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Rojo propone abrir la principal comisión del Senado a las lenguas cooficiales

ERC lo considera "claramente insuficiente" y el PP dice que el castellano "es la lengua común"

Carlos E. Cué

El presidente del Senado, el socialista Javier Rojo, tiene preparada una propuesta para tratar de resolver el conflicto de la utilización de las lenguas cooficiales -catalán, gallego y euskera- en la Cámara alta. En septiembre negociará con los grupos su idea, que consiste en abrir progresivamente el paso a estas lenguas. La primera medida consistiría en utilizarlas en la Comisión General de las Comunidades Autónomas, una especie de minisenado donde están representadas todas las autonomías. Una vez consolidada allí la fórmula técnica para la traducción, se podría extender a los plenos y demás comisiones.

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Javier Rojo dice que esta reforma, que implicaría un mínimo retoque del reglamento del Senado, tiene que partir necesariamente del consenso entre todos los grupos, no surgir de la crispación, y responder a la filosofía de que "las lenguas cooficiales son un patrimonio de todos los españoles, no sólo de quienes las hablan". En esa línea se pondrá a trabajar con todos los portavoces en cuanto empiece la actividad, en septiembre. Además les propondrá, como gesto para demostrar la voluntad política del PSOE, que la página web del Senado se publique en castellano, catalán, gallego y euskera. Ahora sólo hay un acceso para leer la página en inglés, lo mismo que sucede en la del Congreso.

El PP, grupo mayoritario en el Senado, no se opone rotundamente, pero no lo ve claro. Su portavoz en la Cámara alta, Pío García Escudero, aclara que su grupo "respeta todas las lenguas, que se usan habitualmente sin problemas en los Parlamentos autonómicos", pero entiende que la experiencia no aconseja ampliar la utilización de otras lenguas en el Senado. Actualmente, el único momento en que pueden emplearse, según recoge el artículo 56 bis 7 del reglamento de la Cámara alta, es en el debate del estado de las autonomías, que debería celebrarse anualmente pero no se convoca desde 1997 por decisión política del PP.

García Escudero recuerda que aquel año, cuando los presidentes autonómicos hablaron en sus lenguas, "se vio que se dirigían más a su público, a sus cuestiones locales, que al interés general de lo que allí podían discutir entre todos". Además, sostiene que "la imagen de los senadores con auriculares no es buena para los ciudadanos. No entendemos por qué no podemos optar por lo más sencillo, que es comunicarnos en la lengua común que entendemos todos, sin dejar de respetar las otras".

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Por motivos bien diferentes, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) tampoco ve con buenos ojos esta iniciativa. Este partido, que apoyó la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero y gobierna con los socialistas en Cataluña, quiere ir mucho más allá. Sus diputados y senadores han protagonizado varias escaramuzas tanto con Rojo como con el presidente del Congreso, Manuel Marín, por su empeño de utilizar el catalán en los plenos a pesar de que no está contemplado en el reglamento.

Joan Tardá, portavoz adjunto de ERC en el Congreso, explica que "si ésta es la oferta del PSOE, es que vamos muy mal. Es claramente insuficiente. En 2004, y después de 25 años de retraso en el reconocimiento del catalán en toda España, no podemos andar con parches. Nosotros queremos que se reconozca el derecho a utilizar las lenguas cooficiales en el Congreso y en el Senado, en todos los plenos. Eso es irrenunciable. Ése es el aspecto político importante. Queremos aprovechar estos cuatro años para recuperar el tiempo perdido. Nosotros no tenemos miedo al ridículo. Seguiremos forzando la máquina y hablando catalán en los plenos. Es una prioridad política. Una vez logrado el reconocimiento político se podrán arreglar los problemas técnicos".

Precisamente esos problemas son los que preocupan a Rojo, aunque también al PP. El presidente del Senado, que confía en lograr el acuerdo de todos los grupos, explica que ya se ha habilitado una sala especial, pensada para hacer traducciones al inglés y francés para cuando lleguen invitados extranjeros, y allí se podría hacer la traducción de las lenguas vernáculas para ver cómo funciona.

Rojo se ha puesto en contacto con los Parlamentos vasco y catalán, y espera hacerlo con el gallego, para que esas instituciones, que tienen experiencia en la traducción, colaboren con el Senado. Quiere, en todo caso, que el debate se realice sin crispación. "Tengo el recuerdo de cómo se hizo en el País Vasco, con mucha tensión y mucha politización. No se pueden utilizar los idiomas como arma arrojadiza. Hay que normalizar su uso en las instituciones, ponerlo al nivel de normalidad que ya está en la calle, sobre todo entre las nuevas generaciones".

La Comisión General de las Comunidades Autónomas, la principal del Senado, puede tratar cualquier asunto, y allí están representados los Gobiernos autónomos, el Ejecutivo central y los grupos parlamentarios de la Cámara alta. Pueden acudir presidentes o consejeros. En lo que va de legislatura se ha reunido dos veces, un ritmo mucho mayor del habitual. Una, para que el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, expusiera las líneas de su departamento, y otra para debatir el Plan Hidrológico Nacional, con la presencia de los presidentes de Aragón, la Comunidad Valenciana y Murcia.

Rojo se refirió también a la Conferencia de Presidentes, un nuevo órgano que promueve el Gobierno de Zapatero. Ante la posibilidad de que se reúna por primera vez en noviembre en La Moncloa, y no en el Senado, Rojo dice que "obviamente", él prefiere que sea en la Cámara alta, aunque "lo importante es que se haga, y que vayan todos los presidentes, especialmente el lehendakari".

El PP también quiere que se haga en el Senado. Su secretario de Comunicación, José María Michavila, explicó que los presidentes autonómicos del PP acudirán a esa cita porque su partido está dispuesto a dialogar "sobre cualquier cosa", aunque quiere que antes Zapatero "deje clara su postura sobre el modelo de Estado que desea" y acepte la reunión que le ha pedido el líder del PP, Mariano Rajoy. "Zapatero vive en la confusión. Tiene que definirse. Es la única manera de que esa conferencia sirva para algo", afirma Michavila.

El presidente del Senado, Javier Rojo, con el <i>lehendakari,</i> Juan José Ibarretxe, en marzo de 2002.
El presidente del Senado, Javier Rojo, con el lehendakari, Juan José Ibarretxe, en marzo de 2002.P. J. PHANSE

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