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La línea dura de Bush ahonda la división de los disidentes cubanos

Gutiérrez Menoyo descalifica el apoyo de tres anticastristas a las últimas sanciones de EE UU

No corren buenos tiempos para la disidencia cubana. Y en esta ocasión no es Fidel Castro el responsable de sus males, sino las divisiones y pugnas internas. Menos de 48 horas después de que el líder del Proyecto Varela, Oswaldo Payá, arremetiera contra aquellos disidentes que "durante años se han dedicado a la difamación de los líderes verdaderos de la oposición", tres de los aludidos apoyaron la línea dura del presidente de EE UU, George W. Bush.

Los aludidos, dirigentes de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, participaron desde La Habana en una sesión de dos subcomités de la Cámara de Representantes del Congreso de EE UU para apoyar la política de línea dura del presidente George W. Bush contra Cuba, incluyendo las restricciones que hacen más difícil a los exiliados visitar a sus familiares en la isla.

Martha Beatriz Roque, René Gómez Manzano y Félix Bonne, tres de los opositores acusados por Payá de fomentar y dirigir "campañas de confusión, desaliento, provocaciones y mentiras" contra el Proyecto Varela, participaron por teléfono desde la Sección de Intereses de EE UU en La Habana en los debates de las comisiones de relaciones internacionales y de derechos humanos del Congreso, reunidas en vísperas de la discusión de un proyecto legislativo que pretende flexibilizar las restricciones de viaje de los ciudadanos norteamericanos a la isla y suavizar el embargo.

Los tres expresaron su oposición a cualquier flexibilización argumentando que sería interpretada como una victoria del Gobierno y sólo serviría para dar aire al régimen, no para traer la democracia a Cuba. El legislador republicano Dan Burton, que preside una de las subcomisiones y es coautor de la famosa Ley Helms-Burton, que penaliza a las empresas extranjeras que invierten en Cuba, consideró "héroes" a los tres disidentes y dijo que su testimonio servía para demostrar "el historial atroz de violaciones de los derechos humanos" del Gobierno de Castro.

"Es algo indignante. Parece que estas personas lo que pretenden es desprestigiar a la oposición", dijo ayer en La Habana el presidente de Cambio Cubano, Eloy Gutiérrez Menoyo, quien consideró una vergüenza "para una disidencia que se respete a si misma" apoyar "medidas de injerencia como las de Bush", y dijo que la presencia de Burton era muy "simbólica". "Estas personas perdieron una gran oportunidad para expresarle que la ley Helms-Burton no sólo ofende a Cuba, sino a toda la comunidad internacional".

El disidente socialdemócrata Vladimiro Roca defendió el derecho de sus colegas a expresar sus puntos de vista donde lo consideren oportuno, y rechazó pronunciarse sobre el enfrentamiento entre Payá y los líderes de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil. De modo similar se expresaron otros disidentes, aunque llamaron la atención sobre el hecho de que el Congreso sólo invitara a dar sus opiniones a opositores que están a favor del embargo, y no a otros que han expresado públicamente su rechazo.

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Los desencuentros de la disidencia no son nuevos, pero se agravaron esta semana después de las duras acusaciones de Payá contra los representantes de la Asamblea y de otros "factores" interesados en "sembrar la división". "La verdad es que es difícil definir qué es lo que ha producido más desgaste y sufrimiento a la oposición pacífica cubana, si la represión del régimen o las acciones y procedimientos negativos de las personas y grupos antes mencionados", expresó Payá en un comunicado.

Roque, la única mujer condenada en los juicios de 2003 contra 75 opositores, fue liberada el año pasado por motivos de salud con la advertencia de que podría regresar a prisión si persistía en sus actividades. No sólo ha persistido, sino que, junto con Bonne y Manzano, ha convocado una reunión para el 20 de mayo de 300 agrupaciones disidentes en La Habana.

Martha B. Roque y Félix Bonne, en la celebración en La Habana de la fiesta nacional española en octubre pasado.
Martha B. Roque y Félix Bonne, en la celebración en La Habana de la fiesta nacional española en octubre pasado.REUTERS

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