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El primer campus 'a la americana'

Un libro recorre la historia de la construcción de la Ciudad Universitaria de Madrid

El Rey Alfonso XIII tenía un sueño. Construir una gran obra durante su reinado: una ciudad universitaria moderna e innovadora, ubicada en Madrid, en donde se mirasen las universidades de todo el mundo. Ciertamente, la creación de este proyecto "provocador", en 1928, marcó un punto de inflexión en la historia de la enseñanza superior, "una rótula entre la memoria claustral y el campus del futuro". Por primera vez un espacio físico iba a ser el encargado de desencadenar una metamorfosis cultural internacional que dejaría una herencia sin parangón en la universidad contemporánea.

Todo empezó en 1924. Alfonso XIII veraneaba en Santander y aprovechó para reunirse con una delegación del X Congreso Nacional de Arquitectura que pasaba por allí. En aquel encuentro el monarca transmitió su deseo de poner en marcha aquel proyecto tantas veces meditado.

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Han pasado casi 80 años desde aquella reunión y el arquitecto Pablo Campos Calvo Sotelo ha querido contar en su libro 75 años de la Ciudad Universitaria de Madrid. Memoria viva de un campus trascendental (Editorial Complutense) el periplo de la construcción de este recinto.Desde su génesis hasta la situación actual.

El arquitecto cuenta que el proyecto nació con energía y generosidad. Para financiar la obra, el soberano renunció a todos los presentes y agasajos por sus bodas de plata como regente y destinó los fondos recaudados a ella. La primera misión de la junta constructora fue buscar referencias válidas para levantar aquel campus. Y tras elegir los terrenos de La Moncloa comenzaron a recabar opiniones tanto dentro como fuera de España. Fue Florestán Aguilar, dentista y amigo del rey, el que convenció a la junta de que lo que había que hacer era volver la vista a América e indagar allí la anhelada "excelencia".

Antes, la junta, recabó en Europa. En Francia, Holanda y Alemania sus integrantes analizaron piezas aisladas (hospitales, facultades de Medicina, institutos, laboratorios...). Pero fue su viaje al nuevo continente lo que propició el verdadero éxito del proyecto. Su visita en 1927 a las universidades de Yale, Harvard, McGill, Montréal, St. George Campus, Michigan, Georgetown, Virginia, Princeton, Columbia, New York University le sirvieron para adoptar el modelo de campus norteamericano. Es decir, de una gran extensión, donde dominasen las grandes perspectivas y la naturaleza como un valor más. La Ciudad Universitaria de Madrid fue el primer campus a la americana en Europa e Iberoamérica.

La historia quiso que Alfonso XIII, que partió al destierro en 1931, no pudiese inaugurar ninguno de sus edificios, ni verla jamás acabada. La II República no varió el planteamiento inicial del proyecto y lo hizo suyo. Durante esta etapa se levantaron edificios racionalistas, de líneas puras y sin adornos. Cuenta Campos que Franco, en cambio, dio una "perniciosa interpretación" del campus y lo convirtió en escenario de manifestaciones de exaltación de la raza. A nivel urbanístico y arquitectónico "perdió la visión global de conjunto". En aquella época la Ciudad Universitaria languideció.

Quedan pendientes dos proyectos: soterrar la carretera de A Coruña (que divide el campus en dos) y construir un gran paraninfo. La democracia no ha dejado todavía su huella en esta ciudad universitaria.

Perspectiva ideal de la Ciudad Universitaria de Madrid, tal y como se planificó en el año 1928. Imagen del libro <i>75 años de la Ciudad Universitaria de Madrid</i>.
Perspectiva ideal de la Ciudad Universitaria de Madrid, tal y como se planificó en el año 1928. Imagen del libro 75 años de la Ciudad Universitaria de Madrid.

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