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El Gobierno de Irak integra en el nuevo Ejército a militares del antiguo régimen

EE UU quiere reemplazar parte de las tropas de ocupación por soldados iraquíes

El Gobierno interino iraquí trata a marchas forzadas de construirse un Ejército después de que el Pentágono, durante el testimonio ante el Congreso norteamericano del subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, el 25 de junio, haya reconocido que fue un "error" el desmantelamiento del Ejército de Sadam Husein. Casi un año y medio después de la invasión estadounidense, Irak se ha visto forzado a abrir sus puertas a los uniformados del antiguo régimen, convencido de que son los únicos que pueden poner fin al caos y la inseguridad que azota el país.

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El ministro iraquí de Defensa, Hazem al Shaalan, declaró la semana pasada que estudia reemplazar a las 160.000 tropas de la Coalición destacadas en diversas ciudades del país por fuerzas iraquíes, pero de momento eso es más un sueño que una realidad. El Ejército iraquí no sólo necesita efectivos, sino también armamento con el que ejercer su labor de control y cuarteles en lugar de ruinas.

Según estimaciones de consejeros de Defensa occidentales, desde que Ayad Alaui se convirtiera el 1 de julio en primer ministro y permitiera la vuelta a las armas de los antiguos militares, se han reclutado unos 50.000 efectivos, de los que 39.000 se han incluido en la Guardia Nacional, que no es el Ejército propiamente dicho, sino una especie de Guardia Civil. De los 11.000 restantes, sólo se han integrado plenamente en el Ejército regular 4.000 hombres; el resto sólo se ha registrado o está en fase de entrenamiento.

Los expertos consideran que, para controlar las fronteras iraquíes y hacer frente a la insurgencia, Irak debería tener un Ejército con 80.000 efectivos, relativamente pequeño si se lo compara con el de Sadam, que tenía 400.000. "De esos 400.000 efectivos, el 60% no confiaba en el dictador y entre ellos había 2.000 oficiales que no eran baazistas", dice Mayid Mohamed al Shameri, coronel de la Fuerza Aérea hasta 1991. Para Shameri, uno de esos 2.000 oficiales y jefe de Ingenieros del Equipo de Reconstrucción de la Coalición, "es una vergüenza que se abran las puertas a miembros de un Ejército que mató a su pueblo en lugar de defenderlo".

El antiguo coronel, al igual que la mayoría de los iraquíes, considera un "grave error" que el Pentágono desmantelara el Ejército iraquí y sostiene que Alaui debería haber llamado a todos los oficiales no baazistas para formar el nuevo cuerpo castrense.

La realidad actual exige un Ejército menor, no sólo para que no amenace a la potencia dominante, sino también por la existencia de las milicias chiíes, que controlan el sur del país, y porque los kurdos tienen sus propias fuerzas de defensa, los peshmergas, compuestas por 70.000 hombres. Hasta que se elabore una nueva Constitución y los dirigentes kurdos la acepten, ya han advertido que no autorizarán la entrada de tropas iraquíes en su zona, que desde 1991 disfruta de una independencia de facto, tras la prohibición de la ONU de que los aviones de Sadam sobrepasaran el paralelo 36.

La Guardia Nacional, que, según el ministro de Defensa, será la que sustituirá a las tropas extranjeras desplegadas en el interior de las ciudades, ya ha recibido casi la totalidad de las armas que necesita, aunque carece de blindados, vehículos y equipos de comunicación. El Ministerio de Defensa iraquí ya ha alcanzado un acuerdo con los Gobiernos de la Coalición para que le suministren 130 blindados, 12 aviones y varios helicópteros.

Estados Unidos no sólo desmanteló el Ejército de Sadam, sino todo el servicio de espionaje, tanto interior como exterior, otro error que los norteamericanos están pagando caro al enfrentarse a una insurgencia que no se sabe de dónde viene; de ahí que las puertas se hayan abierto también para los antiguos agentes. El nuevo Gobierno está sediento de un servicio de información que le ayude a contactar con quienes dirigen la resistencia para tratar de poner fin a ésta.

Según datos de la Coalición, en la actualidad hay 90.000 policías en acción, pero tanto diplomáticos como expertos sostienen que su preparación es muy floja. Algunos sólo han tenido un cursillo de entrenamiento de dos meses, por lo que no tienen ni la capacidad ni el olfato para luchar contra un crimen organizado rampante y, mucho menos, para apoyar a la Guardia Nacional a luchar contra la multitud de atentados que sufre el país a diario.

Balkis Mohamed Yoade, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Bagdad, afirma que el régimen de Sadam empleaba casi cinco millones de personas en los servicios de seguridad, desde la policía al Ejército, pasando por la temida Muhabarat, la policía secreta. Según Balkis, la resistencia procede del desmantelamiento de esos cuerpos, que "ha dejado en el paro a cientos de miles de personas, la mayoría de las cuales no tiene las manos manchadas de sangre" y su reinserción sería muy valiosa para dar seguridad a la población. "En el antiguo régimen todo el mundo se conocía y es fácil apartar los elementos indeseables, muchos de los cuales ya se han establecido en otros países".

Cortejo fúnebre del coronel del Ministerio del Interior Musad al Auadi, asesinado el lunes a tiros en Bagdad.
Cortejo fúnebre del coronel del Ministerio del Interior Musad al Auadi, asesinado el lunes a tiros en Bagdad.AP

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