Los académicos elogian la utilidad del trabajo en la consolidación del idioma común
Había satisfacción, alegría, mucha esperanza y un sentimiento generalizado de haber logrado algo práctico de mucho alcance entre los miembros de la Real Academia Española que se desplazaron ayer a bautizar el nuevo Diccionario panhispánico de dudas. Algunos se colgaron la medalla que les distingue como tales para la ocasión, otros no. Unos, como Álvaro Pombo, la estrenaban precisamente ayer en un acto oficial de la RAE, y paseaba risueño y con ganas de hablar -"ya sabéis que yo soy muy charlatán", decía- por los pasillos del claustro del monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla.
Pombo se enfrentaba a un estreno eufórico y gastronómico y antes de pasar al almuerzo con los Príncipes y sus colegas decía: "Éste es un diccionario admirable, hay que lanzar el concepto panhispánico porque es verdadero. Tenemos una lengua muy unificada por sus hablantes, que la utilizan de una manera admirable", afirmaba. Pombo lo ha comprobado y dice que, más que por el placer de ver cosas, viaja por el gusto de escuchar a la gente. "He estado en México presentando mi novela Una ventana al norte (Anagrama) y me excitaba más la idea de sentarme en el Zócalo a oírles hablar que ver cualquier monumento. Las palabras recogen modos de vida y el lenguaje hablado es viva voz".
"Es un verdadero hito en el avance de la lengua", asegura Carmen Iglesias
Juan Luis Cebrián también puso acento especial en lo que se habla, aunque en este caso, al referirse a los medios de comunicación: "La radio es más creadora del idioma que la prensa escrita y facilita que la gente se exprese mejor", aseguraba el periodista, escritor y académico. Para Cebrián, el nuevo diccionario tiene una dimensión sobre todo práctica: "Se trata de resolver dudas y lo importante es que lo haga y no genere otras añadidas", afirmó. Los extranjerismos serán para él algo difícil de resolver y no sólo por los que vienen del inglés, sino también por algunos galicismos que llevan a callejones como los de la palabra ordenador. "Ahí hay una división entre los que prefieren computadora, que viene directamente del inglés, y los españoles, que utilizamos ordenador y que viene del francés". Son dilemas pendientes y acuciantes para este nuevo diccionario.
Ante eso habrá que aplicar jarabe de consenso, el que destaca Carmen Iglesias que ha sido crucial para elaborar la obra que ayer se cerró en su primera versión. "Este diccionario es un verdadero hito en el avance de la lengua. Debemos enmarcar la impresionante unidad del idioma, que no se desbarata, sino que se reafirma cada vez más", aseguró la historiadora. Iglesias destacó la regenerada relación de las 22 academias, que nunca han roto sus lazos. "La conexión entre las academias de español ha sido un hecho en los tiempos más difíciles del siglo XIX y el XX, y ha representado un hecho ejemplar cuando las relaciones eran malas por otros motivos".
Más beligerante estaba Arturo Pérez-Reverte, que quiso pasar de manera discreta por Yuso para no quitar protagonismo a quienes realmente han llevado a cabo el proyecto, pero no pudo porque fue abordado por varios periodistas. Para el escritor, el nuevo diccionario es "un instrumento de choque". Y se explica: "Necesitábamos un arma defensiva del español frente a los anglicismos, sobre todo, que debe ser fundamental ante lo que se nos presenta", aseguró. "El español está en una guerra a muerte que vamos ganando y en esta guerra un instrumento así sirve como tanque, como la artillería más eficaz".
Pérez-Reverte confesó su envidia por aquellos que en muchos lugares de América utilizan el idioma como signo de distinción. "En muchos lugares, la utilización correcta es símbolo de educación y respeto. Si hablas bien eres un maestro, no existe allí ningún complejo de inferioridad, cuidan el lenguaje como auténtico patrimonio".
Tampoco la lengua es un organismo ni un conjunto de usos que se marque a capricho de algunos. Es patrimonio de quienes la utilizan a diario, según Luis María Anson, que también se desplazó a San Millán ayer. "El idioma crece aceleradamente y se implanta gracias a la televisión. Los medios han sido decisivos en frases, giros y expresiones. Por mucho que unos pocos quisieron implantar balompié en lugar de fútbol, no pudieron. Baloncesto, en cambio, sí funcionó, pero el uso último lo decide la gente".
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