Bush reconoce que el Ejército iraquí no es capaz de hacerse cargo de la seguridad
Las autoridades de Bagdad detienen a 50 personas por los atentados en Kerbala y Nayaf
Los llamamientos a la calma de los líderes políticos tras los atentados del domingo en Nayaf y Kerbala, las dos ciudades santas de los chiíes, no impidieron ayer un nuevo día de violencia en Irak, esta vez en el norte del país, donde 14 personas murieron en una serie de ataques. Las autoridades iraquíes anunciaron la detención de 50 personas en relación con los ataques del fin de semana.En EE UU, el presidente Bush lamentó ayer la falta de entrega de una parte del Ejército iraquí. Bush reconoció que algunas unidades abandonan el combate, lo que retrasa los objetivos en materia de seguridad.
Deseosos de ver las elecciones celebrarse en la fecha prevista y de convertir el peso demográfico de su comunidad en mayoría política, los líderes chiíes instaron ayer a sus seguidores a mantener la calma tras los atentados del domingo en Nayaf y Kerbala, que se saldaron con 66 muertos y más de 200 heridos, el más sangriento ataque contra la comunidad chií desde el pasado marzo, cuando 170 personas perdieron la vida en atentados simultáneos en Kerbala y Bagdad.
"El objetivo [de los ataques del domingo] es sembrar la división religiosa y retrasar las elecciones... Los iraquíes derrotarán a los que persiguen estos objetivos", afirmó Abdul Aziz al Hakim, el líder del Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Irak y cabeza de lista de la gran coalición chií. "Una guerra civil sería el infierno; estamos de acuerdo en que hay que evitar toda venganza", dijo el portavoz de Múqtada al Sáder, el joven clérigo radical que lideró dos levantamientos contra las fuerzas estadounidenses este año y se unió a última hora a la gran coalición chií para los comicios, previstos para el 30 de enero.
El primer ministro interino, Ayad Alaui, también reafirmó su compromiso de que las elecciones se celebren en la fecha prevista y condenó los atentados del domingo. Los ataques "demuestran la resolución [de los rebeldes] a destruir la unidad del país y fomentar una guerra confesional", dijo Alaui, que atribuyó estos actos al jordano Abu Musab al Zarqaui y a la red terrorista Al Qaeda. Incluso líderes políticos y religiosos de la comunidad suní condenaron los atentados del domingo.
En Nayaf, donde se produjo el ataque más sangriento, el gobernador de la ciudad anunció ayer la detención de 50 sospechosos. La policía detuvo a otras cinco personas en Kerbala. En ambos casos las autoridades no dieron detalles acerca de su identidad, pero dijeron que al menos uno tenía un pasaporte de un país árabe.
Tras los ataques en el sur del domingo, la violencia se extendió ayer por todo el norte. Al menos 14 personas murieron en una serie de ataques, según informaron fuentes policiales. En Achaki, cerca de Samarra, cuatro hombres fueron abatidos con armas automáticas. Un camionero murió tiroteado cuando salía de una base estadounidense en Yathrib. En la misma localidad, los cuerpos de tres miembros de la Guardia Nacional fueron hallados ayer. Otras seis personas murieron en varios incidentes, tres de ellas en Samarra.
El hombre del año
La Casa Blanca convocó ayer con apenas media hora de aviso una rueda de prensa planteada para aprovechar el "tirón" político del presidente George W. Bush en el cierre del año, con las elecciones a su espalda y su rostro en la portada de la revista Time como "Hombre del Año".
Bush reconoció que el Ejército iraquí no tiene la consistencia ni la preparación que debería mostrar a estas alturas, lo que puede prolongar la labor y la presencia de las tropas de Estados Unidos en ese país. El presidente rechazó las críticas de quienes piensan que el despliegue no es suficiente para garantizar la seguridad en las elecciones de enero, aunque anticipó un aumento de la violencia en las próximas semanas: "Los terroristas van a intentar retrasar las elecciones, intimidar a la gente de su país y entorpecer el proceso electoral de cualquier manera posible. Nadie puede anticipar lo que puede pasar en los próximos meses y desde luego yo sé que ese proceso no va estar exento de problemas", dijo Bush, "pero tengo confianza en el resultado, en que los terroristas van a fracasar, en que las elecciones seguirán adelante y en que Irak será una democracia que refleje los valores y las tradiciones de su pueblo". Bush pidió "paciencia" al pueblo americano y garantizó que las elecciones de enero serán el principio definitivo de un sistema democrático en Irak.
Sin embargo, Bush parecía frustrado por el comportamiento de una buena parte del nuevo Ejército iraquí: "Ha habido casos", reconoció, "en los que [los soldados iraquíes] se han marchado en cuanto la batalla se ha puesto complicada". El presidente estadounidense dijo que otras unidades en Nayaf y en Faluya "cumplieron con su trabajo".
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