Muere Victoria de los Ángeles, la 'diva humana'
La soprano catalana falleció ayer en Barcelona a los 81 años a causa de una afección respiratoria
La muerte de Victoria de los Ángeles, ayer a los 81 años, desató una oleada de reconocimiento unánime por parte de sus colegas y del mundo de la cultura a una de las más grandes voces líricas de la segunda mitad del siglo XX. Conocida como la "diva humana" por su rechazo total a la vanidad que rodea el mundo de la ópera, la soprano catalana fue ingresada el pasado 30 de diciembre en la clínica Teknon de Barcelona a causa de una afección respiratoria. La capilla ardiente con sus restos mortales se instalará hoy a mediodía en el Palau de la Generalitat de Cataluña, donde permanecerá abierta hasta las 19.00. El funeral se celebrará mañana, a las 11.00, en la basílica de Santa María del Mar de Barcelona.
Victoria de los Ángeles López García nació en la Universidad de Barcelona, de la que su padre era bedel, el 1 de noviembre de 1923. Con una impostación natural de la voz y todavía escasa formación académica, llamó la atención de los expertos al ganar en diciembre de 1940 un concurso de canto organizado por Radio Barcelona. El 31 de enero de 1941 realizaba su debut operístico en un teatro del Paralelo barcelonés cantando La bohème. En mayo de ese mismo año pisó por primera vez el escenario del Palau de la Música Catalana y en enero de 1945 debutó en el Liceo con Las bodas de Fígaro.
"Color único"
A partir de ese momento, inició una imparable carrera internacional que la llevó a los mejores teatros de óperas y salas de conciertos del mundo al tiempo que se iba alejando de los escenarios españoles. "En España he cantando muy poca ópera, no me llaman, no se acordaban de mí, no sabían ni mi repertorio", dijo en una entrevista con este diario en agosto de 1995. Sus difíciles relaciones con el Liceo a partir de finales de la década de 1960, coincidiendo con el ascenso imparable de Montserrat Caballé, quien ayer aseguró que con la muerte de Victoria de los Ángeles "ha desaparecido una voz con un color único en toda la historia de la música", la alejaron de su ciudad. Volvió al Liceo en julio de 1992 para un recital tras casi dos décadas de ausencia de su escenario y 12 años después de que se despidiera en el teatro de la Zarzuela de Madrid del mundo de la ópera con Pelléas et Mélisande.
Prosiguió su carrera como liederista hasta 1998, año en el que murió su hijo mayor y se retiró definitivamente. Ayer, el ministro de Cultura francés, Renaud Donnedieu de Vabres, la calificó de "artista excepcional", el Teatro Real de Madrid tuvo un recuerdo para ella en la representación de El barbero de Sevilla, y en Barcelona se la homenajeó en el acto inaugural del Concurso de Canto Francesc Viñas, del que había sido jurado.
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