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Reportaje:

Pinochet se queda solo

Acusado de crímenes y corrupción, sin apoyo de la derecha, el ex dictador chileno protagoniza un desolado ocaso

El ex dictador Augusto Pinochet logró ayer diferir por segunda vez el interrogatorio del juez Juan Guzmán, previsto para hoy, después que la Corte de Apelaciones de Santiago acogiera a trámite una petición de su defensa para inhabilitar al magistrado por su supuesta animadversión contra el general. Cuando faltan dos días para que se cumplan 31 años del golpe de Estado con que -el 11 de septiembre de 1973- derrocó al presidente Salvador Allende, el ex dictador prefiere el poco decoroso camino de intentar eludir al magistrado porque cree que lo procesará. A los 89 años, Pinochet vive un crepúsculo solitario, con sus partidarios apartándose de él, acusado de crímenes, al borde de su procesamiento y, lo que para muchos es más grave en este país, de corrupción.

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Si la conmemoración del 11 de septiembre del año pasado estuvo marcada por la reivindicación de Allende, que entregó su vida en defensa de la democracia y no se rindió a los militares golpistas, la de este año está teñida por Pinochet, cuya imagen se desmorona en un tardío ajuste de cuentas del país con su pasado.

Desde que las cortes de Apelaciones y Suprema desaforaron al general en sendos fallos por la presunción fundada de su participación en 19 de los crímenes cometidos por la Operación Cóndor -la articulación de los aparatos represivos de las dictaduras suramericanas en los años setenta y ochenta-, pero sobre todo desde que una comisión senatorial de EE UU descubrió que tenía cuentas secretas depositadas en el Banco Riggs por hasta ocho millones de dólares, la derecha lo ha abandonado a su suerte para que lidie solo con sus fantasmas.

"Asistimos al derrumbe definitivo del ex dictador entre sus partidarios", afirma el senador socialista Carlos Ominami. Aunque nadie duda de la brutalidad de su régimen y las violaciones a los derechos humanos, hasta su arresto en Londres en 1998 y la demencia senil usada para eludir la justicia en Chile, "lo creían valiente y honesto", sostiene. Pero la imagen de honesto de Pinochet se desplomó, y con cada explicación "se agrava más su situación; es algo patético", agrega.

La última explicación fue del albacea del ex dictador, Óscar Aitken, un abogado y oficial retirado conocido en el Ejército como el contador de Pinochet, que estimó el patrimonio del general en 15 millones de dólares, acumulados con rentabilidades anuales del 30%, en una entrevista al diario conservador El Mercurio. La cifra es más del doble de los seis millones de dólares que Pinochet puso a disposición del juez Sergio Muñoz, que investiga sus cuentas secretas, pero mucho menos de los 100 millones de dólares que declaró como patrimonio al Banco Riggs.

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Las réplicas llovieron. El ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, dijo que si un funcionario de alta responsabilidad y dedicación exclusiva acumula esta fortuna "hay que denunciarlo, porque lo más probable es que esté robando". El presidente Ricardo Lagos afirmó que el juez debe investigar cómo se logran "cifras tan asombrosas". En España, el abogado Joan Garcés amplió al albacea la querella que presentó contra Pinochet por alzamiento de bienes y lavado de dinero, por su participación en la formación de la sociedad Abanda Limited en las islas Vírgenes para burlar el embargo de bienes de Pinochet decretado por el juez Baltasar Garzón.

Las denuncias de su corrupción han provocado "la pérdida de la inocencia de la derecha ingenua, que fue tan víctima como los demás", afirma el sociólogo y director del Centro de Estudios Avance, Antonio Cortés Terzi. Después de quebrar lanzas por Pinochet e integrar su régimen, la derecha lo desecha hoy desencantada y por razones electorales. "Esto es bueno para Chile: ayuda a que se termine definitivamente el pinochetismo y facilita la renovación de la derecha, para que suelte su lastre de la guerra fría mientras en el Ejército, donde más impacta el desastre moral de Pinochet, permite que se distancien más del pasado", agrega Cortés Terzi.

Pinochet sale de un hospital de Santiago el pasado 27 de agosto.
Pinochet sale de un hospital de Santiago el pasado 27 de agosto.REUTERS

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