Sexo sin educación
La educación sexual, el acceso normalizado y no semiclandestino a los métodos anticonceptivos y, en general, las políticas de prevención frente al embarazo no deseado constituyen el mejor antídoto frente a una práctica del aborto que suponga forzar un acto siempre traumático para la mujer y que debe ser decidido con libertad y responsabilidad. El último estudio sobre el aborto en España, hecho público por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, sigue detectando un aumento de embarazos entre las adolescentes menores de 18 años y del recurso al aborto como solución extrema no deseada. Si en 1990 sólo el 21% de las menores de 18 años interrumpieron su embarazo, en 2001 lo hicieron la mitad. Y parecida evolución se observa entre las jóvenes de 20 a 24 años.
Si algo demuestran estas cifras son las enormes carencias que lastran la eduación sexual en España, donde los poderes públicos siguen sin afrontarla con decisión en la escuela y tampoco se preocupan, salvo esporádicamente, de ofrecer una información permanente y actualizada a los jóvenes sobre los métodos de prevención del embarazo y de ponerlos a su alcance. Quizás porque temen soliviantar-o comparten en buena medida sus puntos de vista, como ha sucedido con el anterior Gobierno- a aquellos sectores religiosos y sociales que consideran la educación sexual y las campañas de información sobre anticonceptivos como un estímulo al sexo y que son al mismo tiempo los más beligerantes contra el aborto. Hay que recordar la que armaron hace tan sólo una docena de años a causa de la campaña oficial Póntelo, pónselo, de prevención frente a los embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, denunciándola ante los tribunales por atentado contra la moral, la intimidad y la libertad religiosa.
La educación sexual desde edades tempranas y una oferta diversa y accesible de anticonceptivos a los jóvenes constituyen, sin embargo, las mejores fórmulas conocidas para atajar el incremento de embarazos no deseados y de abortos entre adolescentes. Los poderes públicos deben actuar en consecuencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.