El mundo editorial español se afianza en una cita con escaso ruido de talonarios
Manuel Vázquez Montalbán, Javier Marías y los 10 años de Actar, motivos de celebración
Literatura, arte, cómics y todo el glamour que haga falta, pero de lo que se trata es de comprar y vender. Los autores en lengua española se van colocando bien y hay además, dentro del barullo, espacio para unas cuantas citas más discretas. Los traductores alemanes de la poesía de Manuel Vázquez Montalbán lo recordaron, con Maruja Torres y Carlo Feltrinelli de invitados especiales; Javier Marías presentó la traducción de la primera parte de Tu rostro mañana y, entre otras cosas, Actar celebró con jamón -un milagro entre tanta salchicha- los 10 años de su arriesgada empresa.
"Nunca tengo nada establecido de antemano", comentó Javier Marías, "no hay ningún plan, no sé lo que voy a encontrar". "Salvo excepciones como Dickens y Cervantes, nunca me han gustado los libros largos, por eso voy entregando esta última novela a trozos". "Tendrán que perdonarme los que esperaban que terminara en el segundo volumen, pero sólo podrán saber el final con la tercera entrega". El título de Tu rostro mañana. Fiebre y lanza es en alemán Dein Gesicht morgen. Fieber und Lanze, y acaba de publicarse en Clett Kotta, poco antes de que aparezca en español la segunda parte: Baile y sueño (Alfaguara). Marías se reunió con sus lectores, que aprovecharon para preguntarle de todo. El peso de la Guerra Civil en el libro, su posición frente a la crítica, la diferencia entre sus artículos y sus novelas.
Ahí, en la feria, si uno pasa por la zona de los agentes literarios el ritmo es de síncope, y también se forman corrillos junto a las figuras: Peter Esterhazy, que recibe mañana el Premio de la Paz, firmaba ejemplares como un poseso. Mientras tanto, en algún rincón más escondido, Marías hablaba de literatura el miércoles. Y ese mismo día, en otro, Willi Zurbrüggen, Maralde Meyer Minnemann y Theres Moser, sus traductores, se acordaban de Manuel Vázquez Montalbán. Posguerra española, barrio chino, lucha política contra Franco, sed de vida y puro gusto por el placer, años de cárcel, ironía contra el poder, capacidad de trabajo, timidez, una ristra de diversos platos e inteligencia: he ahí, aproximadamente, el menú servido. Maruja Torres suspiró: "¡Cómo le hubiera gustado ver que el túnel del aznarismo tenía final!".
Un poco de literatura y otro poco de diseño, arquitectura, fotografía... Diez años: así que había que celebrarlo. Actar no está con el resto de editoriales españolas. Su sitio es el de los sellos que tienen más que ver con el arte, y su proyecto ha sido el de arriesgarse a contar de otra manera cómo se proyecta y se dibuja (y, por tanto, se vive) actualmente y lo han hecho, además, convirtiendo las páginas de sus libros en una aventura. Así que brindaron por haber superado las durezas de una empresa complicada. Lo han hecho con un nuevo número -Connection- de su revista Verb y con otro dedicado a la Librería Pública de Seattle, de Rem Koolhaas. Enhorabuena.
Por lo que se refiere a negocios, ya no es tiempo del disparate de las grandes cifras. Aun así, en Tusquets celebraron ayer que Los aires difíciles, de Almudena Grandes, vaya a publicarse en el mercado de lengua inglesa simultáneamente en Australia, Estados Unidos y el Reino Unido.
En Alfaguara ya han cerrado la traducción de la última novela de Bernardo Atxaga, El hijo del acordeonista, al alemán en Suhrkamp y han caído ofertas de otra decena de países, mientras vendían también El desbarrancadero, de Fernando Vallejo, al mercado estadounidense, donde también se han colocado a Manuel Vicent y a Manuel Rivas.
En Planeta han recibido ofertas por las novelas de Matilde Asensi, Isaac Rosa y Emili Teixidor, y en Siruela andan sorprendidos por el interés que ha despertado un texto juvenil: La venganza de los niños cucu, de Javier Gregori.
Jorge Herralde, de Anagrama, no puede quejarse de la excelente marcha de Roberto Bolaño, Enrique Vila-Matas y Rafael Chirbes. Y, en fin, en Plaza y Janés las alegrías las ha traído La hermandad de la sábana santa, de Julia Navarro, que se ha vendido a nueve países, y Jorge Bucay las ha llevado con su capacidad de seducción (y de ventas) a RBA.
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