero no garantizaba la reinserción de las sondas. Los juristas coinciden por lo general en que las probabilidades de que los padres logren sus propósitos son muy escasas, a menos que pudieran convencer a los jueces de que su yerno, Michael Schiavo, ha actuado de mala fé como guardián legal. En la apelación presentada ayer argumentan entre otras razones que Michael "abandonó el matrimonio en 1995 para cohabitar con otra mujer con la que tiene dos hijos". Aducen también la falta de pruebas de que Terri le pidiera de palabra que no quería vivir con sondas, que Michael recordó repentinamente siete años después de que ella cayera en estado vegetativo y él ganara una millonaria indemnización en su nombre.

Por otra parte, el diario del Vaticano L'Osservatore romano calificó la decisión del juez Whittemore de "absurda y sobrecogedora". El artículo subraya: "En el fondo, el destino de Terri es el mismo de aquellos hombres y mujeres que en Estados Unidos son condenados a muerte por sus crímenes. Pero Terri no ha cometido ningún crimen, sino sólo ser inútil a una sociedad incapaz de apreciar y defender el don de la vida".

Bob Schindler (en el centro), junto a su hija Suzanne, el marido de ésta y sus asesores espirituales, tras escuchar el fallo.
Bob Schindler (en el centro), junto a su hija Suzanne, el marido de ésta y sus asesores espirituales, tras escuchar el fallo.AP

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