El programa navarro de implantes cocleares logra que 300 niños sordos desarrollen el habla
Una vez al mes los responsables médicos de las redes sanitarias pública y privada de Navarra se reúnen para evaluar los resultados del programa de detección precoz de la sordera neonatal puesto en marcha en esta comunidad en el año 1999.
Otorrinolaringólogos, logopedas, técnicos audiometristas, pediatras y otros expertos médicos coordinan sus actuaciones en una novedosa experiencia sanitaria que ha permitido la colocación de implantes cocleares a más de 300 niños para corregir una tasa de hipoacusia constatada del 4,59 por cada 1.000 recién nacidos.
El Gobierno navarro sufraga íntegramente el coste del implante colocado a los niños. Las intervenciones se realizan en la Clínica Universitaria de Navarra (CUN), que inició el programa de colocación de implantes en 1989. Los impulsores del programa han confirmado el éxito de la experiencia. Más de 500 personas portan actualmente un implante coclear.
Una nueva técnica permite colocar los implantes sin perder restos de audición
Los bebés y niños con problemas de sordera receptores del aparato han desarrollado el lenguaje de forma similar a la de un niño oyente.
Un total de 300 niños con deficiencias auditivas severas o profundas (no oyen sonidos inferiores a 90 decibelios) han recibido en los últimos años implantes cocleares que sustituyen el oído por un sistema de estimulación eléctrica del nervio auditivo. De ellos, 30 tenían menos de 6 meses, dentro de una paulatina reducción de la edad de implantación que permite colocar el aparato a bebés.
El implante coclear es un transductor que transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo y las transmite al cerebro a través de las fibras nerviosas auditivas. Esta intervención es de gran utilidad en algunos tipos concretos de sordera, en los que hay lesión de estructuras encargadas de generar de forma natural dicho estímulo.
El programa se inicia con análisis efectuados a los bebés antes de los 3 meses de vida mediante un cribado sistemático de todos los recién nacidos a través de pruebas como las otoemisiones acústicas. Si se detectan problemas, se pasa a un proceso diagnóstico más complejo. Cada mes, los impulsores del programa se reúnen en una mesa de trabajo sanitaria que Ignacio Arruti, coordinador de los equipos del Servicio Navarro de Salud y Manuel Manrique, responsable del programa en la CUN, califican de "pionera en España".
"Cuando antes se realiza el implante los resultados son mejores", señala Manrique, especialista del departamento de Otorrinolarincología de la Clínica Universitaria de Navarra. "Los pacientes alcanzan un manejo en la lengua equivalente al de un niño con audición normal, y la velocidad de adquisición del lenguaje es también similar".
La clínica pamplonesa inició el programa de implantes cocleares en 1989. En un principio sólo iba dirigido a mayores de 18 años, pero con los avances técnicos la edad se ha reducido hasta permitir el implante a bebés con una eficacia acreditada.
Entre cuatro y cinco niños de cada 1.000 sufren alguna pérdida de audición, y uno de cada 1.000 padece pérdida severa o profunda. Los audífonos no les sirven. El implante se coloca en la parte auditiva de la cóclea, una zona del oído interno donde se sitúan las células que captan las vibraciones sonoras y las transforman en impulsos eléctricos que llegan a los centros auditivos de la corteza cerebral.
El implante consiste en un pequeño aparato similar a un audífono que se coloca en la parte externa del oído; un dispositivo colocado bajo la piel, junto al oído, que incorpora un microprocesador, y los electrodos que se implantan en el interior del oído.
"El dispositivo dura toda la vida y está diseñado con materiales biocompatibles", indica Javier Cervera, especialista de la CUN, quien matiza que se trabaja para mejorar la calidad informática y la perdurabilidad de los implantes, ya que los bebés que los llevan tienen una esperanza media de vida de entre 80 y 90 años.
Además de intervenir en pacientes de menos de un año, otro de los avances del programa es la implantación coclear bilateral, desarrollada desde hace dos años. Siempre que no haya malformaciones anatómicas, se están implantando sendos dispositivos en casos de pérdida de audición en ambos oídos. El resultado, según los responsables del programa, es una evidente ventaja en la calidad auditiva, una mejora en la discriminación de la palabra en ambientes de ruido y localización de los sonidos y una estimulación completa de la vía auditiva en el caso de los niños. El Gobierno navarro se plantea actualmente la opción de financiar en su integridad los implantes bilaterales.
Además, una nueva técnica quirúrgica permite colocar los implantes sin perder restos de audición en el 90% de los casos. "Hasta hace poco existía la idea de que al abrir la cóclea se perdía toda la función auditiva", señala Manrique. "Sin embargo, hemos conseguido que se mantengan los restos auditivos existentes". Esta técnica abre muchas posibilidades terapéuticas en otro tipo de deficiencias auditivas. En el futuro, según los expertos, las nuevas técnicas a partir de los implantes ayudarán a administrar medicamentos dentro de la cóclea que puedan restaurar la audición en casos de pérdidas de menor intensidad.
El coste del implante, incluidos el aparato, la cirugía, la hospitalización y las sesiones de rehabilitación, asciende a unos 30.000 euros.
La estrategia adoptada para la detección neonatal de la hipoacusia consiste en realizar un programa de despistaje (screening) en fases, combinando dos técnicas: otoemisiones acústicas (OEA), que mediante un sistema a la vez emisor y receptor identifican si existe respuesta auditiva a un estímulo acústico, y a través de potenciales evocados auditivos (PEA), que se basan en el registro de corrientes bioeléctricas de la vía auditiva tras la presentación de estímulos sonoros. De esta forma, se pretende detectar todas las sorderas congénitas para el tercer mes de vida, a fin de realizar una intervención terapéutica precoz. La memoria del plan correspondiente al año 2003 recoge que se realizaron 6.943 otoemisiones acústicas (OEA) y 116 potenciales evocados auditivos (PEA) en neonatos.
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