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Reportaje:LA SANIDAD VASCA, ENFERMA

La crisis del modelo Osakidetza

Los profesionales sanitarios alertan del imparable deterioro del sistema por la falta de inversiones y la política de ahorro

El servicio de traumatología del Hospital Santiago Apóstol, de Vitoria, no hace artroscopias desde el pasado mes de octubre. ¿Por qué? Pues porque los traumatólogos están pendientes de que la dirección del centro les instale una nueva torre de artroscopia. Desde hace dos años cuentan con el compromiso de la dirección, pero de momento no se ha producido la inversión y el anterior aparato se ha quedado obsoleto. Hasta hace unos pocos años, el servicio de traumatología de Santiago era uno de los punteros con la puesta en marcha de técnicas novedosas.

¿Qué está pasando? "En los pasillos de los hospitales se lleva escuchando desde hace meses que no hay dinero", explica uno de los miembros de este servicio, para quien una artroscopia es una técnica que resulta básica que no puede faltar en cualquiera de los grandes hospitales

La presión asistencial es cada vez mayor, con más operaciones e ingresos, pero la plantilla no aumenta
Osakidetza realiza una media de 25 contratos al año a cada uno de los eventuales que contrata
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. ¿Ha entrado en crisis el modelo Osakidetza y ya no da para todo tal y como está financiado o lo que ocurre en el Hospital Santiago es un caso aislado?

La sensación entre los profesionales es que mientras la atención que se presta es ilimitada, los recursos son limitados y que ese desfase quien lo paga sistemáticamente año a año es el personal y los planes de inversiones. "Cada vez hay menos dinero para renovar las instalaciones, los quirófanos y los equipos", lamenta Ángel Marí, radiólogo del hospital Txagorritxu de Vitoria.

Los médicos del sistema público creen que lo del Hospital Santiago no se trata de algo aislado. Hartos de esperar han destapado la caja de los truenos. A ellos se han sumado, en una alianza impensable hace unos pocos meses, sindicatos como el de enfermería y otros de clase, como ELA (mayoritario en la sanidad pública) y ESK para detener lo que consideran "imparable deterioro" del sistema sanitario de Euskadi.

La falta de visión y de inversiones, la política de ahorro, el vivir de las rentas, y el sobreesfuerzo personal al que se ven sometidos los trabajadores para paliar esos déficits son algunas de las acusaciones que lanzan los profesionales a los responsables políticos del Departamento de Sanidad y de Osakidetza.

El personal sanitario ha dicho basta y el Servicio Vasco de Salud se enfrenta al peor conflicto en sus 22 años de vida, con la convocatoria de paros parciales y de uno total para el próximo mes de abril por parte del conjunto de sus trabajadores en demanda de mejoras profesionales.

Los médicos de los principales hospitales ya iniciaron su particular movilización hace unos meses con lo que llaman optimización. Es decir, conceder al paciente el tiempo que consideran necesario, hacerle todas las pruebas que precise y no darle el alta a las primeras de cambio. La consecuencia es el alargamiento de la estancia de los pacientes, la falta de camas y el progresivo colapso de los hospitales.

Joaquín Durán, neumólogo del Hospital de Txagorritxu, en Vitoria, lleva 18 años como médico adjunto, exactamente igual que cuando empezó. En enero del año pasado, lideró junto con la mayoría de los facultativos del centro un escrito en el que alertaban del "gravísimo" deterioro que estaba sufriendo Txagorritxu por la falta de inversiones. Un deterioro que incluso ponía en peligro el futuro del centro, según Durán. "Los responsables del sistema mantienen un doble discurso del que los médicos estamos hartos. Por una parte se habla a la sociedad de que el modelo es perfecto, que da para todo, que no hay problemas, pero cuando nos reúnen (a los médicos) y hablan con nosotros el mensaje es: 'esto está mal, no hay dinero, procurar dar las altas lo antes posible, no utilicéis tratamientos costosos'. Se acabó".

Los médicos son los protagonistas del sistema, indica el neumólogo, y su responsabilidad es decidir lo que necesita un paciente. "No podemos seguir tapando las deficiencias del sistema", zanja. Durán tenía acordado con la dirección del hospital ver una media de 12 pacientes en dos horas y media de consulta, un acuerdo basado en la realidad. En los últimos años ha llegado a ver hasta 40. "Los médicos y el resto del personal estaban cubriendo con un sobreesfuerzo personal las deficiencias del sistema", se queja.

