Los escritores cubanos se rebelan contra el sistema a través de la literatura negra
Lorenzo Lunar gana dos premios con su novela 'Que en vez de infierno encuentres gloria'
Lorenzo Lunar (Santa Clara, Cuba, 1958) y Amir Valle (Santiago de Chile, 1967) son dos escritores cubanos representativos de la llamada generación de los noventa, conocidos también como los novísimos. Con Que en vez de infierno encuentres gloria, Lunar acaba de ganar dos premios de novela negra, el Brigada 21 y el Novelpol. Esta novela y Entre el miedo y las sombras, de Valle (publicadas en Zoela), son finalistas del Premio Hammett que se fallará al final de la Semana Negra. Ambos autores viven en Cuba, afirman que escriben desde la marginalidad y ambos utilizan el género negro, de forma excelente, para explicar lo que sucede en su país. Los dos están en Gijón para participar en la Semana Negra.
A la primera Semana Negra de Gijón, hace 17 años, asistieron algunos escritores cubanos con novelas no demasiado buenas, en general de espionaje. Como cuenta Lorenzo Lunar (Santa Clara, Cuba, 1958) en su ensayo El que a hierro mata, se seguían fórmulas estimuladas por el Ministerio de Cultura cubano. Solía haber un protagonista colectivo, el Comité de Defensa de la Revolución; una viejecita simpática y vigilante y un obrero de recio carácter. También incluían un criminal colectivo: "El conjunto de tipos apáticos al proceso revolucionario que no participan en las tareas revolucionarias y que se relacionan con familiares y amigos contrarrevolucionarios y por lo tanto residentes en Estados Unidos".
Las cosas han cambiado mucho. La novela negra dirigida fue languideciendo. Tras el hundimiento del bloque socialista, la situación en Cuba se complicó mucho y estalló la realidad: prostitución, desempleo, corrupción, escasez de alimentos y de objetos básicos. Surgió una nueva generación de escritores, con Leonardo Padura a la cabeza y su tetralogía Las cuatro estaciones (Tusquets), que ya analiza críticamente la sociedad cubana de los ochenta.
El escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II, imbatible fundador y director de la Semana Negra -y que por cierto acaba de sacar en bolsillo (Booket) dos libros muy recomendables, Días de combate y Cosa fácil-, califica el actual esplendor de la novela negra de "neopolicial iberoamericano".
Que en vez de infierno encuentres gloria es una novela de apenas 120 páginas, de una rara intensidad. Cundo, un viejo borracho, aparece asesinado. Leo Martín es el jefe del Sector de la Policía de un barrio marginal de Santa Clara, el mismo en que vive Lunar. La investigación dura 24 horas y el escritor presenta una afortunada galería de personajes, tan bien documentados que parecen de carne y hueso. Lunar traza un impresionante retrato de ese barrio marginal, que acaba convirtiéndose en el Monstruo, el verdadero protagonista de la historia. "La geografía del barrio es real, los personajes no", explica Lunar, aunque admite que hay mucho de sí mismo en la figura de Leo. No es una novela autobiográfica. "Pero sí hay toda mi experiencia vital acumulada a lo largo de los años en ese barrio". "El barrio es una metáfora del país. En Cuba se vive así, buscando el huevo de contrabando que te vas a comer por la tarde".
Realidad tragicómica
Hay mucho humor, pero negro, en Que en vez de infierno encuentres gloria. "En la novela, como en Cuba, es preferible reír que llorar. Es un humor negro tristón. Vivimos una realidad tragicómica. Es cómica para el que la ve desde fuera y trágica para los que estamos dentro". Lunar, como uno de los personajes de su libro, estuvo en Angola. "Tenía 19 años, quería dejar a una mujer que tenía entonces, quería viajar, comprarme unos vaqueros y una grabadora. Además, estaba muy mal visto decir que no cuando te pedían que fueras a ayudar a un país hermano. Y la verdad es que nos creímos las consignas. A Cuba le correspondía ayudar a los pueblos. Ya en Angola me di cuenta de que las cosas no eran como nos habían dicho. Luego vino la gran desilusión. Angola sigue siendo uno de los grandes síndromes que sufre Cuba, no sólo mientras duró la guerra, sino también después. ¿Para qué fuimos y por qué? No hay respuesta. No hay familia cubana que no tenga un héroe o un mártir de esa guerra".
Si Lunar escribe desde dentro pero desde una cierta distancia, las novelas de Amir Valle están llenas de furia y rabia. "Yo no puedo contar las cosas cinematográficamente, no quiero explicar la realidad. Mi objetivo es mostrar una reflexión sobre esa realidad. Y la realidad que vivimos hoy es que hay que delinquir a todos los niveles para sobrevivir. Sí, hay algo de dolor y rabia, porque vivo allí y porque me duele". "Cuba lleva más de 20 años sobreviviendo exclusivamente del mercado negro".
Entre el miedo y las sombras es la tercera novela de una serie iniciada con Las puertas de la noche y Si Cristo te desnuda, protagonizadas por el policía Alain Bec, aunque en Entre el miedo y las sombras sólo aparece como referencia. Alex Varga, un viejo mafioso que ha ayudado a Bec en diversas ocasiones, encuentra tres cadáveres en una tumba de su propiedad. Averiguar qué ha pasado le llevará de nuevo al mundo secreto de La Habana más oculta para encontrarse de lleno con el mercado de la droga y con las conexiones de los capos de la droga con ciertas esferas de poder. En las anteriores, trató temas como el turismo homosexual en La Habana o la explotación sexual de los niños.
Lorenzo Lunar y Amir Valle no se sienten "reprimidos" en Cuba, pero sí reciben presiones. "El que se nos publique fuera significa que estamos dando armas al enemigo, que nos prestamos a ser manipulados". Les duele que les ignoren oficialmente en su tierra y que les hayan apartado de los encuentros literarios. Pero están convencidos de lo que hacen. "En Cuba tenemos una historia incompleta. Sólo vale el punto de vista oficial. La otra visión, la real, la damos nosotros con nuestra literatura", concluye Lunar.
Babelia
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