Barroso pierde el pulso con el Parlamento
El presidente electo de la Comisión Europea retira su equipo para evitar un voto en contra
El Parlamento Europeo adelantó en 1999 el final de la Comisión del luxemburgués Jacques Santer y ayer logró abortar el nacimiento del equipo que había formado José Manuel Durão Barroso. La amenaza de no recibir la confianza de la Eurocámara o, en su defecto, lograr prácticamente en solitario el apoyo de la derecha y los nacionalistas conservadores forzó ayer a Barroso a retirar la propuesta de su equipo. Quedó así cerrada la posibilidad de votar y también la de que entre en vigor el Tratado de Niza, que a este respecto preveía que la UE contara el 1 de noviembre próximo con una nueva Comisión formada por vez primera por un comisario por país. La Comisión de Prodi seguirá en funciones varias semanas para los asuntos corrientes.
Las cartas estaban echadas para Barroso cuando el martes por la noche comprobó que su discurso de investidura de la mañana había logrado atraer hacia el no a la mayor parte de la Eurocámara, cuyo voto de confianza es vinculante. De ahí que, en una decisión pactada de antemano con los grupos políticos, iniciara la sesión ayer ante el hemiciclo asegurando: "He llegado a la conclusión de que, si se vota hoy el resultado, no será positivo para las instituciones europeas o para el proyecto europeo... Necesito más tiempo para encontrar la salida consultando con el Consejo Europeo y el Parlamento para obtener un apoyo fuerte para la nueva Comisión". Recibió el aplauso general.
Apremiado por el Tratado de Niza y la firma, mañana en Roma, de la Constitución Europea, el Parlamento Europeo estaba obligado a votar la investidura del equipo de Barroso hoy como muy tarde. La fórmula elegida permitió sortear la obligación jurídica. "Seguimos en un territorio político por explorar", manifestó el presidente de la Eurocámara, Josep Borrell. "Lo cierto es que, si no hay propuesta, no hay nada que votar". "Sólo hemos parado el reloj", explicó Barroso.
La derrota infligida a Barroso en el hemiciclo viene dada por su negativa a cambiar de cartera al comisario de Justicia, Rocco Buttiglione (católico integrista que arremetió contra los homosexuales, las mujeres y las madres solteras), y por mantener también a otros candidatos muy contestados alegando, además, que un voto en contra de socialistas y liberales (lo previsto) situaría a éstos junto a los extremistas y los antieuropeos. Todavía el lunes, Barroso proclamaba en Bruselas que un voto en contra de su equipo generaría una grave crisis institucional y un "vacío de poder".
Exámenes parlamentarios
Ayer, el ministro holandés de Asuntos Europeos, Atzco Nicolaï, en nombre del Consejo Europeo, daba su acuerdo a la fórmula elegida para gestionar la crisis. "Entendemos la situación", dijo Nicolaï. "La Comisión de Prodi seguirá en funciones para los asuntos corrientes durante el tiempo que sea necesario para que los ciudadanos no perciban que hay un vacío de poder en las instituciones europeas". Minutos después, el presidente holandés, Jan Pieter Balkenende, pidió oficialmente a Prodi que se quede hasta el final de la crisis, a lo que el político italiano respondió afirmativamente. Barroso explicó ayer que espera haber resuelto la crisis "en algunas semanas" e hizo votos por que sea "cuanto antes". Borrell, por su parte, dio por hecho que el proceso no tiene por qué ser largo. "Habrá que repetir algunos de los exámenes parlamentarios"
[sólo a los comisarios nuevos en nuevas carteras; los confirmados ya están admitidos]. La actual Comisión Europea, que preside Romano Prodi, está formada por 30 comisarios (20 de los antiguos 15 miembros y 10 en la sombra de los 10 nuevos socios). Los 11 que repiten mandato han superado fácilmente los exámenes parlamentarios y entre ellos está el español Joaquín Almunia, que repetiría exactamente en la misma cartera, la de Asuntos Económicos y Monetarios.
Se da por supuesto que Barroso prescindirá o, como mínimo, cambiará a los cinco candidatos más polémicos. El presidente electo, que aseguró que reiniciará inmediatamente los contactos con todas las instituciones y las capitales, dijo que cambiará "lo que sea necesario y suficiente".
Según las reglas europeas, los Gobiernos son los que proponen los candidatos a comisarios, y Barroso, como presidente, asigna las carteras. Sin embargo, el político portugués ha reconocido en esta Cámara que las capitales no le han dejado margen de maniobra para mover carteras en esta crisis. Ayer no desveló si la actitud demostrada de los Gobiernos nacionales será ahora distinta. "Es algo que tengo que plantearles", se limitó a decir.
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