Giscard: "La Constitución de la UE es un buen texto para Europa y para los europeos"

La Constitución de la UE aprobada el viernes "es un buen texto para Europa y para los europeos", afirmó ayer el francés Valéry Giscard d'Estaing, quien presidió la Convención sobre el futuro de Europa que redactó el proyecto de la ley fundamental. El ex presidente francés se mostró "optimista", aunque "puede haber dificultades en algunos países", sobre la ratificación de la Constitución en los 25 países de la Unión, un proceso que, en su opinión, debiera tener como límite temporal el 1 de julio de 2006. El ex presidente auguró que la cooperación del eje franco-alemán "continuará".

"Se ha salvado lo esencial del texto de la Convención. Se ha respetado prácticamente el 90%. No había alternativa a nuestra propuesta. Con las reglas anteriores, Europa no estaría en condiciones de funcionar", afirmó Giscard en respuesta a las diversas preguntas sobre los recortes y rebajas que se incluyeron en la Carta, especialmente para sortear las líneas rojas marcadas por el Reino Unido para que se mantuviera el derecho al veto en fiscalidad, seguridad social o cooperación judicial penal.

Recordó Giscard que fueron algunos Gobiernos socialistas o socialdemócratas los que optaron por mantener el derecho al veto en áreas tan sensibles como las relativas a la Europa social, entre otras razones, porque aún resulta imposible que, en un grupo de países tan diferentes, puedan aprobarse normas comunes sobre el régimen de jubilación, el salario mínimo interprofesional o las condiciones de protección social para todos los ciudadanos. "Es un texto ambicioso, a la altura de lo que Europa necesitaba", agregó el belga Jean-Luc Dehaene, quien fue vicepresidente de esa Convención.

Giscard y Dehaene coincidieron en afirmar que hay que trabajar con la única opción de que todos los países, a través de los Parlamentos nacionales o de referendos, ratificarán la Constitución, pero el ex presidente francés manejó dos hipótesis: si son bastantes los que la rechazan, la UE tendrá que seguir aplicando el Tratado de Niza hasta encontrar otra salida; si son sólo "algunos" y cuatro quintas partes de los Estados (20 ahora) la aprueban en el plazo de dos años, la propia Constitución ya prevé abrir "un periodo de reflexión" para que los líderes de la Unión decidan qué hacer.

Al comentar el hecho de que la Constitución no recoge ninguna referencia a la "herencia cristiana" en Europa (la pedían siete países, con Polonia e Italia al frente), el ex presidente de la Convención dijo que él mismo había recomendado que no hubiera tal alusión. "Ya es un avance sin precedentes que se citen las herencias religiosas, culturales y humanistas", señaló. El ministro polaco de Exteriores, Wlodzimierz Cimoszewicz, se consoló al concluir la cumbre europea del viernes cuando dijo que "Dios está en todas las partes: desde el preámbulo hasta el último artículo de la Constitución".

Giscard se refirió a la estrecha colaboración que mantienen París y Berlín con respecto al proyecto de construcción europea y auguró que "esa cooperación continuará". Estos días, de entrada, en la búsqueda de un candidato para presidir la Comisión Europea, una vez que el primer ministro británico, Tony Blair, vetó para el puesto al primer ministro belga, el liberal Guy Verhofstadt, avalado por el eje franco-alemán.

Ronda de consultas

El primer ministro irlandés y actual presidente de la UE, Bertie Ahern, ha iniciado una nueva ronda de consultas para ver si hay un nombre de consenso. Si lo encuentra, convocará una cita de líderes el día 27 o el 30 en Bruselas. Los nombres más mencionados ahora son el ministro francés de Exteriores, Michel Barnier; el Alto Representante para la Política Exterior, Javier Solana, y el primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker. La prensa británica publicó ayer que Blair vetará al primero si es presentado. El líder del Partido Popular Europeo (PPE) en la Eurocámara (el que más escaños tiene), Hans-Gert Poettering, ha dicho que no apoyaría al español porque no reflejaría el resultado de las recientes elecciones europeas. Y Juncker insiste en que quiere seguir a toda costa de primer ministro luxemburgués.