Esta actitud de los facultativos de los hospitales de cumplir los protocolos y códigos deontológicos y no precipitar las altas es extensible al resto del personal sanitario. ELA, con el 44% de la representación de la plantilla de Osakidetza y mayoritaria también entre los médicos, advierte de que el personal está cansado y enfadado.

Izaskun Garikano, responsable del ámbito sanitario dentro de la central, resalta la idea de que la presión asistencial es cada vez mayor, con más operaciones, más ingresos y más urgencias, pero el número de trabajadores no crece. Garikano destaca que la inversión vasca en sanidad es la más baja en relación al PIB de la Unión Europea, al igual que el resto del sistema nacional de salud.

Esa falta de dinero es incompatible con una demanda sanitaria de la población que crece sin parar. "La carga de trabajo va a parar a la misma plantilla que ya existía hace unos años. El malestar no es exclusivo de los médicos, sino que abarca a todo el personal. Los responsables de Osakidetza han vivido de las rentas, no han identificado los problemas que venían encima del sistema y ahora pasa la factura", apunta la representante de ELA.

Parecida visión tiene la representante de UGT, Ana Pérez. "No se está invirtiendo en lo que debe hacerse". Sin embargo, su sindicato no ha decidido aún su participación en las movilizaciones organizadas por los sindicatos de médicos, enfermeras y por ELA, y recuerda que la mesa de negociación con la dirección aún está abierta.

La ausencia de una carrera profesional para los médicos y las enfermeras y los contratos basura son otros motivos de quejas. Y como ejemplo puede valer que Osakidetza realizó en el año 2002 una media de 25 contratos a cada uno de los 4.000 eventuales que contrató al margen de la plantilla. Aunque algunas contrataciones fueron de seis meses, consideradas como estables, abundaron los que se hicieron por días e incluso por horas. En los peores días de la epidemia de la gripe, con los hospitales colapsados y aplazando las operaciones menos urgentes para ceder camas a los enfermos griposos, la dirección de Txagorritxu no logró contratar a ningún especialista en el aparato respiratorio para atender la masiva demanda. "Se ofrecen contratos muy pobres y los profesionales pierden interés", comenta Durán.

Sobre la falta de una carrera profesional, el radiólogo Ángel Marí apunta que un médico especialista que inicie su carrera antes de los 30 años se jubilará, sean cuales sean su actitud profesional o sus rendimientos, a los 65 o 70 años, exactamente en la misma situación laboral con la que ingresó. "Hay una sensación de frustración colectiva entre los profesionales médicos". El Departamento de Sanidad se ha comprometido a ponerla en marcha en breve.

Desde la distancia y el conocimiento que da haber sido consejero vasco de Sanidad con el PSE entre 1987 y 1991, José Manuel Freire, aprecia una "falta de tensión, falta de ganas por innovar" entre los dirigentes de Osakidetza. "Se ha bajado la intensidad en los últimos años. No se hace el mismo esfuerzo inversor que en otras épocas, aunque la calidad que ofrece el sistema Osakidetza es indudable". Sin embargo, una y otra vez las encuestas entre la ciudadanía en general ofrecen resultados muy satisfactorios hacia el servicio que presta el sistema público, lo que refleja que el conflicto se vive en la trastienda del sistema. En el último barómetro publicado por el Ministerio de Sanidad, en 2003, los vascos dan un 7,15 sobre 10 a Osakidetza, sólo superada por la red de Navarra, que obtiene un 7,19.

Las guardias de la discordia

El pago de las guardias que hacen los médicos ha sido el detonante de la conflictividad que ahora vive Osakidetza. Es la punta del iceberg, según los facultativos, pero ha disparado su indignación.

Sólo el 50% de los médicos hace guardias, ya que el resto trabaja en servicios donde no son necesarias. Los facultativos ganan por una hora ordinaria de trabajo entre 20 y 26 euros, pero cuando entran de guardia tras finalizar su jornada ordinaria pasan a cobrar 12 euros, a pesar de que siguen haciendo el mismo trabajo. El Departamento de Sanidad lo considera una prolongación de jornada. La Federación de Facultatitvos de Hospitales planteó el problema a Osakidetza y ante el desacuerdo recurrió al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que ha fallado a su favor, así como el Tribunal Supremo, que ha dicho que sólo hay jornada de trabajo o de descanso.

La jornada de trabajo se divide en hora ordinaria (hasta 1.592 horas anuales) y se convierte en extraordinaria cuando rebasa ese tope. El Supremo no dice cómo pagarla y a eso se ha aferrado Osakidetza para interponer un conflicto colectivo contra los trabajadores, con lo que el Supremo debe resolver otra vez.

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